lunes, 25 de noviembre de 2019

"Ni el tiro del final..."

"Ni el tiro del final..."


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich1

Hace exactamente dos años, en nuestro artículo "Lo que ocupa a Trump a Macri ni lo preocupa", advertíamos que si el gobierno de Cambiemos no corregía el rumbo de sus políticas, tanto a nivel interno como internacional, se convertiría, como dice el tango, en un "total fracaso de vivir".

Y, lamentablemente, así fue.

Hoy, al culminar su mandato luego de cuatro extenuantes años, la Supercrisis continúa infligiendo severos daños al aparato productivo nacional, que exhibe una performance calamitosa. La vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que afecta a todos los negocios, ya que abundan entre las grandes empresas, los procesos preventivos de crisis, concursos y balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

La situación de las familias no es diferente. Sus ingresos siguen perdiendo poder adquisitivo en forma sostenida, al tiempo que el panorama del desempleo y subempleo adquiere ribetes dramáticos.

El boom de inversiones y el de exportaciones, prometido por la alianza gobernante siempre para el siguiente segundo semestre, nunca llegó. No existe un solo indicador macroeconómico, ni social, que muestre mejoras respecto de la situación de cuatro años atrás.

Lo único inalterable en Cambiemos, aunque suene como un oxímoron, fue la mala praxis económica.

Ante este panorama, es pertinente realizar un sucinto racconto de los acontecimientos, al tiempo que vislumbrar las posibilidades futuras, con las consabidas expectativas positivas que todo nuevo gobierno genera, para el mantenimiento y crecimiento de los negocios.

En 15 días "te comiste el mercadito, la casilla de la feria, la ganchera, el mostrador"
Con la devaluación inicial, ni bien asumió, y la quita de las retenciones a las exportaciones agrícolas, el gobierno provocó un desmesurado aumento del precio de la canasta alimentaria, derrumbando el consumo del resto de los bienes y servicios, asestando así un golpe brutal al mercado interno.

Para marzo del 2016 intentó dinamizar la demanda, incrementando el gasto público financiado con crédito externo.

Dado que los dólares ingresados requerían ser transformados en pesos (aumentando la emisión monetaria y la probabilidad de inflación), el BCRA decidió esterilizarlos mediante instrumentos remunerados (Lebac al comienzo, Leliq después, entre otros), pagando una exorbitante tasa de interés real, espiralizando el déficit cuasifiscal.

Éste, sumado a los rojos del Tesoro Nacional (al recaudar menos y gastar más) y al de las jurisdicciones subnacionales, determinaron que el Déficit Fiscal Total (DFT) siempre superara el 10% del PIB.

Luego de seis meses de gestión macrista, ya se observaba un esquema macroeconómico insólito por su inconsistencia: una política monetaria restrictiva con otra fiscal expansiva.

"Al mundo nada le importa, yira, yira"

No conforme con la espiralización del resultado fiscal negativo, el oficialismo, leal a su premisa de empeorar lo que está mal, se lanzó a la desesperada búsqueda del desequilibrio externo, para completar su obra maestra: los "déficits gemelos".

Mientras en el mundo se adoptaban las medidas de protección de las economías locales que aquí se desprecian2, la producción doméstica de bienes y servicios quedó expuesta frente a la oferta de sus competidores no residentes, cuadro agravado por la revaluación del tipo de cambio derivada del sostenido ingreso de dólares provistos por los prestamistas externos.

En este marco, al finalizar 2017, se alcanzó un récord de US$31.000 millones de resultado negativo en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

Se configuraron así las condiciones para la actual Supercrisis: Cambiemos consiguió, a un mismo tiempo, los desequilibrios macroeconómicos que, en términos fiscales provocaron el colapso del gobierno de Alfonsín, y en el sector externo, el de De la Rua3.

2018. "Cuesta abajo en la rodada"

En abril del año pasado, con el cierre para la Argentina del mercado voluntario de deuda4 la Supercrisis se materializó.

A partir de allí, el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue requerido como garantía subyacente de los créditos otorgados por la banca extranjera. Pero, fiel a su estilo, la alianza gobernante no tardó en dilapidar los primeros US$15.000 millones desembolsados.

Fracasado el acuerdo, la renegociación fue forzosa, imponiéndose nuevas condiciones: elevadas tasas de interés reales y un nulo crecimiento de la base monetaria. Con ello se garantizaba la finalidad original del crédito, que era, fundamentalmente, el pago de la deuda soberana a los inversores extranjeros.

Además, producto de la adenda, el oficialismo se propuso equilibrar el Déficit Fiscal Primario (DFP)5. Como mencionamos en el artículo "2019. Un escenario lábil" (BAE Negocios, 21-1-19) eso resultaba, y resultó, de imposible cumplimiento, dado que la caída de la recaudación iba a mayor velocidad que la del gasto.

De esta forma el FMI intentó darle coherencia, aunque ya era muy tarde, a un esquema económico que no la tenía6.

Era tan grave aquel contexto, que el propio ministro de Hacienda de entonces, Nicolás Dujovne, sostuvo "en la Argentina nunca se hizo algo así sin que caiga el Gobierno".

2019. "El que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín"

Hacia principios de este año, el gobierno quiso instalar, una vez más, la idea de que ya estaban dadas las condiciones para que crezcan los "afamados" brotes verdes. Contrariamente a ese razonamiento liviano y falaz, en nuestro artículo "Una nueva versión de lo peor ya pasó" (BAE Negocios, 11-3-19) advertíamos que, con su irresponsabilidad, estaba poniendo en riesgo la propia base material de la Nación.

Las medidas post-PASO agudizaron más la situación, dado que el oficialismo decidió dejar en "stand by" el stand-by con el FMI, al aumentar el gasto con fines electorales, al tiempo que el BCRA utilizaba las reservas para evitar una disparada del tipo de cambio, con igual objetivo.

Existe un consenso en la disciplina acerca de que el DFP rondará, hacia fin de año, casi el 3% del PIB. Si a su vez se agregan los servicios de la deuda (circa 3,5%), el rojo de las jurisdicciones subnacionales (en el entorno del 1,5%), y el cuasi fiscal generado por el BCRA (aproximadamente 6%), el DFT se encuentra en niveles inmanejables (14%).

En lo referente al sector externo (más allá del superávit comercial de US$11.265 millones alcanzado en los primeros diez meses del año, producto del desplome de las importaciones), el déficit ronda el 3,3%7.

Este último desequilibrio suma dos agravantes: la imposibilidad de "rollear" el principal de la deuda, ante la exigencia de los acreedores de la devolución del capital prestado, y la incesante dolarización de las carteras de tenencia y de inversión, generada por la caída de la demanda de dinero.

"¡Victoria! cantemos victoria, yo estoy en la gloria, se fue"

Ante el evidente fracaso de la política económica en curso, es imprescindible que emerja un proceso de sentido contrapuesto al transitado en estos últimos años, que permita restituir los equilibrios macroeconómicos (fiscal y externo) y, a partir de allí, dinamizar el aparato productivo y proteger al entramado social, en forma simultánea.

Para ello, es imposible obviar la reconfiguración de las relaciones políticas y comerciales entre las naciones, que trae aparejado el debilitamiento de las organizaciones multilaterales dominantes durante la globalización, dando paso al Nuevo Orden Internacional.

Este proceso, al que el papa Francisco denomina "III Guerra Mundial" en cuotas, marcha al ritmo de la confrontación entre las naciones, por los puestos de trabajo.

Nos encontramos ante una ventana de oportunidad, inexistente pocos años atrás, para que la Argentina pueda consolidar la producción doméstica como hegemónica en el mercado interno, facilitando así su inserción en el internacional.

Los modelos de desarrollo nacional resurgen, poniendo en valor sus propios vectores de competitividad, que en nuestro país se expresa en:


  • desacoplar el precio doméstico de algunos alimentos respecto de los mundiales, vía retenciones, lo cual permitirá recomponer el poder de compra de los ingresos populares y destinar una proporción significativa de ellos al consumo de otros bienes y servicios, y
  • vincular los precios de comercialización del insumo energético, a partir de una tasa justa y razonable de ganancia, con sus "costos de exploración y explotación". Su evidente disminución abaratará los "costos unitarios" de producción, y posibilitará la recuperación de la rentabilidad empresarial en los diversos sectores de actividad.

Así, el fortalecimiento tanto de la demanda como de la oferta incentivarán la inversión, la que a su vez generará los puestos de trabajo necesarios para ir en búsqueda del pleno empleo.

Ese, es el camino que deberá emprender nuestra Patria.

1 Esta es mi última participación en esta serie de artículos. Agradezco la oportunidad de haber podido realizar mis humildes aportes, junto a dos profesionales a los que respeto, con el único horizonte del bien común, la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.

2 “Se consolida el nuevo orden internacional”, BAE Negocios, 7/1/19.

3 Tanto fue así, que en nuestra consultora decidimos no realizar proyecciones para 2018, pese a que las formuladas en 2016 respecto a 2017, resultaron notablemente precisas; tan certeras como el pronóstico de lo que se avecinaba.

4 “Los prestamistas externos también preguntan ¿cómo seguimos?”, BAE Negocios, 12/2/18.

5 Definimos como DFP a la resultante de los ingresos corrientes menos los gastos corrientes.

6 “Demasiado tarde para lágrimas”, BAE Negocios, 18/6/18

7 Este guarismo se alcanza considerando sólo los intereses de la deuda soberana en moneda extranjera en manos de no residentes. Si se agrega el devengado del total de los servicios de la deuda pública, ese porcentaje alcanzaría el 5,6%.

* MM y Asociados

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lunes, 18 de noviembre de 2019

Esta vez... con orientación a la producción

Esta vez... con orientación a la producción


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Sergio Carbonetto



La implementación de un Modelo de Desarrollo Económico, Permanente y Sustentable (MoDEPyS) en nuestro país, debe obligatoriamente orientarse a la producción.

De esta manera, pueden superarse los constantes procesos de "stop and go" (parar y seguir), al que estuvo sometida la economía argentina en las últimas décadas.

La inversión1, como ya hemos señalado en nuestro artículo del 27/10/2019 2, permite expandir la frontera de producción, ampliando la dotación de bienes y servicios (en cantidad y precios adecuados) generados localmente.

Por consiguiente, esta variable pasa a ser un vector determinante y el quantum que alcance define las posibilidades y la dinámica del modelo en cuestión.

Ahora bien, ¿qué motiva la inversión?, su respuesta ha sido (y sigue siendo), objeto de intenso debate al interior de la disciplina económica.

La profusa literatura sobre la temática tiende a identificar como determinantes, en el caso del sector privado, entre otros a los siguientes factores:


  • afán de lucro (incrementar la tasa de ganancia del capital empleado);
  • la búsqueda del bien común (a partir de la generación de puestos de trabajo);
  • el "espíritu animal", decididamente ligado "al hacer" desde los impulsos.

Si bien no es objeto del presente artículo abundar en este debate, sí lo es desentrañar algunos elementos clave que permitan generar un entorno favorable, que habilite a que alguno de los disparadores ut supra mencionados se objetiven.

La inversión y su contexto

Los equilibrios macroeconómicos básicos, tanto el fiscal como el externo, abonan un entorno "amigable" para la inversión, pero también es cierto que después de producida puede afectar el balance alcanzado3, requiriendo por lo tanto de una cierta planificación ex ante.

En este marco, también es relevante que la señal de precios de los bienes y servicios comercializados en el mercado se transforme en un indicador esencial para la asignación de recursos, ya que la diferencia entre el precio de venta (PV) y los costos totales (CT) definen la tasa de ganancia (TG) del proyecto.

Dentro de los CT, el nivel de la tasa de interés reali4 es concluyente, ya que define "el costo de oportunidad" de capital aplicado.

Para señalar esta relevancia, se diseñó un gráfico donde se representa la relación entre la tasa de interés real (en las ordenadas, eje vertical) y la inversión total5 (en las abscisas, eje horizontal).

La pendiente (inclinación) responde al "estado del arte" tecnológico y la productividad media sistémica de la economía.

Mejoras tecnológicas impactan en la productividad y reducen la pendiente de la función (I2 a I3) habilitando que, a la misma tasa de interés, la inversión sea mayor (i2 a i3).

La situación contraria también puede ocurrir. Un deterioro tecnológico con su consecuente caída de productividad, a una tasa de interés dada, por incremento de CT6, reduce la inversión (por supuesto que, al generalizarse este efecto, acarrea fuertes caídas de la producción y aumento del desempleo).

En tanto el desplazamiento de la función de I1 a I2, señala los efectos que producen las diversas políticas amigables (expansión del mercado interno o externo, instrumentos que faciliten la resolución rápida y ordenada de conflictos sectoriales, acceso rápido a la información, medidas fiscales, etc.) con la inversión.

En este último caso, la política monetaria que define de la tasa de interés, es indiferente al volumen de inversión.

Del 25 al 27

Con una tasa de inversión del 25% al 27% anual, como porcentaje del Producto Interno Bruto -PIB-, (dada la relación capital/producto -K/P- estimada en 3/1), la economía argentina podría crecer a una tasa promedio anual del 7,5%.

En una proyección a 15 años (entre 2020 y 2035), el PIB más que se duplicaría, pasando de los aproximadamente U$S400 mil millones actuales a unos U$S1.2 billones, al fin del período proyectado.

Considerando que en la actualidad la población de la Argentina asciende a casi 45 millones y que las proyecciones oficiales estiman que para 2035 los habitantes serían unos 51,2 millones de personas, el PIB per cápita (PIBpc) pasaría de circa U$S8.900 de la actualidad, a unos U$S23.400 hacia el final del período7.

Con estos valores, se alcanzarían niveles similares a los que hoy presentan, en términos de PIBpc, los países de mediano desarrollo de la economía europea, o al de México en cuanto al volumen de PIB.

A lo largo de su devenir económico, nuestro país ha experimentado más de una década ganada.

Ha llegado la hora de ir en la búsqueda de un quindenio. ¡No hay tiempo que perder!

1-El término se refiere a aquellos flujos que, en el transcurso del periodo económico de referencia, se utilizan para ampliar o sostener la capacidad productiva.

2- “La Inversión y el Modelo de Desarrollo Económico” (BAE Negocios).

3-Nos referimos en particular al equilibrio en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pago. La Inversión Extranjera Directa (IED) puede ser destinada a proyectos que: estén vinculados únicamente al mercado externo, al interno, o a una combinatoria entre ambos. En función de ello será dispar el impacto sobre el sector externo.

4- Se define Tasa de Interés Real a aquella que resulta de netear la Inflación de la Tasa de Interés Nominal.

5-Nos referimos tanto a la inversión privada (nacional o internacional) como a la pública (nacional, provincial o municipal).

6-El aumento del CT se da por la mayor participación de los Costos Fijos por unidad producida.

7-Los valores estimados están sujetos a la alta variabilidad que presenta el tipo de cambio en la economía argentina.

*MM y Asociados


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lunes, 11 de noviembre de 2019

Por no crear trabajo: ¡despedidos!

Por no crear trabajo: ¡despedidos!


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich



De principio a fin, el gobierno se ha caracterizado por cumplir a pie juntillas con sus premisas de empeorar lo que esté mal, sin privarse de generar problemas nuevos.

Lo sucedido en materia de empleo, es uno de los tantos ejemplos en los que las dificultades preexistentes fueron agravadas por la acción gubernamental.

El "mejor equipo de los últimos 50 años" fue instrumentando su seguidilla de iniciativas inconexas y hasta contradictorias (siempre presentadas como "el único camino"), hasta conseguir los rotundos fracasos por los que se lo recordará.

No cabe duda que la idoneidad para lidiar con los problemas no ha sido el fuerte del funcionariado saliente. Pero, en la mayoría de las materias, no sólo se trató de impericia, sino, llanamente, de ni siquiera comprender la naturaleza del campo en cuestión.

Hace poco hemos explicado las falacias implícitas en las últimas estadísticas de desocupación ("¿Hay más empleos?". BAE Negocios, 14/10/19), pero no sabremos si serán solucionadas en lo inmediato, dado que los datos correspondientes al tercer trimestre se conocerán recién en las cercanías de la Navidad.

Y dado que es importante hacer, como parte del balance de la gestión de Cambiemos, una evaluación del cumplimiento de la promesa de "más empleo de calidad", es pertinente apelar a estimaciones basadas en los datos disponibles.

Ya lo dijimos: el gobierno de Cambiemos se caracterizó por decidir mal las respuestas ante las preguntas de "qué hacer" y de "cómo hacerlo", al igual que, frente a incontables problemáticas, ni siquiera pudo responder al interrogante "de qué se trata".

La cuestión del empleo fue una de ellas.

Desnudo y vociferando, por no decir...

Quienes repasen las alocuciones inaugurales del actual oficialismo, encontrarán el absurdo diagnóstico de que había un exceso de un millón y medio de empleados públicos. Para ese entonces, los asalariados del sector gubernamental rondaban los tres millones de personas.

En el caso de la Argentina el empleo público comprende la totalidad del personal de los tres poderes estatales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en todas las tareas y todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), pero el dato más relevante es que tres de cada cinco de ellos pertenecen a las áreas de educación, salud, seguridad y defensa.

Paradójicamente, el gobierno de Cambiemos, lejos de actuar en consonancia con ese errado diagnóstico, el único tipo de empleo que alentó en modo sistemático fue el que dependía del Estado, ya sea mediante vías directas (y no sólo con los absurdos cargos como los de Directora de Movilidad en Bicicleta o Director Nacional de Infraestructura y Actividad Física) o indirectas.

Las estadísticas basadas en registros administrativos1 indican que, entre noviembre de 2015 y agosto de 2019, se sumaron más de 73.000 Asalariados públicos, pero por el camino de los estímulos fiscales, se adicionaron 138.000 Independientes Monotributo2 y casi 11.000 Independientes monotributo social, categoría que da cuenta de las personas incluidas en planes sociales.

Esta evolución es consistente con el desmanejo de las cuentas públicas, caracterizada por un Déficit Fiscal Total siempre creciente.

En el mismo lapso (de casi cuatro años) examinado, en el ámbito privado perdieron su trabajo más de 211.000 personas: 194.000 Asalariados privados registrados, y otros 17.000 Independientes autónomos. Este comportamiento es el reflejo del proceso de ajuste al que este sector de la economía fuera sometido por las inconsistentes políticas macroeconómicas3 implementadas.

En el gráfico puede observarse la contraposición de las dinámicas entre el segmento estatal y el de las empresas y particulares, así como el crecimiento de monotributistas.

En apariencia, considerando el empleo en el sector público, en el privado y en los hogares particulares, el saldo del empleo registrado por el Ministerio de Producción y Trabajo es ligeramente positivo, con unos 65.000 ocupados más. Pero la realidad es que el incremento de monotributistas inscriptos sólo refleja una mejora en la registración y no la creación de nuevos puestos de trabajo. Si no se considera a esa categoría, el resultado del período es negativo en 73.000.

La promesa de "más empleo de calidad", mutó en la realidad de menos empleo y más desocupación, ya que a la par del proceso de destrucción neta de puestos de trabajo antes descripto, el mercado laboral no pudo absorber en ninguna proporción el crecimiento vegetativo de la Población Económicamente Activa (casi un millón de personas), condenando al desempleo a igual número de oferentes de fuerza de trabajo.

Es por ello que el nuevo gobierno asumirá con una tasa de desocupación en las cercanías del 15%, lo que representa un desafío enorme y urgente.

En este caso: "sí, se podía"

Son indisimulables las consecuencias que las políticas del oficialismo han dejado sobre al entramado productivo (en estado calamitoso), las cuentas públicas y el sector externo (en profundos déficits), y la amenaza de colapso a la que han sumido al conjunto de la economía.

Pese a ello y más allá de la ineludible urgencia de la reparación de daños, la vigorización del mercado de trabajo dista de ser una utopía, en tanto las actuales circunstancias del contexto internacional sean convertidas en ventajas. En términos simples, hay que hacer lo contrario de lo que hizo Cambiemos.

Como hemos señalado en reiteradas oportunidades, la reconfiguración de las relaciones políticas y comerciales entre las naciones marcha al ritmo de la confrontación por los puestos de trabajo, proceso al que el papa Francisco denomina "III Guerra Mundial en cuotas".

Los modelos de desarrollo nacional que resurgen, especialmente los que consolidan las potencias dominantes en términos económicos y/o militares, al tiempo que ponen en valor4 sus propios vectores de competitividad demuelen la institucionalidad dominante durante la globalización.

Esta es la ventana de oportunidad, inexistente pocos años atrás, que la Argentina puede usufructuar para la consolidación de la producción doméstica como hegemónica en el mercado interno y competitiva en los internacionales.

Pocos países en el mundo cuentan con suficiente capacidad de abastecimiento local en materia alimentaria y energética.

Estos son los vectores de competitividad que, puestos en valor, simultáneamente permitirán:

la recomposición del poder de compra de los ingresos populares, y
el abaratamiento de los costos unitarios de producción, recuperando la rentabilidad empresaria e incentivando la inversión que genere los puestos de trabajo necesarios para ir en la búsqueda del pleno empleo.
¡Que así sea!

1- Reporte de Trabajo Registrado. Ministerio de Producción y Trabajo. Datos a agosto de 2019.

2- A partir de abril de 2016, el Gobierno Nacional decidió que los trabajadores inscriptos como Independientes monotributo podrían acceder al sistema de asignaciones familiares, del que estaban excluidos hasta ese momento, decisión que tuvo un fuerte y sostenido impacto, alentando la registración de posiciones ya existentes, antes desempeñadas en el ámbito informal de la economía.

3- Ninguna posibilidad existía para la ampliación del empleo privado registrado, luego de que el mercado interno quedara exhausto por el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de las familias determinado por el aumento de los precios de alimentos y servicios públicos. A su vez, la subvaluación del tipo de cambio originada en la conversión a pesos de la cuantiosa deuda que el Estado tomó en dólares, sumado a una irracional exposición de la producción doméstica a sus competidores extranjeros, concurrieron en la asfixia de las empresas locales, con sus consecuentes secuelas de despidos.

4- Esto implica que las empresas nacionales acceden a una estructura de precios domésticos diferenciada de los valores internacionales de los mercados de referencia, que incrementa la competitividad sistémica del aparato productivo.

*MM y Asociados


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lunes, 4 de noviembre de 2019

Cuentas públicas: ¡ordenadas!

Cuentas públicas: ¡ordenadas!


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Sergio Carbonetto

Una sensata política económica requiere en nuestro país, alcanzar el equilibrio de las cuentas públicas.

Esto es imprescindible, ya que considerando el carácter bimonetario1 de la economía y que resulta inexorable mantener un tipo de cambio competitivo2, el "orden en las cuentas públicas" se transforma en el único "ancla nominal" para la política de ingresos.

Para alcanzarlo es indispensable un superávit fiscal primario3, que permita el pago de los intereses devengados de la deuda pública.

Ahora bien, ello puede lograrse por dos vías:

  • A través de un ajuste en los gastos que, en general, atenta contra el bienestar de la población, o
  • Incrementando los ingresos públicos4.

En el presente artículo se desarrollará sucintamente este segundo acápite.

Camino al equilibrio fiscal

Las decisiones de política económica tendientes a aumentar la recaudación contemplarán específicamente no perturbar la rentabilidad de las compañías5.

En este marco, se debe procurar, entre otros;


  • Derechos de exportación (retenciones), consistentes con las rentas extraordinarias de las explotaciones agrícolas en la pampa húmeda.
  • Incrementos de las alícuotas sobre la riqueza de las personas humanas.
  • Y fundamentalmente, garantizar que la reactivación y/o el crecimiento de la economía tenga un impacto vis a vis en la recaudación tributaria.

En el gráfico que acompaña se muestran los efectos de estas medidas.



En el eje de las ordenadas (vertical) se representan los ingresos fiscales totales (recaudación por todo concepto) y en el de las abscisas (horizontal), el nivel de Valor Agregado (VA) de la economía.

La función CR1 muestra la relación entre estas dos variables, su pendiente (inclinación), indica que una variación positiva de la oferta determina en la misma dirección, dado las tasas de imposición, la recaudación.

Ahora bien, si por caso, se decidiera incrementar la tasa de derechos de exportación que se aplica, variará su pendiente, quedando definida CR2.

A un mismo nivel de oferta O1, manteniéndose constante la evasión y elusión impositiva, la recaudación resultante, por incremento de alícuotas, se desplazará de Re1 a Re2.

A su vez, el punto "a" es la recaudación que realizan los estados (por ej. sobre el patrimonio), independiente del nivel de VA.

En este marco, su desplazamiento al punto "b" (mayor recaudación) se consigue por incremento de la base imponible o de la alícuota aplicable.

Cuando el VA es inferior al nivel de utilización de pleno empleo O2, la recaudación sufre las consecuencias alejándose de su máximo posible (Re1-Re2).

Para alcanzarla (Re3), es imprescindible, dado el estado del arte, que la oferta se desplace hacia la frontera de producción PP.

Producción e ingresos públicos al máximo

El virtuosismo de un Tesoro Nacional en equilibrio se ve reflejado, entre otros aspectos, en que:

El sector público deja de competir con el privado por la oferta de crédito existente (crowding out), implicando necesariamente una baja en la tasa de interés nominal.
Las familias obtienen ese plus de financiamiento para la adquisición de bienes de consumo o de inversión.
Por el contrario, como ha quedado demostrado, una economía en recesión (alejada del pleno empleo de los factores productivos) dificulta alcanzar el equilibrio fiscal sin incurrir en un ajuste del gasto público que comprometa la gobernabilidad.

El lograrlo involucra la participación del conjunto de la dirigencia política, económica y social.

En este sentido, cada sector debe aportar los recursos de acuerdo con su capacidad contributiva, debiendo existir un compromiso en su asignación, que garantice su máxima aplicabilidad.

Lamentando las víctimas humanas y los recursos materiales destruidos, los acontecimientos en el país trasandino nos remiten, de manera inequívoca, a la necesidad de ir en búsqueda de una sociedad más justa.

Siendo el equilibrio fiscal (basado en progresividad tributaria y los principios de la equidad social) el imperativo de la hora, es impostergable transitar rápidamente hacia su logro.

1- Se define como bimonetaria cuando hay una “cosa” (dólar) que funge como moneda en el mercado local, sobre todo en lo atinente a mantener “la función” de unidad de cuenta y reserva de valor. Esta característica que presenta la economía argentina conlleva que en general los gastos corrientes sean realizados en la moneda de curso legal (pesos) pero, los de mediano y largo plazo (inversión) se efectúen en dólares. A su vez, estamos en presencia de una singularidad por parte de las familias argentinas ya que, en situaciones de caída de la demanda de dinero, producto de la alta inestabilidad macroeconómica, se acelera el flujo de atesoramiento en moneda extranjera, que debe ser considerado como parte del “ahorro presente” que financiará la “inversión futura”.

2- Nos referimos a aquel que permita a la economía argentina junto con otras medidas, alcanzar el equilibrio en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

3-Superávit Fiscal Primario: corresponde a los ingresos corrientes menos el gasto corriente del Tesoro Nacional. Se diferencia del Déficit Fiscal Total, ya que a aquel se le adicionan: los intereses de la deuda pública (Déficit Financiero), los resultados fiscales de los gobiernos subnacionales, y el cuasi fiscal generado por el BCRA.

4- Se debe aclarar que, en el margen, siempre es posible racionalizar el gasto en la medida que se apliquen los mejores criterios de gestión de la cosa pública tendiendo al bien común.

5-Por ejemplo, podría ocurrir que se incremente la alícuota del impuesto a las ganancias, y ello afecte el proceso de inversión empresaria, indispensable para consolidar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) con orientación a la producción.

* MM y Asociados


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