lunes, 30 de diciembre de 2019

Estamos a tiempo

Estamos a tiempo


Por Guillermo Moreno, Claudio Comari, Sergio Carbonetto

Para nada es novedoso decir que el exitoso desenvolvimiento de las economías nacionales está significativamente determinado por la adecuación al contexto internacional en el que se desarrollan.

Noticias destacadas, como la paralización del Tribunal de Apelaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o la ratificación del Brexit vía el triunfo de Boris Johnson en el Reino Unido, son interpretados, por algunos analistas, como anomalías del orden vigente desde la culminación de la Guerra Fría.

Para otros, sólo se trata de nuevas evidencias del cambio en la arquitectura de las relaciones económicas mundiales, que deja atrás a la globalización y da paso a un Nuevo Orden Internacional (NOI).

Es un proceso que, lejos de ser sorpresivo, se viene desarrollando paulatinamente, y así lo hemos venido señalando.

A principios de 2017, consideramos como el punto de inflexión para dar fin a la globalización a la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos (EE.UU.); así lo anunciaban, como manifestamos en nuestro artículo "El mundo actual facilita los modelos de desarrollo nacional", sus expresiones "renegociaremos o saldremos de la OMC, que es un desastre" o "la Unión Europea se construyó para derrotar comercialmente a Estados Unidos".

Entonces, pronosticamos que, lejos de tratarse de una abstracción de escasa relevancia, un Nuevo Orden Internacional (NOI) se materializaría y consolidaría a nivel global, como lo evidenciaba el rumbo que seguían actores relevantes como los EE.UU. y la Federación Rusa (FR), y las alternativas que se manifestaban frente a la crisis imperante en Europa, entre otros signos.

Ese NOI se caracteriza, esencialmente, por la puesta en valor de los vectores de competitividad de las economías nacionales, y, en nuestro país, ellos no pueden ser otros que los asociados a las rentas extraordinarias (1).

Del análisis del derrotero histórico de los sucesivos ordenamientos internacionales hegemónicos, surgen las evidencias que nos permiten entender el presente (y prever el futuro) del mundo en el que la Argentina se inserta.

Génesis y apocalipsis de la fallida globalización

La Conferencia de Yalta, en las postrimerías de la II Guerra Mundial, configuró las relaciones entre los países en las décadas que vendrían, sobre dos polos encabezados por EE. UU. en occidente, y la URSS en el "mundo Socialista", cuya confrontación se desarrolló bajo la forma predominante de "la Guerra Fría".

Poco antes, los países futuros ganadores de la guerra reunieron a sus representantes en la conferencia de Bretton Woods, de donde emergerían tres instituciones fundamentales para el mundo capitalista, ya que los países alineados en el "bloque socialista" no llegaron a formar parte o se retiraron rápidamente de ellas.

En primer término, se creó el Fondo Monetario Internacional (FMI), seguido por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), hoy componente del Banco Mundial (BM).

En tercer lugar, el otro legado, fue el compromiso de terminar con el proteccionismo y fomentar la apertura comercial con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). que luego derivaría en la OMC (1995).

La Guerra Fría, que tipificó al mundo durante décadas, quedó atrás con la desintegración del bloque socialista y la caída del muro de Berlín.

El conjunto victorioso, liderado por los EE.UU., hegemonizó las relaciones internacionales, dando origen a un orbe "unipolar" (salvo excepciones), al que conocimos como "globalización", definiendo sus "teas votivas" en las premisas a las que se dio en llamar "el Consenso de Washington" y su decálogo.

En la arquitectura de este orden, hegemónico y excluyente, dos de las instituciones nacidas en Bretton Woods, se convertirían en sus pilares fundamentales: el FMI como regulador del sistema financiero internacional y, principalmente la OMC, como custodio de la libertad de los mercados.

Como hemos destacado en anteriores oportunidades, la aceleración del proceso de concentración y centralización del capital incrementó los niveles de injusticia a escala planetaria, provocando reacciones, entre las que podemos mencionar:


  • el fracaso en la integración del área de libre comercio (ALCA) en la IV Cumbre de las Américas en el año 2005,
  • la Administración del Comercio Exterior (ACE) implementada en nuestro país a partir del año 2012, y
  • la negativa de naciones relevantes (como la FR) a subordinar sus intereses a las conveniencias del librecomercio.

Pero, sin duda, el punto de inflexión, que determinó la definitiva obsolescencia de la "globalización", fue la irrupción, desde el seno del establishment productivo de los Estados Unidos de Norteamérica, de Donald Trump como su presidente.

Consolidación del NOI

En nuestro artículo "Lo que ocupa a Trump a Macri ni lo preocupa" (BAE Negocios, 27/11/17) destacábamos algunas de las decisiones del mandatario norteamericano, absolutamente incompatibles con las premisas de la globalización:


  • el retiro de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, su sigla en inglés), emblema de las administraciones precedentes y de la candidata demócrata Hillary Clinton;
  • la renegociación del NAFTA con Canadá y México, acuerdo que acaba de ser concretado, sobre bases que se apartan significativamente de su matriz filosófica inicial, dando origen al "Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá" (USMCA, por su sigla en inglés), que, entre otras consecuencias, producirá un sustantivo incremento en los salarios de los obreros de la industria automotriz mexicana; y


  • la Administración del Comercio Exterior, especialmente relacionada con productos provenientes de la República Popular China y la Unión Europea (UE).

De la misma matriz, provienen las sanciones económicas a empresas que asumen proyectos considerados riesgosos para la seguridad de EE.UU. o estratégicamente inconvenientes, como las determinadas contra la compañía china Huawei, o las impuestas a las empresas europeas que participan de la construcción del gaseoducto Nord Stream2, que facilitaría la venta de gas proveniente de la FR a la República Federal de Alemania.

Ese contexto, que a su vez marca el ritmo de avance del NOI, le permitió a la economía norteamericana acelerar la tasa de crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB), y alcanzar el menor desempleo en 50 años.

Así los EE.UU. se dirigen a la recuperación de su "zona de confort", enancados en las ventajas derivadas de su "revolución energética". Como señalamos en "Nacionalistas, Globalizadores y las decisiones de inversión", dicho proceso se basa "en la aptitud comercial que adquirieron los yacimientos de shale gas y shale oil", que permite "obtener una reducción de los costos primos de sus productos, ganancia de competitividad que a su vez acelera el ritmo de crecimiento de su economía".

Este NOI, implica a su vez una redefinición de los "beneficiarios" y "perjudicados", al erigirse como protagonistas estelares los insumos energéticos.

Hoy, los países que fueron los principales competidores industriales de EE.UU. (especialmente China y los de la Unión Europea), deben abastecerse de grandes proveedores de combustibles que no están interesados en bajar significativamente los precios (la FR) o que atraviesan situaciones por las que no pueden aumentar los volúmenes de abastecimiento o convertirse en proveedor confiable (Medio Oriente) para los proyectos de largo plazo.

Los intereses convergentes, tanto como los límites de la globalización, son el sustrato del NOI y, tener en claro cuáles países serán los "ganadores" y cuáles los "perdedores", permite orientar adecuadamente la política internacional.

En sintonía con esta reconfiguración, el Reino Unido acaba de ratificar su salida de la Unión Europea (UE) con la derrota que los conservadores impusieron, por abrumadora mayoría, a los laboristas.

Esto no sólo facilita el tránsito al Brexit, sino que, especialmente, redefine el carácter de las relaciones comerciales y arancelarias con sus antiguos socios, toda vez que, asegurado el divorcio de la UE, Johnson apuesta a fortalecer las relaciones comerciales con EE.UU.

A esto se suma un evento que cobra especial relevancia: la virtual paralización de la OMC, ocurrida al vencerse los periodos de dos de los últimos tres jueces en el órgano de apelación y solución de disputas del organismo.

Así, el máximo juzgado del comercio mundial quedó sin capacidad para emitir fallos, ya que, aunque su corte menor para la resolución de controversias puede escuchar casos, sus decisiones no pueden prosperar, ante una instancia superior que ya no funciona.

La inoperatividad del tribunal de apelaciones de la OMC prácticamente pone fin al organismo, ya que, sin tener que preocuparse de sus reproches, los países podrían utilizar los aranceles y otras medidas para limitar las importaciones.

El mundo va definiendo, desde los diversos modelos nacionales, un nuevo funcionamiento sistémico.

En este escenario, que fue bautizado por el Papa Francisco como la "tercera guerra mundial en cuotas", las batallas se libran por la "protección del trabajo y del empleo", así como las decisiones políticas que consolidan al NOI se deciden tanto desde la economía como desde la defensa y seguridad nacional.

Hacia dónde vamos

La alianza Cambiemos, estableció un rumbo de inserción absolutamente desencontrado con la etapa mundial, lo que también resultó definitorio para su fracaso.

Es fundamental contemplar que el NOI también impacta de lleno en la región, tanto condenando al fracaso los acuerdos que venía realizando el bloque regional ("Mercosur-UE: un complot contra la historia") como cuestionando la viabilidad de su continuidad.

El resultado de nuestras propias batallas por la "protección del trabajo y del empleo", en mucho dependen de la correcta interpretación del contexto mundial.

La medida en que las políticas se ajusten o no al NOI, también definirá si la implementación de un Modelo de Desarrollo Permanente y Sustentable con orientación a la producción es una posibilidad o una quimera.

(1) rentas extraordinarias: Es decir, aquellos beneficios redundantes, que se generan en el mercado, independientemente del trabajo humano, y se obtienen a partir de ejercer la exclusividad de explotación de algún recurso natural.

*MM y Asociados


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lunes, 23 de diciembre de 2019

A confesión de parte...

A confesión de parte...


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Sergio Carbonetto

Pocas semanas atrás, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de una universidad privada, conmocionó la opinión pública al informar que, de acuerdo con sus mediciones, la pobreza urbana en la Argentina alcanzaba al 40,8% de la población y la indigencia, el 6,5%.

Se trata cifras espeluznantes.

A pesar de que el fenómeno de privaciones materiales tuvo un exponencial crecimiento durante el gobierno pasado, las magnitudes estimadas son en extremo llamativas cuando se las compara con las de otros países de la región.

Las últimas mediciones oficiales de pobreza por ingresos en las áreas urbanas de Paraguay(1) arrojan una incidencia del 17,8%; las de Uruguay alcanzan el 8,6% para 2018(2), mientras que Chile informa(3) una ratio de 8,6% para 2017 en el país. En cuanto a la indigencia, las cifras son, respectivamente, de 1,6%; 0,1% y 2,3%.

Esputar contra el viento

En el origen, a comienzos de la década, la medición de ODSA se presentó como sustitutiva de la oficial de pobreza que realizaba el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC); una iniciativa que formaba parte de una ofensiva contra el gobierno de aquellos años, en la que se unificaban intereses de diversos grupos, corporaciones pseudo académicas y la oposición política, entre otros.

Al respecto, resulta revelador un gráfico presentado en la comunicación de ODSA ut supra señalada(4), que resulta particularmente ilustrativo de la falacia sucedida (cuyo facsímil acompaña a esta nota), ya que muestra la proximidad de las estimaciones del instituto privado con las del oficial.

Dentro del área marcada con un óvalo rojo, pueden verse dos cálculos de la incidencia de la pobreza realizados por ODSA: uno, con la nueva metodología definida por el INDEC durante la gestión de Cambiemos (línea azul), y otro, para los mismos períodos, según sus propias pautas (línea roja).

Ello, a priori, sería una prueba de la confiabilidad(5) del indicador. Pero, analizado en profundidad, es justamente lo contrario.

Es que:


  • entre 1993 y 2014 el INDEC usó una metodología (con la que se calcularon series desde 1988 hasta 2013) basada en la ENGHo 1985/86(6) y,
  • a partir de 2016, se usó otra, basada en la ENGHo 2004/05.

El "pequeño detalle" es que los niveles son incomparables, según lo informado por el propio INDEC.

El ente público, para estimar el efecto de los cambios en los procedimientos de cálculo de la pobreza, realizó un estudio comparativo para los dos semestres del año 2006, concluyendo que la diferencia entre la nueva modalidad y la anterior es de aproximadamente 13 puntos porcentuales.

En el documento de presentación de la nueva metodología, el organismo oficial lo explicitó así(7):

"El impacto de considerar el cambio que experimentaron los hábitos de consumo de la población entre 1985/86 y 2004/05 explica que la proporción de personas pobres durante 2006 sea, en promedio, 11,6 p.p. más elevada respecto de la medición basada en la ENGHo 1985/86."

Sobre los cómputos de las canastas regionales, "la incidencia del cambio metodológico (...) arroja un promedio de 1,2 p.p. para el año 2006."

Finalmente, la definición y forma de valorización de la Línea de Indigencia implica un aumento adicional "promedio de 1,8 p.p. para el año 2006."

De modo que, según el mismo informe, la pobreza calculada con el viejo método era de 31,4% en el primer semestre de 2006 y 26,9% en el segundo, mientras que, al estimarla con el nuevo, pasa a ser de 43,8% (+12,4 p.p.) y de 40% (+13,1 p.p.) para los mismos períodos.

Queda meridianamente aclarado que, si las estimaciones de ODSA son similares a las obtenidas por el nuevo método de INDEC, necesariamente son incomparables con las del anterior. Es decir que, durante todo el ciclo del gobierno justicialista, la pretendida "verdadera medición de la pobreza" estuvo afectada por una grosera sobrestimación.

Para ponerse colorado

Contextualizando los estudios de la pobreza con el conjunto de variables económicas directa o indirectamente asociadas, subyace a los resultados provistos por ODSA una extraña y novedosa teoría económica.

Si los guarismos del INDEC para el 2° semestre de 2006 alcanzaban el 26,9% y los de ODSA el 30% al final de 2015, quiere decir que hubo más de 3 p.p. de crecimiento de la pobreza, a pesar de que:


  • la desocupación pasó del rango del 10% a marcas inferiores al 6%;
  • con la moratoria para jubilaciones y la ampliación de pensiones no contributivas, unos 3,5 millones de personas pasaron a tener ingresos, y
  • por la Asignación Universal por Hijo (y otras), millones de familias comenzaron a recibir transferencias monetarias mensualmente.

Esta descomunal ampliación del universo de perceptores de ingresos, con una distribución cada vez más igualitaria (según la evolución del Coeficiente de Gini), con ajustes de sueldos, salarios, jubilaciones, pensiones y transferencias siempre mayores a los sucedidos sobre los precios de consumo (al margen de quién los midiera), habrían tenido como efecto, según ODSA, un incremento de la pobreza en ese período.

Así se habría llegado en 2015, a niveles sólo alcanzados a posteriori de la hiperinflación de Alfonsín (25,9% fue la medición de mayo de 1989, para pasar la barrera de los 30 p.p. recién en octubre de ese año) y durante la crisis de la convertibilidad en 2001 (en mayo, alcanzó el 32,7%).

¿Cómo lo explicarán?

Y, acerca de las mediciones de ODSA sobre lo acontecido en el gobierno de Cambiemos, nos preguntamos, casi como curiosidad, cómo se justificaría:


  • que se logró bajar un 16% la pobreza (de 30,3% a 25,6%) entre 2015 y 2017, luego de haber devaluado el 60%, disminuido los derechos de exportación para productos alimenticios (llevando los precios domésticos a paridad internacional) e, incrementando las tarifas de los servicios públicos en proporciones descomunales; y
  • que si durante los dos últimos gobiernos peronistas la pobreza creció más del 11% (del 26,9% al 30%), el desastre en la gestión económica de Cambiemos ¿sólo lo hizo variar un 36%, desde el 30% al 40,8%?

A sabiendas de que hemos actuado como los magos que revelan cómo se hacen los trucos, nos despedimos como Martín Fierro:

"Mas naides se crea ofendido
pues a ninguno incomodo,
y si canto de este modo
por encontrarlo oportuno
NO ES PARA MAL DE NINGUNO
SINO PARA BIEN DE TODOS."

https://www.dgeec.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/POBREZA-MONETARIA%20-2018/Pobreza%20Monetaria_Boletin.pdf

http://www.ine.gub.uy/documents/10181/30913/Indigencia+y+pobreza+2018/f605ab36-693d-4975-a919-fe8d5646f409

3 http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/casenmultidimensional/casen/docs/Resultados_ pobreza_Casen_2017.pdf

4 Avance del informe “Deudas sociales y desigualdades estructurales en la Argentina (2010-2019). Aportes para una agenda sustentable de desarrollo humano integral”. ODSA-UCA. Difundido 5/12/19.

5 El concepto de “confiabilidad” de un indicador, refiere a que siempre mida la misma dimensión del fenómeno bajo estudio, de modo que los cambios en las estimaciones se deriven de las modificaciones ocurridas en el objeto observado y no del procedimiento de observación.

6 ENGHo: Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares, operativo periódico del INDEC. Entre otras informaciones relevantes, permite conocer los hábitos de consumo de los hogares particulares, derivando de allí los componentes y cantidades de las canastas que se utilizan para calcular la incidencia de pobreza y de indigencia. En 1993 el Lic. J.J. Llach, como Secretario de Programación Económica y en el marco del “Comité Ejecutivo Para el Estudio de la Pobreza”, determinó la metodología oficial de medición de pobreza por insuficiencia de ingresos, a partir de leves modificaciones aplicadas a las del proyecto “Investigación sobre la Pobreza en Argentina” en 1988, durante el gobierno de Alfonsín. Esta metodología, referenciada en la ENGHo 1985/86 fue aplicada sin cambios en las estadísticas oficiales de pobreza, por los gobiernos sucesivos. Recién en 2016, bajo la gestión Cambiemos, el INDEC presentó las nuevas formas de cálculo, con parámetros definidos a partir de la ENGHo 2004/05.

7 INDEC (2016). “La medición de la pobreza y la indigencia en la Argentina. 1a edición. (Metodología 22)”. INDEC. Buenos Aires. Págs.18 y 19.

*MM y Asociados


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lunes, 16 de diciembre de 2019

La política para el SIU es la económica

La política para el SIU es la económica


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Sergio Carbonetto

El sector informal de la economía sigue siendo un sector al que atender
"Economía social, popular, programa de microempresas o autoempleo", son diferentes denominaciones de fenómenos que conforman parte de la problemática que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) definió, oportunamente, como Sector Informal Urbano (SIU), allá en la década de los 70 del siglo pasado.

En la siguiente, pero especialmente en la de los 90, las políticas "ad hoc" para el sector se generalizaron, juntamente con los ajustes estructurales de la economía que se implementaron en la región.

Diversos programas de trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (BM), entre otros, intentaron mejorar las condiciones laborales de quienes lo conformaban.

En consonancia con el "clima de época", en un mundo global que no respetaba las especificidades de cada pueblo, las acciones se definían en recetas únicas elaboradas por las burocracias de los organismos internacionales que, incapaces de distinguir matices nacionales o regionales, tampoco reparaban en las características propias de las estructuras productivas en las que se intentaban objetivar las políticas.

Fue el momento de apogeo de las "tecnocracias", que a la postre y luego de múltiples fracasos, paulatinamente abandonaron la homogeneidad en las propuestas, tendiendo a que fuera el gobierno de cada país quien las definiera e impulsara.

Preocupa la inactividad fabril

Una de las versiones interpretativas de este fenómeno en nuestra región, sostenía que el SIU se correspondía con un modo de producción no capitalista de auto subsistencia.

Pero diversos estudios de caso mostraron que:


  • existían relaciones salariales en muchas de las unidades productivas del sector, y
  • flujos comerciales entre ellas,

evidenciando, por lo tanto, la insuficiencia de tal explicación para abarcar la complejidad del fenómeno.

Otra corriente sostiene que son barreras institucionales1 (la existencia de convenios y regulaciones laborales, contribuciones patronales y excesos en la presión tributaria) las que impiden el funcionamiento pleno de los mecanismos de mercado que subsanarían por sí mismos el "problema".

También en este caso, la evidencia empírica mostró la falsedad interpretativa, especialmente cuando en muchos países de la región, a pesar de haberse aplicado diversas políticas de "flexibilización laboral", el desempleo creció y el SIU se multiplicó.

Por ello tendió a perdurar el enfoque de la OIT, que admite motivos diversos en la génesis, tales como:


  • el desarrollo industrial tardío de las economías de la región;
  • el crecimiento de la Tasa de Actividad2;
  • la migración interna; y/o
  • la no aplicación de las "tecnologías convenientes" en los mercados implicados.

En la medida que las estrategias de intervención hacia el sector se fueron adecuando a las diversas realidades de los países y sus particularidades geográficas, culturales, sociales y económicas, fueron adquiriendo mayor precisión.

En este marco es que nos adentramos en los casos de la región andina y el de nuestro país.

El caso andino

En varios países, especialmente en la República del Perú, durante las últimas dos décadas del siglo XX, se llevaron a cabo programas de promoción, consolidación y desarrollo del sector.

Se utilizaron específicamente herramientas financieras y de mercadeo, tendiendo a encontrar mecanismos que permitieran un aumento del tamaño de la unidad productiva y que facilitara su incorporación al sector "moderno".

Se entendía que con las propuestas adecuadas el tránsito de "lo informal" a "lo formal" seria sólo una cuestión de tiempo.

El examen de la casuística de la ejecución de los programas, luego de un tiempo prudencial, demostró la incorrección de los planteos.

La "economía de los pobres" presentaba su propia "lógica de funcionamiento"

La formalización de las actividades fue un rotundo fracaso, dado que la macroeconomía no tendía al desarrollo, es decir al crecimiento económico con inclusión social.

En definitiva, la tasa de reproducción del capital se mantuvo deficiente o simple, sin poder escalar al estadío de ampliada.

El caso argentino

También el Sector Informal Urbano argentino ha sido merecedor de múltiples políticas públicas.

Como ejemplo, podemos citar el recordado debate entre los dos principales candidatos a gobernador de la provincia de Buenos Aires en las elecciones de 1987 cuando, a la postre, el ganador de la contienda (Antonio Cafiero) anunció, bajo la inspiración de Oscar Tangelson, la creación del "Instituto Provincial del Empleo" que, entre otras funciones, tenía la misión específica de impactar positivamente en el SIU.

Ya en ese entonces, las unidades productivas alcanzadas mostraban los siguientes rasgos fundamentales:


  • no exigir para su desempeño una cantidad significativa de capital;
  • indiferenciación de la contabilidad de la empresa de la de los propietarios;
  • generar ingresos de subsistencia; y
  • operar con un nivel muy bajo de productividad del capital.

Pero, principalmente se caracterizaban por

ofrecer en el mercado bienes competitivos y servicios complementarios con los del sector formal.
Por sus propias especificidades, y a diferencia del caso andino, en nuestro país "hay pobreza" pero no una "economía de los pobres".

Por lo tanto, cuando los recursos públicos asignados a la promoción del SIU ponen proa hacia su inserción en "áreas de nicho" (productos dirigidos al "segmento ABC1") quedan sujetos a la contradicción de incentivar el consumo de élite.

Las terminales retrocedieron 14 años en la era Macri

Y, por el contrario, cuando se direccionan hacia el consumo masivo, al producir bienes sustitutivos de otros generados en las empresas formales, su crecimiento en la participación del mercado está determinado por la calidad y precios de su oferta.

Por estas razones el desempeño de la "buena economía" favorece directamente al SIU si va acompañada de una fuerte direccionalidad hacia la distribución progresiva del ingreso y de aquellas herramientas que posibiliten mejorar la participación en el excedente económico social.

Sólo la puesta en marcha de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MODEPyS), que contenga en su seno adecuados diseños normativos, tributarios, crediticios, y dispositivos de control y acompañamiento estatal específicos para el SIU, podrá favorecer el paulatino avance en los niveles de formalización, en la medida que además se oriente a incrementar la producción y disminuir la desigualdad.

1-En esta corriente se destaca la obra de Hernando de Soto “El otro sendero”, que describe cómo las barreras legales impedían un buen desempeño de la fuerza laboral en el Perú.
2-Proporción de la Población Económicamente Activa (PEA= suma de Ocupados y Desocupados) sobre la Población en Edad de Trabajar o la Población Total.

*MM y Asociados


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lunes, 9 de diciembre de 2019

Que sea de inclusión

Que sea de inclusión


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Sergio Carbonetto

Hemos tratado en otras oportunidades, el proceso en curso de transformación de las relaciones económicas y financieras entre las naciones -y de los modelos de acumulación de capital al interior de estas- que evidencian el surgimiento de un Nuevo Orden Internacional (NOI).

Atrás queda la globalización que, como orden hegemónico excluyente durante tres décadas, en términos de representaciones políticas, predominantemente se expresó a través de formaciones de identidad neoliberal o socialdemócrata, que disputaron el acceso a las riendas de los estados en el marco de las democracias representativas, como tendencia general.

Reaccionando al aumento de la desigualdad por la brutal concentración de la riqueza y el ingreso, los grupos sociales perjudicados (o directamente excluidos) fueron poniendo límites al antiguo orden, determinando la emergencia de nuevas expresiones políticas, generalmente de sesgos nacionalistas.

Los enfoques que hoy parecen erigirse como caminos de superación de los antiguos idearios representan, esencialmente, la posibilidad de la restitución de las esperanzas del bienestar para los contingentes castigados en el pasado reciente.

Pero, en no pocas oportunidades, esta aspiración a la ampliación de la prosperidad demarca también una nueva línea imaginaria que, establecida desde determinadas visiones ideológicas, define a priori a los actores que serán excluidos de la distribución de los beneficios: total, como no los merecen, no participarán de la distribución de los dólares.

Y no hablamos del papel moneda (aunque quede abarcado), sino a su conversión en bienes y servicios.

Esta visión, factor común con el globalismo hoy en retirada para nada es novedosa, como quedó palmariamente graficado en las expresiones de un ex presidente del Banco Central de la República Argentina, sobre que no es posible, para un empleado medio, que su sueldo sirva "para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior".

Estos tiempos de redefinición de las representaciones entrañan tanto la posibilidad de irrupción de los nacionalismos de exclusión1, como la oportunidad de parir proyectos nacionales integradores e inclusivos.

Nuestra Patria seguramente no quedará ajena a estos itinerarios.

Lo que fue fue

El sustrato en términos económicos de la globalización, principalmente, lo constituyó el aumento de la productividad que algunos grupos empresarios lograron mediante la internacionalización de las cadenas de producción, que aprovechando los bajos salarios pagados en otras partes del mundo, abarataban sus mercancías, aumentaban la producción y la comercializaban en un único mercado que abarcaba el orbe.

Como mencionamos, ese esquema no estuvo exento de perjuicios, afectando incluso a aquel país que aparentaba ser el principal beneficiario, provocando una profunda crisis en sus complejos industriales locales e impactando, como correlato, en el ámbito de la representación política.

En este marco debe leerse la irrupción de D. Trump en la presidencia de los Estados Unidos, que termina de consolidar la direccionalidad definitiva del Nuevo Orden Internacional, basado en modelos desarrollo que, poniendo en valor sus propios vectores nacionales, expresan en términos políticos (con sus matices) la reconfiguración de los actores sociales y las nuevas alianzas en las que convergen.

Civilización y barbarie

La recurrente experiencia argentina de los ciclos de stop & go lleva implícita la disputa entre diferentes grupos sociales por la distribución de "los dólares", que recrudece en los momentos de evidente restricción externa.

En la medida que la apropiación de las divisas es ilimitada para los sectores de mayores ingresos, se experimenta, como contrapartida, la inaccesibilidad para otros segmentos poblacionales.

Esta fue la disputa que dio paso al gobierno que hoy termina, que mantuvo la premisa, hasta donde pudo, de suministrarlas en forma irrestricta a los sectores más pudientes.

Bajo ese común denominador se desarrollaron tres etapas distintas durante el gobierno de Cambiemos:


  • la inicial, de sesgo oligárquico, que culmina con el cierre de los mercados voluntarios de crédito en abril de 2018 y la reimplantación generalizada de los derechos de exportación;
  • la neoliberal, nacida del acuerdo Stand By firmado con el FMI hasta su derrumbe en las elecciones PASO, y
  • esta última etapa, que sólo puede definirse por su incoherencia e improvisación.

La probada impericia del "mejor equipo de los últimos 50 años", se superpuso con un equivocado diagnóstico de los acontecimientos mundiales, que condenó al fracaso a los tres períodos descriptos.

Del ciclo de la Alianza Cambiemos podemos extraer, en síntesis, dos conclusiones destacadas, posibles orientadoras de acciones futuras:


  • sobre la base de la identificación de sectores sociales a excluir del consumo, ha sido posible construir, aun conteniendo intereses contrapuestos en su seno, primeras minorías políticas circunstanciales, y
  • ningún esquema económico basado en el libre flujo internacional de bienes y servicios es viable en la actualidad para nuestro país.


Debemos estar todos los que somos

Como venimos describiendo, los modelos exitosos del presente se encarnan bajo la identidad del nacionalismo, que también, en sus variadas versiones, expresan la tensión entre enfoques en que "los dólares" son sólo para algunos y aquel que, como han sostenido tradicionalmente los movimientos populares argentinos y en el plano internacional promueve el papa Francisco, pugna para que todos accedan al consumo de bienes y servicios esenciales.

Es necesario recordar que, pese al desastroso panorama económico dominante, hubo una notoria recuperación del oficialismo saliente en el período transcurrido entre las elecciones PASO y las Generales, que le permitió captar 2,3 millones de nuevos votos.

Este fenómeno tuvo, entre otros factores determinantes, un decisivo aporte del endurecimiento de un discurso "supremacista y agresivo" hacia los actores que no acompañan a su alianza, ratificando la posibilidad, en términos políticos, de emergencia de mayorías circunstanciales capaces de imponer proyectos de exclusión.

Así será el "carácter" de la oposición en el período que se abre.

Si el esquema económico vuelve a asentarse en los perimidos postulados del "Consenso de Washington", no hay dudas que sus posibilidades de materialización son nulas.

Pero, el verdadero desatino para nuestra Patria, sería la emergencia de un proyecto de nacionalismo excluyente que, asentado en una mayoría que corte transversalmente a la Argentina, construya un modelo económicamente viable pero socialmente selectivo, profundamente injusto y moralmente inaceptable.

De allí que el diseño y puesta en marcha de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS), con orientación a la producción, capaz de objetivar un nacionalismo de integración e inclusión, resulta más que urgente: indispensable.

*MM y Asociados

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lunes, 2 de diciembre de 2019

El Modelo doble P

El Modelo doble P


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Sergio Carbonetto



La caída del muro de Berlín en octubre de 1989 materializó un mundo monocolor, donde la libre circulación (comercialización) de bienes y servicios se transformó en uno de sus vectores ordenadores.

La globalización, así tipificada, definió sus “teas votivas” en lo que se dio en llamar “el Consenso de Washington”1 , incorporando a la Organización Mundial del Comercio2 (OMC) como custodia de la libertad de mercados.

En este marco, el proceso de concentración y centralización del capital3 se aceleró, incrementando los niveles de injusticia a escala planetaria.

Naturalmente, no faltaron las reacciones, pudiendo mencionar, entre otras:


  • el fracaso en la integración del área de libre comercio (ALCA) en la IV Cumbre de las Américas en el año 2005,
  • la Administración del Comercio Exterior (ACE) implementada, a partir del año 2012, en nuestro país, n el referéndum popular que aprobó la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), y
  • la ACE del gobierno de Trump en los Estados Unidos de Norteamérica.


Las dos P: Protección y Producción

Las economías subóptimas se caracterizan por las marcadas diferencias de productividad que se observan entre una de las actividades económicas y las restantes.

Esto se traduce, para el caso de nuestro país, en las tensiones existentes entre “campo - industria - salarios”, por ejemplo, a la hora de establecer un tipo de cambio de equilibrio.

Esto es así, dado que:


  • en el límite inferior, el valor de la divisa necesario para darle rentabilidad a las actividades agropecuarias conspira contra el pleno uso de los factores productivos en el sector de las manufacturas, y que
  • niveles elevados, rentables para estas últimas, implican super ganancias para el segmento primario y bajos salarios reales (por el encarecimiento relativo de los alimentos),

por lo tanto, para la resolución de estas contradicciones, debería complementarse el tipo de cambio competitivo con políticas de ACE.

La operacionalización puede evaluarse utilizando el Coeficiente de Protección de Mercado (CPM), cuyo valor fluctúa entre un límite inferior de 0 (cuando no existe ninguna protección) y un máximo de 1 (cuando es absoluta), determinando así el óptimo para que el sector manufacturero despliegue su potencial.

La magnitud del impacto se representa en un gráfico donde en su abscisa (eje horizontal) se mensura el CPM y en las ordenadas (eje vertical), la producción de los sectores (con un TC dado).

Supongamos, para simplificar su comprensión, que la totalidad de la economía (Producto doméstico-PD) comprende sólo dos sectores, el Agrícola-Ganadero (AG) y el Manufacturero (M).

Como puede observarse, la dinámica del sector AG (dada su productividad intrínseca) es invariante ante las medidas de protección de mercado.

Por el contrario, el sector M es sensible al valor que adquiera el CPM (pendiente levemente positiva indicando que su correlación también lo es).

La función PD es el agregado de los dos sectores mencionados, convergiendo su valor máximo con el Producto Potencial Doméstico (PPD = plena ocupación de todos los factores productivos) cuando el valor de CPM tiende a 1.

A medida que el CPM se aleja de 0, el incremento de PD se acentúa y el área que la representa adquiere mayor extensión. La zona sombreada, finalmente, indica el aumento del Producto Doméstico que se genera a partir de la implementación de las medidas de protección de mercado al sector manufacturero.

El caso argentino

Hay cierto consenso en la disciplina acerca de que el funcionamiento armónico de la economía requiere de la existencia de un Tipo de Cambio (TC) único.

Pero también sobre que las productividades de los distintos sectores que la componen (e incluso intrasectores4 ) es diferente, dificultándose encontrar un TC de equilibrio para el conjunto de las actividades.

Como queda demostrado en el Modelo doble P, una correcta implementación de la ACE permitiría adentrarse en la resolución de este incordio estructural para la Argentina, ya que:


  • garantiza la rentabilidad de las actividades industriales,
  • otorga a las compañías domésticas la hegemonía en el mercado local,
  • se mejoran las condiciones de abordaje hacia los clientes externos, y
  • se tiende a maximizar el poder adquisitivo de los sueldos y salarios.

Para ello, es imprescindible contemplar que el crecimiento del producto debe ser justamente distribuido, ya que es inaceptable que el esfuerzo del conjunto de la sociedad sea apropiado por sólo uno de los actores intervinientes. Su puesta en práctica amerita la intensa interacción entre el sector empresario y el movimiento obrero organizado, en cada una de las ramas de actividad5 .

Hay una experiencia histórica: el Primer Congreso de la Productividad y el Bienestar General (1954-55), que intentó armonizar los intereses sectoriales, subordinándolos a uno superior: el de la Nación toda.

Y, si bien las graves circunstancias que atraviesa la economía nacional, que hemos caracterizado como Supercrisis, imponen como prioridad la resolución de los desequilibrios macroeconómicos, aspirar a un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS), con orientación a la producción es un desafío insoslayable.

Dado que en etapa histórica las nuevas condiciones en la economía internacional lo habilitan, la correcta implementación de una Administración del Comercio Exterior es mucho más que una oportunidad, es un imperativo de la hora.

1 El término Consenso de Washington fue acuñado en 1989 por el economista John Williamson. Se trata de un conjunto de objetivos específicos a alcanzar (estabilización económica, liberalización del comercio, libre flujo de capitales, reducción de la participación del Estado en la economía, privatización de empresas públicas, entre otros) por los países. Las principales instituciones multilaterales de crédito (FMI, BM, BID) los adoptaron como prerrequisito para brindar financiamiento.

2 La OMC regula las transacciones de bienes y servicios entre las naciones. Su principal tarea es garantizar el libre comercio a escala global. Los pilares sobre los que descansa son diversos convenios que desde el 30 de octubre de 1947 se alcanzaron en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros (GATT), y que, con el transcurso del tiempo, se fueron perfeccionando en diversas reuniones tales como la Ronda Uruguay (1986), la Ronda de Doha (2001), la Ronda de Hong Kong (2005), etcétera.

3 Se centralizan las compañías y se concentra el capital.

4 La productividad de las tierras de la zona núcleo en la Pampa Húmeda es superior a la existente en otras regionales para los mismos cultivos.

5 Determinados los marcos generales de los acuerdos, las discusiones paritarias podrían ser el ámbito natural para su instrumentación.

*MM y Asociados


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lunes, 25 de noviembre de 2019

"Ni el tiro del final..."

"Ni el tiro del final..."


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich1

Hace exactamente dos años, en nuestro artículo "Lo que ocupa a Trump a Macri ni lo preocupa", advertíamos que si el gobierno de Cambiemos no corregía el rumbo de sus políticas, tanto a nivel interno como internacional, se convertiría, como dice el tango, en un "total fracaso de vivir".

Y, lamentablemente, así fue.

Hoy, al culminar su mandato luego de cuatro extenuantes años, la Supercrisis continúa infligiendo severos daños al aparato productivo nacional, que exhibe una performance calamitosa. La vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que afecta a todos los negocios, ya que abundan entre las grandes empresas, los procesos preventivos de crisis, concursos y balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

La situación de las familias no es diferente. Sus ingresos siguen perdiendo poder adquisitivo en forma sostenida, al tiempo que el panorama del desempleo y subempleo adquiere ribetes dramáticos.

El boom de inversiones y el de exportaciones, prometido por la alianza gobernante siempre para el siguiente segundo semestre, nunca llegó. No existe un solo indicador macroeconómico, ni social, que muestre mejoras respecto de la situación de cuatro años atrás.

Lo único inalterable en Cambiemos, aunque suene como un oxímoron, fue la mala praxis económica.

Ante este panorama, es pertinente realizar un sucinto racconto de los acontecimientos, al tiempo que vislumbrar las posibilidades futuras, con las consabidas expectativas positivas que todo nuevo gobierno genera, para el mantenimiento y crecimiento de los negocios.

En 15 días "te comiste el mercadito, la casilla de la feria, la ganchera, el mostrador"
Con la devaluación inicial, ni bien asumió, y la quita de las retenciones a las exportaciones agrícolas, el gobierno provocó un desmesurado aumento del precio de la canasta alimentaria, derrumbando el consumo del resto de los bienes y servicios, asestando así un golpe brutal al mercado interno.

Para marzo del 2016 intentó dinamizar la demanda, incrementando el gasto público financiado con crédito externo.

Dado que los dólares ingresados requerían ser transformados en pesos (aumentando la emisión monetaria y la probabilidad de inflación), el BCRA decidió esterilizarlos mediante instrumentos remunerados (Lebac al comienzo, Leliq después, entre otros), pagando una exorbitante tasa de interés real, espiralizando el déficit cuasifiscal.

Éste, sumado a los rojos del Tesoro Nacional (al recaudar menos y gastar más) y al de las jurisdicciones subnacionales, determinaron que el Déficit Fiscal Total (DFT) siempre superara el 10% del PIB.

Luego de seis meses de gestión macrista, ya se observaba un esquema macroeconómico insólito por su inconsistencia: una política monetaria restrictiva con otra fiscal expansiva.

"Al mundo nada le importa, yira, yira"

No conforme con la espiralización del resultado fiscal negativo, el oficialismo, leal a su premisa de empeorar lo que está mal, se lanzó a la desesperada búsqueda del desequilibrio externo, para completar su obra maestra: los "déficits gemelos".

Mientras en el mundo se adoptaban las medidas de protección de las economías locales que aquí se desprecian2, la producción doméstica de bienes y servicios quedó expuesta frente a la oferta de sus competidores no residentes, cuadro agravado por la revaluación del tipo de cambio derivada del sostenido ingreso de dólares provistos por los prestamistas externos.

En este marco, al finalizar 2017, se alcanzó un récord de US$31.000 millones de resultado negativo en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

Se configuraron así las condiciones para la actual Supercrisis: Cambiemos consiguió, a un mismo tiempo, los desequilibrios macroeconómicos que, en términos fiscales provocaron el colapso del gobierno de Alfonsín, y en el sector externo, el de De la Rua3.

2018. "Cuesta abajo en la rodada"

En abril del año pasado, con el cierre para la Argentina del mercado voluntario de deuda4 la Supercrisis se materializó.

A partir de allí, el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue requerido como garantía subyacente de los créditos otorgados por la banca extranjera. Pero, fiel a su estilo, la alianza gobernante no tardó en dilapidar los primeros US$15.000 millones desembolsados.

Fracasado el acuerdo, la renegociación fue forzosa, imponiéndose nuevas condiciones: elevadas tasas de interés reales y un nulo crecimiento de la base monetaria. Con ello se garantizaba la finalidad original del crédito, que era, fundamentalmente, el pago de la deuda soberana a los inversores extranjeros.

Además, producto de la adenda, el oficialismo se propuso equilibrar el Déficit Fiscal Primario (DFP)5. Como mencionamos en el artículo "2019. Un escenario lábil" (BAE Negocios, 21-1-19) eso resultaba, y resultó, de imposible cumplimiento, dado que la caída de la recaudación iba a mayor velocidad que la del gasto.

De esta forma el FMI intentó darle coherencia, aunque ya era muy tarde, a un esquema económico que no la tenía6.

Era tan grave aquel contexto, que el propio ministro de Hacienda de entonces, Nicolás Dujovne, sostuvo "en la Argentina nunca se hizo algo así sin que caiga el Gobierno".

2019. "El que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín"

Hacia principios de este año, el gobierno quiso instalar, una vez más, la idea de que ya estaban dadas las condiciones para que crezcan los "afamados" brotes verdes. Contrariamente a ese razonamiento liviano y falaz, en nuestro artículo "Una nueva versión de lo peor ya pasó" (BAE Negocios, 11-3-19) advertíamos que, con su irresponsabilidad, estaba poniendo en riesgo la propia base material de la Nación.

Las medidas post-PASO agudizaron más la situación, dado que el oficialismo decidió dejar en "stand by" el stand-by con el FMI, al aumentar el gasto con fines electorales, al tiempo que el BCRA utilizaba las reservas para evitar una disparada del tipo de cambio, con igual objetivo.

Existe un consenso en la disciplina acerca de que el DFP rondará, hacia fin de año, casi el 3% del PIB. Si a su vez se agregan los servicios de la deuda (circa 3,5%), el rojo de las jurisdicciones subnacionales (en el entorno del 1,5%), y el cuasi fiscal generado por el BCRA (aproximadamente 6%), el DFT se encuentra en niveles inmanejables (14%).

En lo referente al sector externo (más allá del superávit comercial de US$11.265 millones alcanzado en los primeros diez meses del año, producto del desplome de las importaciones), el déficit ronda el 3,3%7.

Este último desequilibrio suma dos agravantes: la imposibilidad de "rollear" el principal de la deuda, ante la exigencia de los acreedores de la devolución del capital prestado, y la incesante dolarización de las carteras de tenencia y de inversión, generada por la caída de la demanda de dinero.

"¡Victoria! cantemos victoria, yo estoy en la gloria, se fue"

Ante el evidente fracaso de la política económica en curso, es imprescindible que emerja un proceso de sentido contrapuesto al transitado en estos últimos años, que permita restituir los equilibrios macroeconómicos (fiscal y externo) y, a partir de allí, dinamizar el aparato productivo y proteger al entramado social, en forma simultánea.

Para ello, es imposible obviar la reconfiguración de las relaciones políticas y comerciales entre las naciones, que trae aparejado el debilitamiento de las organizaciones multilaterales dominantes durante la globalización, dando paso al Nuevo Orden Internacional.

Este proceso, al que el papa Francisco denomina "III Guerra Mundial" en cuotas, marcha al ritmo de la confrontación entre las naciones, por los puestos de trabajo.

Nos encontramos ante una ventana de oportunidad, inexistente pocos años atrás, para que la Argentina pueda consolidar la producción doméstica como hegemónica en el mercado interno, facilitando así su inserción en el internacional.

Los modelos de desarrollo nacional resurgen, poniendo en valor sus propios vectores de competitividad, que en nuestro país se expresa en:


  • desacoplar el precio doméstico de algunos alimentos respecto de los mundiales, vía retenciones, lo cual permitirá recomponer el poder de compra de los ingresos populares y destinar una proporción significativa de ellos al consumo de otros bienes y servicios, y
  • vincular los precios de comercialización del insumo energético, a partir de una tasa justa y razonable de ganancia, con sus "costos de exploración y explotación". Su evidente disminución abaratará los "costos unitarios" de producción, y posibilitará la recuperación de la rentabilidad empresarial en los diversos sectores de actividad.

Así, el fortalecimiento tanto de la demanda como de la oferta incentivarán la inversión, la que a su vez generará los puestos de trabajo necesarios para ir en búsqueda del pleno empleo.

Ese, es el camino que deberá emprender nuestra Patria.

1 Esta es mi última participación en esta serie de artículos. Agradezco la oportunidad de haber podido realizar mis humildes aportes, junto a dos profesionales a los que respeto, con el único horizonte del bien común, la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.

2 “Se consolida el nuevo orden internacional”, BAE Negocios, 7/1/19.

3 Tanto fue así, que en nuestra consultora decidimos no realizar proyecciones para 2018, pese a que las formuladas en 2016 respecto a 2017, resultaron notablemente precisas; tan certeras como el pronóstico de lo que se avecinaba.

4 “Los prestamistas externos también preguntan ¿cómo seguimos?”, BAE Negocios, 12/2/18.

5 Definimos como DFP a la resultante de los ingresos corrientes menos los gastos corrientes.

6 “Demasiado tarde para lágrimas”, BAE Negocios, 18/6/18

7 Este guarismo se alcanza considerando sólo los intereses de la deuda soberana en moneda extranjera en manos de no residentes. Si se agrega el devengado del total de los servicios de la deuda pública, ese porcentaje alcanzaría el 5,6%.

* MM y Asociados

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lunes, 18 de noviembre de 2019

Esta vez... con orientación a la producción

Esta vez... con orientación a la producción


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Sergio Carbonetto



La implementación de un Modelo de Desarrollo Económico, Permanente y Sustentable (MoDEPyS) en nuestro país, debe obligatoriamente orientarse a la producción.

De esta manera, pueden superarse los constantes procesos de "stop and go" (parar y seguir), al que estuvo sometida la economía argentina en las últimas décadas.

La inversión1, como ya hemos señalado en nuestro artículo del 27/10/2019 2, permite expandir la frontera de producción, ampliando la dotación de bienes y servicios (en cantidad y precios adecuados) generados localmente.

Por consiguiente, esta variable pasa a ser un vector determinante y el quantum que alcance define las posibilidades y la dinámica del modelo en cuestión.

Ahora bien, ¿qué motiva la inversión?, su respuesta ha sido (y sigue siendo), objeto de intenso debate al interior de la disciplina económica.

La profusa literatura sobre la temática tiende a identificar como determinantes, en el caso del sector privado, entre otros a los siguientes factores:


  • afán de lucro (incrementar la tasa de ganancia del capital empleado);
  • la búsqueda del bien común (a partir de la generación de puestos de trabajo);
  • el "espíritu animal", decididamente ligado "al hacer" desde los impulsos.

Si bien no es objeto del presente artículo abundar en este debate, sí lo es desentrañar algunos elementos clave que permitan generar un entorno favorable, que habilite a que alguno de los disparadores ut supra mencionados se objetiven.

La inversión y su contexto

Los equilibrios macroeconómicos básicos, tanto el fiscal como el externo, abonan un entorno "amigable" para la inversión, pero también es cierto que después de producida puede afectar el balance alcanzado3, requiriendo por lo tanto de una cierta planificación ex ante.

En este marco, también es relevante que la señal de precios de los bienes y servicios comercializados en el mercado se transforme en un indicador esencial para la asignación de recursos, ya que la diferencia entre el precio de venta (PV) y los costos totales (CT) definen la tasa de ganancia (TG) del proyecto.

Dentro de los CT, el nivel de la tasa de interés reali4 es concluyente, ya que define "el costo de oportunidad" de capital aplicado.

Para señalar esta relevancia, se diseñó un gráfico donde se representa la relación entre la tasa de interés real (en las ordenadas, eje vertical) y la inversión total5 (en las abscisas, eje horizontal).

La pendiente (inclinación) responde al "estado del arte" tecnológico y la productividad media sistémica de la economía.

Mejoras tecnológicas impactan en la productividad y reducen la pendiente de la función (I2 a I3) habilitando que, a la misma tasa de interés, la inversión sea mayor (i2 a i3).

La situación contraria también puede ocurrir. Un deterioro tecnológico con su consecuente caída de productividad, a una tasa de interés dada, por incremento de CT6, reduce la inversión (por supuesto que, al generalizarse este efecto, acarrea fuertes caídas de la producción y aumento del desempleo).

En tanto el desplazamiento de la función de I1 a I2, señala los efectos que producen las diversas políticas amigables (expansión del mercado interno o externo, instrumentos que faciliten la resolución rápida y ordenada de conflictos sectoriales, acceso rápido a la información, medidas fiscales, etc.) con la inversión.

En este último caso, la política monetaria que define de la tasa de interés, es indiferente al volumen de inversión.

Del 25 al 27

Con una tasa de inversión del 25% al 27% anual, como porcentaje del Producto Interno Bruto -PIB-, (dada la relación capital/producto -K/P- estimada en 3/1), la economía argentina podría crecer a una tasa promedio anual del 7,5%.

En una proyección a 15 años (entre 2020 y 2035), el PIB más que se duplicaría, pasando de los aproximadamente U$S400 mil millones actuales a unos U$S1.2 billones, al fin del período proyectado.

Considerando que en la actualidad la población de la Argentina asciende a casi 45 millones y que las proyecciones oficiales estiman que para 2035 los habitantes serían unos 51,2 millones de personas, el PIB per cápita (PIBpc) pasaría de circa U$S8.900 de la actualidad, a unos U$S23.400 hacia el final del período7.

Con estos valores, se alcanzarían niveles similares a los que hoy presentan, en términos de PIBpc, los países de mediano desarrollo de la economía europea, o al de México en cuanto al volumen de PIB.

A lo largo de su devenir económico, nuestro país ha experimentado más de una década ganada.

Ha llegado la hora de ir en la búsqueda de un quindenio. ¡No hay tiempo que perder!

1-El término se refiere a aquellos flujos que, en el transcurso del periodo económico de referencia, se utilizan para ampliar o sostener la capacidad productiva.

2- “La Inversión y el Modelo de Desarrollo Económico” (BAE Negocios).

3-Nos referimos en particular al equilibrio en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pago. La Inversión Extranjera Directa (IED) puede ser destinada a proyectos que: estén vinculados únicamente al mercado externo, al interno, o a una combinatoria entre ambos. En función de ello será dispar el impacto sobre el sector externo.

4- Se define Tasa de Interés Real a aquella que resulta de netear la Inflación de la Tasa de Interés Nominal.

5-Nos referimos tanto a la inversión privada (nacional o internacional) como a la pública (nacional, provincial o municipal).

6-El aumento del CT se da por la mayor participación de los Costos Fijos por unidad producida.

7-Los valores estimados están sujetos a la alta variabilidad que presenta el tipo de cambio en la economía argentina.

*MM y Asociados


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lunes, 11 de noviembre de 2019

Por no crear trabajo: ¡despedidos!

Por no crear trabajo: ¡despedidos!


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich



De principio a fin, el gobierno se ha caracterizado por cumplir a pie juntillas con sus premisas de empeorar lo que esté mal, sin privarse de generar problemas nuevos.

Lo sucedido en materia de empleo, es uno de los tantos ejemplos en los que las dificultades preexistentes fueron agravadas por la acción gubernamental.

El "mejor equipo de los últimos 50 años" fue instrumentando su seguidilla de iniciativas inconexas y hasta contradictorias (siempre presentadas como "el único camino"), hasta conseguir los rotundos fracasos por los que se lo recordará.

No cabe duda que la idoneidad para lidiar con los problemas no ha sido el fuerte del funcionariado saliente. Pero, en la mayoría de las materias, no sólo se trató de impericia, sino, llanamente, de ni siquiera comprender la naturaleza del campo en cuestión.

Hace poco hemos explicado las falacias implícitas en las últimas estadísticas de desocupación ("¿Hay más empleos?". BAE Negocios, 14/10/19), pero no sabremos si serán solucionadas en lo inmediato, dado que los datos correspondientes al tercer trimestre se conocerán recién en las cercanías de la Navidad.

Y dado que es importante hacer, como parte del balance de la gestión de Cambiemos, una evaluación del cumplimiento de la promesa de "más empleo de calidad", es pertinente apelar a estimaciones basadas en los datos disponibles.

Ya lo dijimos: el gobierno de Cambiemos se caracterizó por decidir mal las respuestas ante las preguntas de "qué hacer" y de "cómo hacerlo", al igual que, frente a incontables problemáticas, ni siquiera pudo responder al interrogante "de qué se trata".

La cuestión del empleo fue una de ellas.

Desnudo y vociferando, por no decir...

Quienes repasen las alocuciones inaugurales del actual oficialismo, encontrarán el absurdo diagnóstico de que había un exceso de un millón y medio de empleados públicos. Para ese entonces, los asalariados del sector gubernamental rondaban los tres millones de personas.

En el caso de la Argentina el empleo público comprende la totalidad del personal de los tres poderes estatales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en todas las tareas y todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), pero el dato más relevante es que tres de cada cinco de ellos pertenecen a las áreas de educación, salud, seguridad y defensa.

Paradójicamente, el gobierno de Cambiemos, lejos de actuar en consonancia con ese errado diagnóstico, el único tipo de empleo que alentó en modo sistemático fue el que dependía del Estado, ya sea mediante vías directas (y no sólo con los absurdos cargos como los de Directora de Movilidad en Bicicleta o Director Nacional de Infraestructura y Actividad Física) o indirectas.

Las estadísticas basadas en registros administrativos1 indican que, entre noviembre de 2015 y agosto de 2019, se sumaron más de 73.000 Asalariados públicos, pero por el camino de los estímulos fiscales, se adicionaron 138.000 Independientes Monotributo2 y casi 11.000 Independientes monotributo social, categoría que da cuenta de las personas incluidas en planes sociales.

Esta evolución es consistente con el desmanejo de las cuentas públicas, caracterizada por un Déficit Fiscal Total siempre creciente.

En el mismo lapso (de casi cuatro años) examinado, en el ámbito privado perdieron su trabajo más de 211.000 personas: 194.000 Asalariados privados registrados, y otros 17.000 Independientes autónomos. Este comportamiento es el reflejo del proceso de ajuste al que este sector de la economía fuera sometido por las inconsistentes políticas macroeconómicas3 implementadas.

En el gráfico puede observarse la contraposición de las dinámicas entre el segmento estatal y el de las empresas y particulares, así como el crecimiento de monotributistas.

En apariencia, considerando el empleo en el sector público, en el privado y en los hogares particulares, el saldo del empleo registrado por el Ministerio de Producción y Trabajo es ligeramente positivo, con unos 65.000 ocupados más. Pero la realidad es que el incremento de monotributistas inscriptos sólo refleja una mejora en la registración y no la creación de nuevos puestos de trabajo. Si no se considera a esa categoría, el resultado del período es negativo en 73.000.

La promesa de "más empleo de calidad", mutó en la realidad de menos empleo y más desocupación, ya que a la par del proceso de destrucción neta de puestos de trabajo antes descripto, el mercado laboral no pudo absorber en ninguna proporción el crecimiento vegetativo de la Población Económicamente Activa (casi un millón de personas), condenando al desempleo a igual número de oferentes de fuerza de trabajo.

Es por ello que el nuevo gobierno asumirá con una tasa de desocupación en las cercanías del 15%, lo que representa un desafío enorme y urgente.

En este caso: "sí, se podía"

Son indisimulables las consecuencias que las políticas del oficialismo han dejado sobre al entramado productivo (en estado calamitoso), las cuentas públicas y el sector externo (en profundos déficits), y la amenaza de colapso a la que han sumido al conjunto de la economía.

Pese a ello y más allá de la ineludible urgencia de la reparación de daños, la vigorización del mercado de trabajo dista de ser una utopía, en tanto las actuales circunstancias del contexto internacional sean convertidas en ventajas. En términos simples, hay que hacer lo contrario de lo que hizo Cambiemos.

Como hemos señalado en reiteradas oportunidades, la reconfiguración de las relaciones políticas y comerciales entre las naciones marcha al ritmo de la confrontación por los puestos de trabajo, proceso al que el papa Francisco denomina "III Guerra Mundial en cuotas".

Los modelos de desarrollo nacional que resurgen, especialmente los que consolidan las potencias dominantes en términos económicos y/o militares, al tiempo que ponen en valor4 sus propios vectores de competitividad demuelen la institucionalidad dominante durante la globalización.

Esta es la ventana de oportunidad, inexistente pocos años atrás, que la Argentina puede usufructuar para la consolidación de la producción doméstica como hegemónica en el mercado interno y competitiva en los internacionales.

Pocos países en el mundo cuentan con suficiente capacidad de abastecimiento local en materia alimentaria y energética.

Estos son los vectores de competitividad que, puestos en valor, simultáneamente permitirán:

la recomposición del poder de compra de los ingresos populares, y
el abaratamiento de los costos unitarios de producción, recuperando la rentabilidad empresaria e incentivando la inversión que genere los puestos de trabajo necesarios para ir en la búsqueda del pleno empleo.
¡Que así sea!

1- Reporte de Trabajo Registrado. Ministerio de Producción y Trabajo. Datos a agosto de 2019.

2- A partir de abril de 2016, el Gobierno Nacional decidió que los trabajadores inscriptos como Independientes monotributo podrían acceder al sistema de asignaciones familiares, del que estaban excluidos hasta ese momento, decisión que tuvo un fuerte y sostenido impacto, alentando la registración de posiciones ya existentes, antes desempeñadas en el ámbito informal de la economía.

3- Ninguna posibilidad existía para la ampliación del empleo privado registrado, luego de que el mercado interno quedara exhausto por el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de las familias determinado por el aumento de los precios de alimentos y servicios públicos. A su vez, la subvaluación del tipo de cambio originada en la conversión a pesos de la cuantiosa deuda que el Estado tomó en dólares, sumado a una irracional exposición de la producción doméstica a sus competidores extranjeros, concurrieron en la asfixia de las empresas locales, con sus consecuentes secuelas de despidos.

4- Esto implica que las empresas nacionales acceden a una estructura de precios domésticos diferenciada de los valores internacionales de los mercados de referencia, que incrementa la competitividad sistémica del aparato productivo.

*MM y Asociados


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lunes, 4 de noviembre de 2019

Cuentas públicas: ¡ordenadas!

Cuentas públicas: ¡ordenadas!


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Sergio Carbonetto

Una sensata política económica requiere en nuestro país, alcanzar el equilibrio de las cuentas públicas.

Esto es imprescindible, ya que considerando el carácter bimonetario1 de la economía y que resulta inexorable mantener un tipo de cambio competitivo2, el "orden en las cuentas públicas" se transforma en el único "ancla nominal" para la política de ingresos.

Para alcanzarlo es indispensable un superávit fiscal primario3, que permita el pago de los intereses devengados de la deuda pública.

Ahora bien, ello puede lograrse por dos vías:

  • A través de un ajuste en los gastos que, en general, atenta contra el bienestar de la población, o
  • Incrementando los ingresos públicos4.

En el presente artículo se desarrollará sucintamente este segundo acápite.

Camino al equilibrio fiscal

Las decisiones de política económica tendientes a aumentar la recaudación contemplarán específicamente no perturbar la rentabilidad de las compañías5.

En este marco, se debe procurar, entre otros;


  • Derechos de exportación (retenciones), consistentes con las rentas extraordinarias de las explotaciones agrícolas en la pampa húmeda.
  • Incrementos de las alícuotas sobre la riqueza de las personas humanas.
  • Y fundamentalmente, garantizar que la reactivación y/o el crecimiento de la economía tenga un impacto vis a vis en la recaudación tributaria.

En el gráfico que acompaña se muestran los efectos de estas medidas.



En el eje de las ordenadas (vertical) se representan los ingresos fiscales totales (recaudación por todo concepto) y en el de las abscisas (horizontal), el nivel de Valor Agregado (VA) de la economía.

La función CR1 muestra la relación entre estas dos variables, su pendiente (inclinación), indica que una variación positiva de la oferta determina en la misma dirección, dado las tasas de imposición, la recaudación.

Ahora bien, si por caso, se decidiera incrementar la tasa de derechos de exportación que se aplica, variará su pendiente, quedando definida CR2.

A un mismo nivel de oferta O1, manteniéndose constante la evasión y elusión impositiva, la recaudación resultante, por incremento de alícuotas, se desplazará de Re1 a Re2.

A su vez, el punto "a" es la recaudación que realizan los estados (por ej. sobre el patrimonio), independiente del nivel de VA.

En este marco, su desplazamiento al punto "b" (mayor recaudación) se consigue por incremento de la base imponible o de la alícuota aplicable.

Cuando el VA es inferior al nivel de utilización de pleno empleo O2, la recaudación sufre las consecuencias alejándose de su máximo posible (Re1-Re2).

Para alcanzarla (Re3), es imprescindible, dado el estado del arte, que la oferta se desplace hacia la frontera de producción PP.

Producción e ingresos públicos al máximo

El virtuosismo de un Tesoro Nacional en equilibrio se ve reflejado, entre otros aspectos, en que:

El sector público deja de competir con el privado por la oferta de crédito existente (crowding out), implicando necesariamente una baja en la tasa de interés nominal.
Las familias obtienen ese plus de financiamiento para la adquisición de bienes de consumo o de inversión.
Por el contrario, como ha quedado demostrado, una economía en recesión (alejada del pleno empleo de los factores productivos) dificulta alcanzar el equilibrio fiscal sin incurrir en un ajuste del gasto público que comprometa la gobernabilidad.

El lograrlo involucra la participación del conjunto de la dirigencia política, económica y social.

En este sentido, cada sector debe aportar los recursos de acuerdo con su capacidad contributiva, debiendo existir un compromiso en su asignación, que garantice su máxima aplicabilidad.

Lamentando las víctimas humanas y los recursos materiales destruidos, los acontecimientos en el país trasandino nos remiten, de manera inequívoca, a la necesidad de ir en búsqueda de una sociedad más justa.

Siendo el equilibrio fiscal (basado en progresividad tributaria y los principios de la equidad social) el imperativo de la hora, es impostergable transitar rápidamente hacia su logro.

1- Se define como bimonetaria cuando hay una “cosa” (dólar) que funge como moneda en el mercado local, sobre todo en lo atinente a mantener “la función” de unidad de cuenta y reserva de valor. Esta característica que presenta la economía argentina conlleva que en general los gastos corrientes sean realizados en la moneda de curso legal (pesos) pero, los de mediano y largo plazo (inversión) se efectúen en dólares. A su vez, estamos en presencia de una singularidad por parte de las familias argentinas ya que, en situaciones de caída de la demanda de dinero, producto de la alta inestabilidad macroeconómica, se acelera el flujo de atesoramiento en moneda extranjera, que debe ser considerado como parte del “ahorro presente” que financiará la “inversión futura”.

2- Nos referimos a aquel que permita a la economía argentina junto con otras medidas, alcanzar el equilibrio en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

3-Superávit Fiscal Primario: corresponde a los ingresos corrientes menos el gasto corriente del Tesoro Nacional. Se diferencia del Déficit Fiscal Total, ya que a aquel se le adicionan: los intereses de la deuda pública (Déficit Financiero), los resultados fiscales de los gobiernos subnacionales, y el cuasi fiscal generado por el BCRA.

4- Se debe aclarar que, en el margen, siempre es posible racionalizar el gasto en la medida que se apliquen los mejores criterios de gestión de la cosa pública tendiendo al bien común.

5-Por ejemplo, podría ocurrir que se incremente la alícuota del impuesto a las ganancias, y ello afecte el proceso de inversión empresaria, indispensable para consolidar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) con orientación a la producción.

* MM y Asociados


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lunes, 28 de octubre de 2019

Ahora la economía

Ahora la economía


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

Pasadas las elecciones generales, la centralidad de la coyuntura que atraviesa nuestro país vuelve a enfocarse, sin dudas, en la situación económica. Y ello obedece a la persistencia de la Supercrisis1.

El grueso de la acción gubernamental sigue concentrado en la elaboración de las circulares del Banco Central de la República Argentina ( BCRA).

A su vez, la virtual extinción del convenio con el Fondo Monetario Internacional - FMI- (relación que, como sostuvimos, es menester restaurar2), y el consecuente interrogante sobre los desembolsos faltantes del Stand by (tanto los U$S5.400 millones que estaban previstos para setiembre pasado, como los restantes US$7.000 millones hasta principios de 2021) agregó severas dificultades al panorama, debilitando la posición de las reservas internacionales de nuestro país, y dejando en evidencia el aislamiento al cual el oficialismo nos llevó.

En este marco, en el presente artículo pasaremos revista a la caótica situación que expresa la hoja de balance del BCRA, el deficitario resultado de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos (CC) y la delicada cuestión fiscal, expresiones, todas ellas, del tránsito de la economía argentina hacia una Hipercrisis3 que es imprescindible evitar.

El banco, hundido

El balance del BCRA muestra un sorprendente Patrimonio Neto negativo.

Ese rojo, alcanzó en setiembre un valor de U$S6.600 millones. Sin embargo, si se excluye al sector público (bonos del Tesoro que figuran en su activo) se ubica en el entorno de los U$S24.500 millones.

Por su parte, es de destacar que el monto que alcanzan las Reservas Brutas es similar al total de lo que, hasta ahora, desembolsó el FMI (US$44.600 millones).

En cuanto a los "grados de libertad" que ofrecen esas reservas, se puede analizar su quantum tomando en cuenta el "cero teórico", o bien el "cero práctico".

Considerando el primer parámetro, las Reservas Netas alcanzaban, al 24 de octubre pasado, aproximadamente, US$ 14.700 millones.

Sin embargo, para estimar la distancia al "cero práctico" (Reservas Disponibles), deben descontarse US$3.800 millones correspondientes a Depósitos del Tesoro en US$, así como, al menos, el equivalente a dos meses de importaciones (Liquidez Mínima Necesaria) por un total de U$S8.600 millones (según el promedio mensual de de 2019).

La resultante es que, correctamente contabilizadas, las Reservas Disponibles son de solamente US$2.300 millones.

Así, tomando el promedio de disminución de las últimas jornadas, alcanzarían para 5 días hábiles antes de que se encienda la luz roja del indicador del "tanque vacío".

La cuenta corriente5, estresada

Con relación a la CC, la situación igual de delicada. Cuantificando, para los primeros nueve meses del año, sus componentes:


  • La Balanza Comercial, producto del desplome de las importaciones (26,2%), tiene un saldo positivo de US$9.497 millones.
  • La Balanza de Servicios (seguros, transporte, turismo y propiedad intelectual, entre otros), arroja un resultado negativo que se ubica en el entorno de los US$5.500 millones.
  • La suma de los intereses de la deuda privada y de la pública exigible6 ascienden a US$9.000 millones.
  • Los dividendos devengados en las empresas locales de controlantes extranjeros alcanzan un monto de alrededor de US$4.500 millones.
  • En consecuencia, en el período analizado, el déficit del sector externo argentino, medido como proporción del PBI, ronda el 3,3%. Si se ampliara, al considerar el total de los servicios de la deuda pública, ese guarismo alcanzaría el 5,6%.


Este desequilibrio en términos de flujo se ve agravado por dos problemas adicionales:

la imposibilidad de "rollear" el principal de la deuda, ante la exigencia de los acreedores de la devolución del capital prestado, y
la incesante dolarización de las carteras de tenencia y de inversión generada por la caída en la demanda de dinero.
Lo fiscal, explosivo
El oficialismo, por el acuerdo con el FMI, se había propuesto equilibrar el déficit fiscal primario7. Como señalamos oportunamente, en el marco de una economía recesiva, aquel objetivo resultó de imposible cumplimiento.

Las medidas post PASO adoptadas por el gobierno agudizaron más la situación, existiendo ya un consenso de que el déficit rondará entre 2,5% y 3% del PBI.

Al agregar los servicios de la deuda, ese rojo se estira, aproximadamente, hasta el 6%.

Si se le adiciona el de las provincias, en el entorno del 1,5%, y el cuasi fiscal generado por el BCRA, que alcanza otro 6%8, el Déficit Fiscal Total se encuentra en niveles inmanejables, cercanos al 13,5%.

El sector privado, atento

La situación económica es grave e inusitadamente inestable, así como incierto el panorama general que se abre hasta el recambio gubernamental.

Por ello, no es posible descartar (al menos completamente) que la dinámica de los sucesos precipiten alteraciones en los calendarios institucionales previstos, ni la apelación a soluciones transitorias y ad hoc.

El momento exige extremar las precauciones y reducir toda exposición innecesaria.

Y, si se decide aprovechar "oportunidades de negocios" que ofrecen suculentos premios -y suelen aparecer en momentos como el actual-, es válido apartarse de las reglas de la cautela sólo ante motivos muy fundados y basados en análisis meticulosos.

En el caso de las empresas, estas recomendaciones se traducen en preservar el stock y mantener calzadas las compras con las ventas, arbitrando los posibles desfasajes con los instrumentos de cobertura que ofrece el mercado.

Mientras esperamos mejores días, la consigna de la hora es estar "Atentos y vigilantes".



1 Oportunamente caracterizamos a la Supercrisis como la situación a las que nos llevó la alianza Cambiemos, que incurrió a un mismo tiempo en desequilibrios macroeconómicos fiscales y externos similares a los que colapsaron los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, respectivamente.

2 “Muerto el acuerdo con el Fondo Viva el acuerdo con el Fondo”, BAE Negocios 30-9-2019.

3 Cabe consignar que la emergencia de un presidente electo reduce, sin eliminarlas, las posibilidades de que la coyuntura derive en una Hipercrisis (anomia).

4 Agradecemos al Magister Oscar Carreras por la elaboración del cuadro que se presenta. Por razones de edición del artículo los últimos datos corresponden al jueves 24 de octubre.

5 Para realizar las estimaciones se tuvo en cuenta el criterio de devengado, que es el mismo que utiliza el INDEC en sus resultados de Balanza Comercial y Balance de pagos.

6 Llamamos deuda pública exigible (aproximadamente U$S150.000 millones) a aquella expresada en divisas y cuyos tenedores son no residentes.

7 Es uno de los componentes del Déficit Fiscal Total (DFT). Al adicionarle los intereses de la deuda constituyen el déficit financiero, que junto con el de las provincias y el cuasi fiscal lo completan.

8 El quantum del déficit cuasi fiscal resulta variable, porque depende centralmente de las tasas de interés que el BCRA paga por los pasivos remunerados (Leliq, Pases, etc.).

*MM y Asociados


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lunes, 21 de octubre de 2019

La inversión y el modelo de desarrollo económico

La inversión y el modelo de desarrollo económico

Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Sergio Carbonetto


La implementación de un Modelo de Desarrollo Económico, Permanente y Sustentable (MoDEPyS), objetivo imprescindible de la próxima administración gubernamental, enfrenta restricciones tanto:


  • de corto plazo, donde debe resolver los desequilibrios macroeconómicos desencadenantes de la actual Supercrisis1, así como
  • de mediano plazo, donde hay que culminar con los recurrentes ciclos que enfrenta la economía argentina de Stop and go (parar y seguir).

Ahora bien, en este marco, hay que prestar la debida atención a la variable inversión, ya que es la única que permite expandir la frontera de producción, y cumple un papel clave, resolviendo (dados los correctos incentivos de mercado) la restricción externa2.

La inversión como demanda3

Iniciado el primer impulso reactivador, las empresas alimentan el proceso a través de la inversión y sus dos elementos constitutivos:

la variación positiva de stocks, ya que todo flujo de ventas tiene armonizado el necesario stock para abastecerla, (cuando se incrementan los "pedidos", también es necesario aumentar las existencias que permitan satisfacerlos), y
el incremento de la dotación física de capital, dado que, ante la señal de permanencia del impulso de la demanda, las decisiones empresariales van a ser las de generar los mecanismos que permitan ampliar la dotación de personal y la capacidad de producción, estoqueo, logística, I&D, etc., a fin de responder al plus de demanda. Mientras tanto, la inversión funge demandando los bienes y servicios en el mercado para su realización.
La inversión como oferta
Culminado el proceso de la "puesta en valor" de la inversión, esta amplió la capacidad productiva de una empresa y, en el agregado, la "frontera de producción" del conjunto de la economía.

En el gráfico se observa con precisión dicho fenómeno.

Para su correcta interpretación es necesario describir sucintamente su diseño.

En el eje de las ordenadas (vertical) se representan las cantidades demandadas del conjunto de la economía y en el de las abscisas (horizontal) las ofertadas. La recta a 45° (bisectriz) con origen en 0 muestra los puntos en los que se alcanza la igualdad entre oferta y demanda.

En el punto E1 se observa claramente que la oferta está distanciada del producto potencial, encontrándose factores de la producción ociosos (subutilización de la fuerza de trabajo y de la capacidad instalada de la dotación de capital fijo).

Como habíamos mencionado ut supra, se produce un primer impulso reactivador, (a partir de la baja relativa de los precios de los alimentos vis a vis los ingresos populares), eso modifica la pendiente (inclinación) de la curva de demanda, intersectando a la de la oferta en el punto E2, donde ya se absorbió la capacidad instalada vigente hasta ese momento. Cuando esto ocurre, la inversión se objetiva y amplía la capacidad instalada incrementando la oferta.

Esta situación se visualiza en el nuevo producto potencial (PP2).

La mejora en la utilización de la fuerza de trabajo que este proceso genera, incrementa la masa salarial y, con ello, la demanda generándose un nuevo punto de equilibrio en E3.

En síntesis, el nuevo producto potencial se alcanza por el "espíritu inversor" que anida en los empresarios pero también por las condiciones macroeconómicas que estimulan que aquel aflore.

Esta vez el "modelo" se debe orientar a la producción

El Nuevo Orden Internacional (NOI) presenta condiciones distintas a las del surgido del Consenso de Washington, por la creciente profusión de medidas de administración de comercio.

El rol de la Organización Mundial de Comercio ( OMC) como rector de los flujos internacionales de bienes y servicios, está puesto en duda.

A su vez, la revolución energética norteamericanaiv ha disminuido considerablemente los costos primos de las manufacturas a escala global.

Ante este nuevo contexto, la potencialidad de equilibrar la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos a través "de una devaluación" ha disminuido sensiblemente respecto del pasado reciente.

Por lo tanto, la exigencia de "ganancia de competitividad" del aparato productivo está centrada en el flujo inversor que desde el primer minuto del nuevo gobierno debe ser la "tea votiva" que guíe su accionar.

De un correcto diagnóstico se deriva una sensata solución.

Alcanzarla es también el desafío de la administración entrante.


1-Dicha Supercrisis es la conjunción en tiempo y lugar de los desequilibrios macroeconómicos de magnitudes iguales o superiores a los que, en términos fiscales hicieron colapsar el gobierno de Alfonsín y en los del sector externo, que culminaron con la renuncia de De La Rúa.

2- Restricción externa: se produce por la generación insuficiente de divisas cuando se acelera la tasa de crecimiento de la economía. Como señalaba un estimado colega y referente de nuestra disciplina, el Dr. Eduardo Curia, la inversión es el único componente de la ecuación macroeconómica básica que tiene un doble comportamiento, es demanda y oferta.

3- Denominamos así, al comienzo de la explotación comercial, del shale gas y oil, que se produjo en los Estados Unidos de Norteamérica, a partir de 2010. Ello generó una sustantiva disminución del precio de la energía fósil. Dada la ganancia de productividad que, por lo descripto obtuvo la economía de ese país, es que caracterizamos el proceso como Revolución Energética.

*MM y Asociados


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