lunes, 25 de marzo de 2019

El precio de los alimentos en una economía orientada a la producción: la "cuestión láctea"

El precio de los alimentos en una economía orientada a la producción: la "cuestión láctea"



Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari


Ante el evidente e irremediable fracaso del actual esquema económico, sobre el cual el consenso es tan amplio que incorpora, incluso, a buena parte de los integrantes (por ahora) de la alianza oficialista, vale la pena hacer una pausa para reflexionar sobre lo por venir.

Ello, con la responsabilidad de elaborar y proponer, para debatir en la arena pública, las posibles soluciones que contribuyan a revertir el daño que se le ha hecho a nuestra Patria y su pueblo.

Se trata de que el próximo gobierno encare las acciones para generar las condiciones endógenas necesarias para la búsqueda de un entorno de competitividad sistémica.

Así, la política económica, debe articular los instrumentos indispensables para lograr los objetivos simultáneos de crecimiento e inclusión social, garantizando el pleno empleo de los factores productivos.

Es necesario, como ya hemos señalado más de una vez, edificar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) en nuestro país, que garantice:

- que las empresas obtengan adecuada rentabilidad,

- que el mercado de trabajo tienda al pleno empleo con salarios de alto poder adquisitivo y,

- que los sistemas de previsión y seguridad social sean suficientemente vigorosos.

Para ello, realizando una correcta apreciación de las condiciones de contexto, en el que se debilita el libre comercio y sus instituciones garantes, como la Organización Mundial del Comercio ( OMC), debe aprovecharse la oportunidad para que nuestro país ponga en valor sus vectores de competitividad que, tal como venimos señalando, se asocian con las rentas extraordinarias1 presentes en:

- la exploración-explotación de los combustibles fósiles, y

- la producción de algunos alimentos.

Respecto de estos últimos, sus precios justos y equitativos permitirán recomponer el poder adquisitivo de los ingresos populares, impactando favorablemente en el crecimiento del consumo privado2.

Habiéndonos explayado abundantemente sobre la relevancia de la provisión de energía para nuestras industrias a precios competitivos3, y más recientemente sobre una de las producciones emblemáticas, la de carne vacuna, nos referiremos a continuación a otro alimento básico para la mesa de nuestras familias: la leche.

La leche que tenemos


El 94% del total de la producción primaria de leche se localiza en las provincias de Córdoba (37%), Santa Fe (32%) y Buenos Aires (25%).

En referencia a la cantidad de tambos, en el año 2017 (última información oficial disponible), la mayor parte de los 11.326 establecimientos existentes en nuestro país se distribuían a lo largo de las provincias de Santa Fe (35,1%), Córdoba (30%), Buenos Aires (22,1%) y Entre Ríos (7,6%).

Ello significa que la producción para el abastecimiento de leche y sus derivados a los principales centros urbanos del país se ubica en la zona núcleo ampliada, en tanto el resto son pequeñas unidades que proveen localmente a usinas lácteas de áreas con baja densidad de población.

En cuanto a su industrialización, una multiplicidad de empresas de diferentes tamaños capta diariamente la producción tambera, casi 29 millones de litros por día4, aunque el 40% de la recepción se concentra en 6 grandes compañías.

Por otra parte, las exportaciones alcanzaron, en el año 2018, el 20,7% del total de leche procesada, por un monto de u$s1.008 millones, de los cuales el 53% corresponde a leche en polvo.

Este último producto constituye, a nivel internacional, un commodity, cuyo precio a principios de marzo era de aproximadamente U$S 3.200 por tonelada para la variedad entera, y de U$S 2.450 para la descremada.

Naturalmente, el precio de esta última es inferior, ya que el fabricante obtiene un subproducto adicional (la crema). Sin embargo, en el mercado argentino esta relación se invierte, brindando una rentabilidad "plus" a las industrias.

Adicionalmente, el suero que antes se descartaba (constituyendo uno de los principales factores de contaminación ambiental), actualmente es un valioso insumo para la actividad de los laboratorios (por ser rico en proteínas globulares hidrosolubles, lactosa, grasas y minerales), que lo convierten en una importante fuente de nutrientes para la salud humana y animal.

Las tensiones por resolver


Los tambos, en general, ofrecen un producto razonablemente estandarizado, a diferencia de los demandantes, que son industrias que abastecen principalmente al mercado doméstico, o bien están especializadas en productos exportables.

En consecuencia, cuando el precio internacional del commodity se incrementa, aumenta la capacidad de compra de estas últimas, dado que el mayor margen a realizar les permite ofrecer un mejor precio para hacerse con la producción tambera. Por su parte, las usinas que necesitan la leche fluida para elaborar productos requeridos por la demanda interna deben igualar ese precio para poder adquirir la materia prima.

Tal como lo reflejábamos recientemente en nuestro artículo referido al tema de la carne vacuna5, la consecuencia del proceso descripto es que el precio doméstico se expresa en el concepto de "paridad de exportación", lo cual significa que el eslabón de la cadena que ejecuta dicha comercialización6 es el que impone los precios de la materia prima.

Bajo dicha paridad, la inevitable consecuencia es lo que acontece: la demanda doméstica se satisface sólo al precio que fija la externa, lo que causó, en los últimos 3 años, la caída del consumo interno (-11%).

Una propuesta de buena leche


Siendo la leche, como la carne, un producto central que no puede faltar en la dieta de los argentinos, deben implementarse medidas de política económica que garanticen su presencia en la totalidad de nuestros hogares y, en simultáneo, no descuiden los incentivos que requieren los empresarios (tanto en la fase primaria como en la industrialización) para incrementar su producción.

Para ello, es necesario:

- diferenciar el precio internacional del doméstico, vía retenciones a la exportación, distribuyendo, posteriormente, a los integrantes del sector el montante de lo recaudado, privilegiando así el rol de esa imposición como desacople por sobre el recaudatorio; o bien

- implementar cupos de abastecimiento, donde las usinas garanticen el aprovisionamiento adecuado del mercado interno con precios justos y razonables, diferenciados de los de los productos más sofisticados, asegurando la ganancia de las compañías, entre el precio de adquisición del insumo y el del promedio ponderado de los productos que comercializa.

Este tipo de políticas, implementadas en el marco del MoDEPyS, permitirá generar las condiciones para recomponer tanto el poder adquisitivo de los ingresos familiares como la rentabilidad empresarial, así como la plena ocupación de los factores productivos, sentando las bases para el desarrollo económico permanente y sustentable que el conjunto de la Nación espera y merece.

Ver en el diario

lunes, 18 de marzo de 2019

Entrevista en "El informante"

Trabajo en el sector privado: el "pato de esta boda"

Trabajo en el sector privado: el "pato de esta boda"


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Cuando al finalizar febrero el ex Ministerio (hoy Secretaría) de Trabajo y Empleo1, dio a conocer su informe mensual "Reporte del Trabajo Registrado"2, evidenció la pérdida de más de 190.000 puestos el año pasado.

Pese a lo dramático de la cifra anual, fue menor a la esperada, ya que se proyectaba una caída de 300.000 registros.

Es que, desde el comienzo de las corridas cambiarias, en el segundo y el tercer trimestre de 2018, se produjeron 100.000 bajas por cada período, ritmo que previsiblemente se aceleraría al compás de la profundización de la crisis.

Pero, en el cuarto trimestre, dicha situación se revirtió, dando pie a la afirmación del gobierno de que el piso de la recesión fue en noviembre y que la "recuperación económica" habría empezado en diciembre.

No fue así, simplemente se trataba del retorno del oficialismo nacional a sus andadas.

¿Un trimestre con "baja" destrucción de empleo registrado?


La explicación del saldo casi neutro observado en el último trimestre de 2018 ("solamente" 3.600 inscriptos menos que en setiembre), no la ofrece una eventual "recuperación" de la actividad económica, sólo perceptible por los funcionarios de la alianza Cambiemos y las voces que les son afines.

Sus motivos en realidad se encuentran en el giro observado en el empleo público y los puestos vinculados a los planes sociales que, luego del período de retroceso (asociado al intento de reducción del déficit fiscal), volvió a crecer en 30.000 nuevos asalariados estatales, y en los más de 15.000 flamantes beneficiarios de programas de asistencia enrolados como monotributo social.

Pero, en el caso del sector privado, el último trimestre del año pasado confirmó la continuidad de la tendencia previa y, junto con ello, los pronósticos de destrucción de casi 50.000 puestos de trabajo registrados, ya que se perdieron:

13.000 inscriptos de asalariados privados,
4.300 de autónomos,
casi 30.000 de monotributistas, y
1.400 de asalariados de casas particulares.
La "baja" destrucción de empleo registrado sólo obedece entonces, a la creación, en el sector público, de una cantidad de puestos equivalente a las pérdidas acaecidas en el sector privado.

Es claro también que, en el primer trimestre de 2019, el mercado de trabajo no ha tenido un comportamiento distinto al observado hacia fines del año pasado; es decir, está experimentando un fuerte ajuste, pero concentrado en las empresas, fuera del ámbito estatal.

Por ello, de acuerdo con las correlaciones observadas a lo largo del tiempo en el mercado de trabajo argentino entre el empleo registrado y el del sector informal, y considerando el crecimiento vegetativo de la población, podemos deducir que el contingente de desocupados se engrosó en alrededor de 790.000 personas durante el año pasado y el comienzo de 2019.

Es que, a la pérdida de posiciones registradas (190.000), se debe adicionar la del empleo no registrado (entre 250.000 y 300.000), y la imposibilidad de inserción de las más de 300.000 personas que en 2018 y lo que va de este año ingresaron a la población económicamente activa (PEA).

Esto implica un total de desocupados que supera los dos millones de personas y que, sobre una PEA de alrededor de veinte millones, significa una tasa de desocupación cercana al 11%.

Las perspectivas


Tanto a nivel de los datos agregados, como en el de los reportes de las situaciones particulares de las cámaras empresariales y las propias compañías, se verifica que la caída de la economía no ha tocado fondo, ratificando nuestro diagnóstico y pronóstico.

En las semanas que pasaron, el elemento más destacado ha sido el de la exposición pública de las pésimas condiciones que atraviesan muchas empresas que, exhaustas por la prolongación (durante casi un año) de la política de altas tasas de interés y el escenario recesivo, se ven obligadas a drásticas decisiones, afectando miles de puestos de trabajo y extensas cadenas de producción.

Pero no faltan las que llegaron a los límites de su capacidad de supervivencia y decidieron la llana clausura de sus operaciones.

Casos especialmente preocupantes, por la capacidad de propagarse en el resto de la economía, son los que se manifiestan en la industria automotriz, (con suspensiones de nóminas completas en casi todas sus terminales) y en la alimenticia, con compañías que, ocupando importantes segmentos de sus mercados, afrontan pasivos cuantiosos que no logran refinanciar, o balances negativos en el orden de los miles de millones de pesos.

No pueden minimizarse los efectos convulsivos que podrían tener sobre el conjunto de la economía, e incluso en el ámbito de las resoluciones políticas e institucionales, las potenciales "caídas" que hoy amenazan a algunas de las más grandes firmas de nuestro país, situación de casi imposible reversión, por la retracción de la demanda interna y las dificultades para la penetración en los mercados internacionales3.

El mercado de trabajo, con respirador artificial



En este contexto, tampoco resultan desechables otros acontecimientos de tal magnitud (dolarización de las carteras o ruptura de la alianza de gobierno, por ej.), que también alteren los tiempos institucionales.

Como ya lo hemos señalado, es absurdo aventurar pronósticos sobre el comportamiento futuro de la economía4, por lo tanto, también lo es hacerlo sobre el mercado de trabajo, en el que la única certeza es la de que sólo puede empeorar.

Las circunstancias dramáticas que atraviesan todas las empresas, producidas por las políticas de la alianza Cambiemos que, con su modus operandi, asfixia el funcionamiento del sector privado, son testimonio de ello.

Veamos un ejemplo.


Desde septiembre de 2018 a febrero de 2019, todo el incremento de depósitos en el sistema bancario fue captado por el sector público, por lo que el endeudamiento estatal a través del sistema financiero aumentó en torno a los U$S14 mil millones.

Esto da la dimensión del desplazamiento (crowding out) que, sobre la oferta de crédito, han sufrido las empresas.

Este feroz ajuste, que se descarga en forma inconfundible sobre la actividad privada, paradójicamente amplifica el déficit fiscal total, tanto al espiralizar el cuasifiscal del BCRA (elevando las tasas para absorber la liquidez disponible), como al disminuir la recaudación impositiva (en términos reales) por la contracción de la actividad, en un claro círculo vicioso.

De nada sirve advertirles que hacen como el perro que corre para morderse la cola porque, como dice el saber popular: no hay peor sordoque el que no quiere oír.

Lamentablemente, serán las empresas y sus trabajadores quienes sigan pagando las consecuencias de los recurrentes disparates gubernamentales.

1 Aclaramos que hay una multiplicidad de vocablos (como empleo, puesto de trabajo, ocupación, etc.) que, en el lenguaje corriente, pueden ser utilizados como sinónimos, o adquirir significados distintos según su contexto. Aquí nos referimos a las actividades laborales cuyo destino previsto es el mercado de bienes y servicios, pero éstas no abarcan la complejidad del concepto de trabajo. En términos técnicos, las normas estadísticas internacionales para las mediciones del mercado de trabajo, precisan e identifican cinco formas mutuamente excluyentes: a) trabajo de producción de bienes o servicios para el autoconsumo, que incluye el trabajo doméstico no remunerado; b) trabajo en la ocupación, realizado para terceros a cambio de remuneración o beneficios; c) trabajo en formación no remunerado, para adquirir experiencia o competencias; d) trabajo voluntario, sin remuneración y no obligatorio realizado para terceros; e) otras actividades productivas.

2 Esta medición no incluye al empleo informal o “en negro”.

3 No hay mercado interno ya que los precios de los alimentos básicos, valuados a paridad de exportación, y la dolarización de una significativa parte de las tarifas de los servicios públicos y los combustibles, ha deteriorado irremediablemente el poder adquisitivo de los ingresos populares. Y, en el externo, los efectos de la mejor cosecha gruesa del segundo trimestre no alcanzarán para compensar el deterioro en las exportaciones del resto de las actividades, producto de la imposición de retenciones y el retiro de reintegros (entre otras causales), decidido por el gobierno en el segundo semestre de 2018.

4 Dada la fragilidad sistémica imperante, resulta inapropiado el ejercicio de proyección de los principales indicadores macroeconómicos, cuyos comportamientos (dentro de rangos de variación aceptables), son de imposible previsión, razón por la cual venimos presentando nuestras prognosis acotadas a plazos cortos.

*MM y Asociados

Ver en el diario

lunes, 11 de marzo de 2019

Una nueva versión de "lo peor ya pasó"

Una nueva versión de "lo peor ya pasó"


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

A pesar de que la economía cayó 7% interanual en diciembre y 2,6% en el año1, los funcionarios del Ministerio de Hacienda sostienen, no sin un alto grado de cinismo, que "el piso de la recesión habría sido en noviembre".

En esta nueva versión de "lo peor ya pasó", el oficialismo vuelve a plantear, casi desesperadamente, que a partir del segundo trimestre la economía mejorará, debido al impacto positivo que podrían tener en el PIB:

el incremento de las exportaciones, y la subsecuente tranquilidad que brindaría el saldo positivo de la balanza comercial, y
la disminución del déficit fiscal total, a partir de la búsqueda del equilibrio entre los ingresos y gastos operativos2.
Ahora bien, con respecto al primero de los señalamientos, afirmábamos en "Resultados rojos, perspectivas negras" (BAE Negocios, 11-2-19): "el desempeño de la balanza comercial suele analizarse a partir de su saldo. Naturalmente, el superávit comercial resulta necesario para la economía argentina, pero lo que actualmente ocurre es que este se consigue por un desplome de las importaciones".

Y en lo referente al ámbito fiscal, como viene quedando palmariamente demostrado en los últimos meses, y ratificado por los datos de febrero, la caída de la recaudación se produce a mayor velocidad que la del gasto público, con lo cual la disminución del déficit se transforma en una quimera.

Como nos hemos explayado en reiteradas ocasiones sobre este último tema, en los párrafos subsiguiente desarrollaremos analíticamente aspectos relacionados a uno de los componentes del sector externo: la balanza comercial.

Exportaciones: una desagradable ¿sorpresa?


El último dato oficial publicado, referente al mes de enero, muestra una caída del valor (precio por cantidad) de las ventas externas argentinas de 4,7% con respecto a igual mes del año anterior.

Al analizar dicho comportamiento según su rubro, se observa que mientras se incrementaron las exportaciones de Productos Primarios (PP, 12,6%) y de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA, 6,5%), las de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) cayeron 24,3%, y las de Combustibles y Energía (CyE), a pesar de los anuncios oficiales, lo hicieron en un 27,4%.

Así, el efecto alcista sobre las exportaciones de la "cosecha salvadora", que el oficialismo anhela como un vaso de agua en el desierto, resulta más que compensado por la marcada baja del resto de los rubros.

Cambiemos consiguió generar desequilibrios macroeconómicos, fiscal y del sector externo


Ello es causado, entre otros motivos, por la combinación de la descabellada medida de gravar con retenciones a las exportaciones industriales, en simultáneo con la reducción, en el caso que los hubiera, de los reintegros por las ventas al exterior.

Queda claro entonces que, al igual que ocurrió con otras tantas predicciones oficiales, el de las exportaciones tampoco será el ítem de la demanda global que detenga la caída del PIB, ni equilibre las cuentas del sector externo.

¿Y de impo como andamos?


Como explicábamos hace algunas semanas en el artículo citado, el análisis del nivel que alcanzan las importaciones resulta un buen proxy para vislumbrar lo que acontecerá, en los meses inmediatos posteriores, en el mercado de bienes y servicios.

Ello es así porque las decisiones empresarias sobre el quantum de compras externas se ajustan, principalmente, al nivel de producción y la dinámica comercial previstos para el futuro, resultando un "correcto orientador" del porvenir inmediato del conjunto de la actividad económica.

Y, en ese sentido, su desempeño durante el mes de enero augura el desplome de la economía, al caer 26,5% en valor, producto casi exclusivamente de la disminución de las cantidades, ya que los precios prácticamente no se modificaron.


En este comportamiento de las compras externas3 resalta el desempeño de las de bienes de capital, cuyas cantidades disminuyeron 36,6%.

En consecuencia, nuestra afirmación acerca de que "las importaciones de diciembre pasado sólo son compatibles con un PIB, en el primer trimestre de 2019, casi 10% inferior al del final de 2018", puede perfectamente trasladarse a los meses subsiguientes, cobrando cada vez mayor vigencia a medida que se van conociendo nuevos datos del desempeño de la actividad económica y la balanza comercial.

La única verdad


Al transcurrir el último año del gobierno de Cambiemos, el aparato productivo nacional exhibe una performance calamitosa, en la que la vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que afecta a todos los negocios, ya que abundan entre las grandes empresas, los procesos preventivos de crisis, concursos y balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

Como muestra, basta mencionar el caso de una destacada empresa molinera (cuya magnitud de oferta en el mercado de harinas alcanza el 40%, con lo cual corre riesgo el normal abasto a la población) que se encuentra con severos inconvenientes para refinanciar un pasivo que, según el mercado, alcanza los 60 mil millones de pesos.

La situación de las familias no es diferente. Los ingresos han perdido poder adquisitivo en forma sostenida, al tiempo que el panorama del empleo es de cotidiano declive.

En este contexto, el déficit fiscal total permanece en el orden del 11% del PIB, tanto por la caída estrepitosa de la recaudación tributaria, como por el crecimiento geométrico del déficit cuasi fiscal, producto de los pasivos remunerados del BCRA.

Por otro lado, como explicamos ut supra, a pesar de la mejora del saldo de la balanza comercial, el déficit del sector externo se encuentra en el entorno del 6% del PIB, ya que el ítem de los bienes ni se aproxima a compensar el rojo del resto de los componentes de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

De esta manera, continúan en plena vigencia las condiciones de la Supercrisis, ya que Cambiemos consiguió generar, a un mismo tiempo, los desequilibrios macroeconómicos, fiscal y del sector externo, que provocaron el colapso de los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, respectivamente.

La ruinosa situación de la economía nacional es el inevitable resultado de la sucesión de experimentos erróneos implementados por el oficialismo que no sólo no resolvió los problemas prexistentes, sino que los profundizó hasta extenuar a los agentes económicos, poniendo en peligro la propia base material de la nación: las empresas y sus trabajadores.

Sin embargo, ante el inminente desenlace, no sólo es hora de mantener el espíritu de iniciativa en alto frente a las crueles inclemencias del contexto generado por el gobierno nacional, sino de dar espacio a la preparación del nuevo futuro que, más temprano que tarde, vamos a protagonizar.

1-Cabe aclarar que este último dato refiere al estimador de actividad económica ( EMAE), por lo que, cuando se publique el PIB, elaborado con mayor cantidad y más detallada información, los resultados deberían coincidir con la baja de 3,2%, prevista oportunamente por MMyAsociados. Asimismo, los primeros datos oficiales de actividad, correspondientes a enero del corriente año (industria manufacturera y construcción), al igual que las informaciones sectoriales surgidas durante febrero y marzo (parada de automotrices y resultados negativos y dificultades financieras de las principales empresas alimenticias, entre otros), confirman la tendencia expresada.

2-Es dable resaltar que una de las metas acordadas con el FMI es que tienda a cero el déficit fiscal primario, soslayando el abultado resultado financiero, y cuasi fiscal, negativos.

3-Está claro que la drástica reducción de las compras externas que se viene observando no está motivada por la vigencia de ninguna medida gubernamental que restringa las importaciones, ni tampoco obedece a un súbito proceso de sustitución de importaciones.

*MM y Asociados

Ver en el diario

lunes, 4 de marzo de 2019

El precio de los alimentos en una economía orientada a la producción

La "pax cambiaria" y la destrucción de la base material de la Nación


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

No es esta la primera vez que señalamos la urgencia de profundizar la reflexión sobre los requisitos y fundamentos que permitan edificar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) en nuestro país, ante el indisimulable agotamiento del experimento económico en curso.

Es cierto que la etapa nos impone desafíos urgentes (para mitigar los daños producidos por el esquema vigente), pero también hoy se hacen presentes los que son mediatos, aquellos que, una vez atravesada la forzosa fase de la reconstrucción, nos orienten a plantar los cimientos de la necesaria Argentina de la producción y el pleno empleo.

En un contexto mundial en el que se debilita el libre comercio y sus instituciones garantes, como la Organización Mundial del Comercio ( OMC), se abren oportunidades para que las naciones pongan en valor sus vectores de competitividad.

En nuestra Patria, ello se traduce en la necesidad de maximizar el beneficio colectivo de la utilización de las rentas extraordinarias originadas en:

la producción de algunos alimentos y
la exploración-explotación de los combustibles fósiles.
Parece entonces apropiado dirigir la atención al primero de estos tópicos (luego de haber tratado diversas facetas del segundo recientemente1), profundizando sobre las tensiones de la interacción entre el mercado doméstico y el internacional en una de las producciones emblemáticas: la carne vacuna.

El marco de la reflexión


Aun corriendo el riesgo de ser reiterativos, consideramos pertinente repasar algunos conceptos que introdujimos, en este espacio comunicacional, el 29 de enero del año pasado, en el artículo "¿Cómo seguimos?".

Allí asumimos como postulado básico que "para implementar un MoDEPyS, es imprescindible que las dirigencias gremiales, tanto de empresarios como de trabajadores, lo hagan propio" y, para que ello ocurra, "deben cumplirse, entre otras condiciones, que:

las empresas obtengan adecuada rentabilidad,
el mercado de trabajo tienda al pleno empleo, con salarios de alto poder adquisitivo, y
los sistemas de previsión y seguridad social sean suficientemente vigorosos,
asegurando así adecuados niveles de bienestar para el conjunto de la población".

Definíamos también a los vectores de competitividad del aparato productivo nacional, como aquellos capaces de reducir los costos primos (en forma intensiva y extensiva) de nuestras empresas, garantizando su hegemonía en el mercado doméstico y potenciando su inserción en los internacionales, a la vez que señalábamos que "dichos vectores no pueden ser otros que los asociados a las rentas extraordinarias en la economía, es decir aquellos beneficios redundantes, que se generan en el mercado, independientemente del trabajo humano, y se obtienen a partir de ejercer la exclusividad de explotación de algún recurso natural".

Y más acá, en noviembre pasado ("Reflexiones sobre el modelo de desarrollo argentino", BAE Negocios, 19/11/18), marcábamos que, como aliciente de la demanda, "los precios justos y equitativos para los alimentos, permitirán recomponer el poder adquisitivo de los ingresos populares, impactando favorablemente en el crecimiento del consumo privado".

El consumo de las vaquitas: cada vez más ajeno


La ganadería -como explotación comercial- tiene tal envergadura en nuestro país, que algunos académicos afirman que su historia es la de la Argentina.

En el día a día, algo de esto se verifica dado que, después del alza del precio del dólar y de los combustibles, el de la carne es el que más impacto tiene en la vida social y familiar, lo que se expresa en el viejo adagio de "aumenta la carne y aumenta todo", aunque ese "todo" es el costo de los alimentos.

En lo que va del año, el precio del ganado en pie ("kilo vivo") se ha disparado en el entorno del 50%, llegando incluso a superar ese porcentaje en algunas de las categorías. Bajo estas circunstancias, es importante descifrar el porqué de este acontecimiento.

En general el mercado interno tiene las siguientes características: los sectores de alto y medio poder adquisitivo consumen el animal liviano (ternera, y vaquillona y novillo livianos) mientras que, restaurantes orientados al turismo y otros demandantes sofisticados, adquieren el novillo pesado de exportación (el famoso bife de chorizo de 500g.).

Las categorías populares son la vaquillona y el novillo pesados, pero la principal es la vaca buena.

En el contexto armado por Cambiemos, esta última, más económica, comenzó a ser masivamente exportada, especialmente desde la incorporación de China como comprador relevante, tal como se refleja en el gráfico, que muestra la casi triplicación de las cantidades vendidas y el simultáneo descenso de los precios promedio.

Al margen de la imposición que hizo el FMI en la última renegociación, en la que exigió la reinstalación de las retenciones, el marco ideológico de este gobierno contempla que el precio doméstico se expresa en el concepto de "paridad de exportación", esto significa que, al eslabón de la cadena que ejecuta dicha comercialización, le resulta indistinto que su comprador sea cliente doméstico o extranjero2.

Bajo dicha paridad (con el fuerte incentivo a las exportaciones, sin selectividad de mercados ni de cortes), la inevitable consecuencia fue lo que aconteció: para satisfacer la demanda externa, resultó necesario contraer la doméstica, vía aumento de los precios internos.

Según los informes de la Secretaría de Agroindustria, entre los meses de enero de 2018 y 2019, el consumo interno per cápita, medido en kilogramos al año, se redujo en más del 11%, desde casi 60 hasta menos de 53.

La política de Cambiemos, finalmente, quita la carne de las mesas argentinas para llevarla a las extranjeras, especialmente a las de China, país que compró el 56% de las exportaciones de este producto el año pasado.

¿Segmentación de la exportación o retenciones?


Si el MoDEPyS debe ser un modelo basado en la producción y, por ende, la inversión, los precios justos y equitativos para los alimentos son una de las claves para su logro.

El aumento del poder adquisitivo de los ingresos populares (sueldos, salarios, jubilaciones y pensiones), se logra modificando a la baja la proporción de las erogaciones de la canasta alimentaria en los presupuestos familiares, permitiendo así acceder a la población a otros consumos, dinamizándose el mercado doméstico.

Por una parte, tenemos que considerar que, si bien el producto genérico es la carne vacuna, su comercialización para el consumo final se realiza mediante diferentes tipos de cortes.

No es un desafío especialmente difícil, el de administrar el sector de manera tal que se pueda garantizar el abastecimiento mediante un acuerdo en la mesa cárnica, que ya lleva 13 años de funcionamiento desde su lanzamiento en 2006. En él se podría pactar la segmentación de exportaciones, por el tipo de animal y también por cortes, modalidad que fuera, históricamente, la característica de esta rama de actividad, destinando a los mercados externos los más "exclusivos" (cortes magros), mientras que los locales consumíamos los restantes.

Por la otra, también se contrapone al objetivo de "precios alimentarios justos y razonables", el marco conceptual de "precios de paridad de exportación" hoy vigente, que implica desconocer o repudiar el rol de las retenciones como tasa de imposición que permite diferenciar el doméstico del internacional (desacople), principal efecto de este tipo de tributo, mucho más relevante que el recaudatorio.

De modo que la búsqueda de un esquema óptimo a alcanzar puede basarse en que:

lo cobrado por retenciones vuelva al sector mediante fondos específicos, o
la puesta en marcha de un esquema en el que la producción que es consumida en el mercado doméstico se desacople de los precios internacionales sólo en el quantum internamente requerido (cuotas con valores diferenciales)3.
Bajo estos patrones, también es posible operar en otras cadenas de alimentos y derivados (lácteos, cereales, oleaginosas, etc.), desalineando los precios internos de la canasta básica, del valor de un tipo de cambio competitivo.

Estos ejemplos dejan meridianamente aclaradas las potencialidades del MoDEPyS, en el que, simultáneamente a la satisfacción de las necesidades del conjunto de la población, crezcan la inversión y la producción.

La Argentina de Pleno Empleo y Justicia Social, es tan necesaria como posible.

1 BAE Negocios. “Una Argentina de pleno empleo es posible y necesaria” (19/2/18). “Reflexiones sobre el modelo de desarrollo argentino” (19/11/18).

2 Obviamente dicha conducta está calibrada por la facilidad de cobros, conocimiento del cliente y otras múltiples referencias que influencian el precio y determinan la realización de una operación comercial.

3 Existen antecedentes exitosos de este diseño, como lo fue el fideicomiso relacionado al aceite mezcla de cocina entre 2009 y 2016.

*MM y Asociados

Ver en el diario