lunes, 25 de febrero de 2019

Unión Europea: sueño de una noche de verano

Unión Europea: sueño de una noche de verano



Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto itzcovich

Hemos venido señalando, como un elemento clave para la comprensión de la coyuntura y del escenario en que deberemos desenvolvernos en los próximos lustros, el proceso de transformación profunda que el entramado internacional experimenta ya que, desde el final de la Guerra Fría, no habíamos observado cambios de semejante relevancia.

La globalización, en aquel entonces emergente como modelo hegemónico y excluyente de las relaciones entre los países, hoy da paso al Nuevo Orden Internacional (NOI), caracterizado por la puesta en valor de los vectores de competitividad de las economías nacionales.

La transformación en curso repercute en todos los ámbitos, con intensidades que se expresan -en cada país- de forma proporcional a los usufructos obtenidos en el diseño anterior, afectando incluso el espacio de las representaciones, hasta prácticamente poner en crisis la institucionalidad dominante.

Las que fueran fulgurantes estrellas del orden de la globalización, especialmente China y la Unión Europea ( UE), no sólo pierden su resplandor, sino que, en el caso del viejo continente, queda además atravesado por agudas crisis políticas, cuyas consecuencias aún no son mensurables.

El bloque, por su diseño históricamente extemporáneo, parece enfrentarse finalmente a sus límites objetivos, encaminándose al destino de lo onírico: confuso y efímero.

La base material de la transformación


Como hemos señalado1, el NOI es un proceso sin retorno, con sólidas bases materiales, en el que queda atrás el aprovechamiento que las compañías de los países "centrales" hicieron de los bajos salarios pagados en otras partes del mundo mediante la internacionalización de las cadenas de producción, aspecto medular de su ganancia de competitividad, cuya contracara fue el deterioro de la infraestructura industrial en los propios territorios de origen, y las consecuentes secuelas sobre los entramados sociales.

El drástico cambio de enfoque que los Estados Unidos imprimieron a sus políticas, tanto internas como externas, desde la asunción de Donald Trump como presidente, bajo la consigna "America first", se erige como punto de inflexión, dando irreversibilidad a la transformación del orbe.

La dependencia energética de Europa es un obstáculo para su competitividad


En el actual proceso, el vector energético se posiciona como el "ordenador" que define a los ganadores y los perdedores del NOI, esquema en el que los países que estén en condiciones de poner en valor sus propios vectores de competitividad, son los que potencialmente pueden afrontar la reparación de sus propios entramados sociales, vigorizando la producción fronteras adentro y mejorando sus posiciones en el comercio internacional.

Los límites de la competitividad europea


La dependencia energética de Europa2, sin dudas constituye un obstáculo casi insalvable en términos de potenciales ganancias de competitividad de la producción en su propio territorio, sin afectar el empleo y los salarios.

Según los reportes oficiales, casi el 90% del petróleo y el 70% del gas natural consumido en los países de la eurozona3 son importados, siendo Rusia el principal proveedor (también en cuanto a combustibles sólidos). Al tiempo, en los últimos años la UE ha producido, en promedio, 15% menos de energía primaria, respecto de una década atrás.

También hay implicancias en términos de seguridad del abastecimiento energético del mercado común, ya que una alta proporción de las compras externas se concentra en pocos socios comerciales.

En 2016 (última estadística agregada disponible), el 77,1% de las importaciones (netas) de gas natural en la eurozona provino de Rusia, Noruega o Argelia; en cuanto a las de combustibles sólidos, el 68,2% se obtuvo de Rusia, Colombia y Australia, mientras que Rusia, Noruega e Iraq proveyeron el 52,6 % de las de petróleo crudo.

Como hemos visto, la disparidad de los precios energéticos4 es crecientemente significativa. De acuerdo con el Banco Mundial, el precio del gas (por millón de BTU) hacia 2008, era de u$s8,9 en suelo norteamericano, u$s13,4 en el viejo continente y u$s12,5 en el país del sol naciente, mientras que el año pasado fueron, respectivamente, u$s3,16; u$s7,68 y u$s10,65.

De allí que, previsiblemente, las dificultades para la mantención de la competitividad del aparato productivo europeo sigan una tendencia incremental, conforme sus competidores, especialmente los Estados Unidos, continúen reduciendo sus costos unitarios de producción e implementando políticas de administración del comercio exterior.

El ocaso de la unificación


Así como, en el pináculo de la globalización, la constitución de ámbitos de gobierno y legislaciones de orden supranacional sirvieron como óptimos complementos del proceso económico basado en el libre comercio, la internacionalización de las cadenas de producción y la financierización del capital, tal institucionalidad hoy entra en crisis, acompañando el hundimiento del modelo neoliberal y su ideario.

Es que, desde hace ya tiempo, cobran creciente fortaleza en la eurozona los planteos antieuropeístas, estableciendo tensiones que se expresan tanto al interior de los países, como entre los estados y la institucionalidad supranacional o incluso de aquellos entre sí.

En el centro de tal confrontación se ubica la pugna entre las viejas representaciones que sustentaron el orden de la globalización, hoy caduco, y las nuevas formaciones políticas y sociales, que expresan las búsquedas autónomas de cada nación europea.

Si bien la salida del Reino Unido de la UE ( Brexit) es la manifestación más acabada (hasta la fecha), de la tendencia a la desintegración de la eurozona en los términos institucionalmente establecidos, posiblemente sean más relevantes otras expresiones, dado que podrían indicar la aparición de conflictos que se desarrollen por vías menos ordenadas y diplomáticas.

Es muy significativo que desde el propio gobierno de Alemania, indiscutible líder de la eurozona y adalid del libre mercado, hoy se alcen voces que, contradictoriamente reclaman tanto la puesta en vigencia de medidas proteccionistas (como la propuesta del ministro de Economía de que el gobierno adquiera participación temporal en algunas empresas tecnológicas, a fin de evitar que sean compradas por corporaciones extranjeras5), como el fortalecimiento de unas "fuerzas armadas conjuntas"6 para el bloque.

La beligerancia también opera al interior de Europa. Así lo testimonia el congelamiento de las relaciones entre Francia e Italia, en una escalada que comenzó ni bien accedió al gobierno peninsular la alianza de los ascendentes "Movimiento 5 estrellas" y "La liga".

Son múltiples los indicadores de que las tendencias centrífugas, en sus variopintas vertientes, van imponiendo paulatinamente sus nuevos enfoques, en detrimento de la anteriormente indiscutida supremacía de la burocracia de Bruselas sobre los gobiernos nacionales.

Es que en todo el territorio europeo, las formaciones políticas que sustentaron el paradigma del neoliberalismo que reinó a posteriori del colapso del bloque soviético (desde los partidos liberales y conservadores hasta las tradicionales socialdemocracias e "izquierdas aggiornadas"), experimentan un notorio deterioro en su representatividad.

Este proceso de ruptura va siendo capitalizado por expresiones de alcance local que, desde diversos orígenes ideológicos, se alimentan de la disconformidad reinante y de las expectativas que generan sus propuestas "nacionales".

Al mismo tiempo, es importante atender a la acción de los actores externos al bloque, que también debilita las condiciones de supervivencia de la Eurozona.

Desde el final de la II Guerra Mundial, quienes mayoritariamente se hicieron cargo de custodiar los mares y fronteras europeos, fueron los EE.UU., que hoy sostienen que es injusto imponer a los contribuyentes estadounidenses los gastos militares hasta ahora requeridos. Como consecuencia de tal cambio de enfoque, serán los propios países de la alianza continental quienes deban asumir los costos de su defensa.

Ahora bien, aun cuando resulte comprensible, entre numerosos actores del viejo continente, la obstinada persistencia en la defensa de un mundo que antaño proveyó de privilegios, pero que hoy se desvanece, en estos lares, ese es un error que no podemos afrontar.

Esa retrógrada visión, que urge remover, es la que sostiene el actual oficialismo, constituyendo una de las claves explicativas del rotundo fracaso económico al que nos ha dirigido.

La cabal comprensión del mundo que emerge en un Nuevo Orden Internacional, es una condición sine qua non para la viabilidad del Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) que nuestra Patria necesita.

1-“El America First y el Nuevo Orden Internacional”. BAE Negocios. 28/1/18.

2- Dada la actual matriz energética. Si se decidieran transformaciones relevantes, amén de las reacciones de los actuales proveedores ante el perjuicio, su ejecución requeriría de plazos extensos, a contabilizar en lustros.

3-De acuerdo a las denominaciones utilizadas en el sitio web de la Unión Europea, los estados miembro son: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía y Suecia.

4-“El America First y el Nuevo Orden Internacional”. BAE Negocios. 28/1/18.

5-Caso similar a la negación del ente regulador norteamericano a la irrupción en sus puertos de empresas de capitales árabes.

6-Reciente “Tratado de Aquisgrán” firmado por Ángela Merkel y Emmanuel Macron.

*MM y Asociados

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lunes, 18 de febrero de 2019

The "Duran" show

The "Duran" show


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto itzcovich

Como en aquella exitosa película, cuyo título parafraseamos en este artículo (The Truman show), el oficialismo vive en una realidad ficticia, intentando que la verdad no salga a la luz. Pero, a diferencia del filme, donde luego de muchos años el protagonista toma nota de que transita una ficción, en este caso el gobierno se empeña en permanecer en su mundo irreal.

Así, pone en práctica las recomendaciones de Duran Barba, quién sostiene que para ganar elecciones lo relevante es el show.

A ello coadyuvan algunos economistas cooptados por el oficialismo, con frases tales como: "pero con el correr de los meses y con el relativo éxito del esquema de flotación entre bandas, el gobierno logró acumular capacidad de fuego"; "La crisis económica terminó. Lo cierto es que con un poco de suerte, no más, el presidente podrá enfrentar las elecciones con una economía en franca recuperación"; "Hoy estamos mal pero vamos bien, hemos dejado de caer"; o "Creo que el año que viene (por el 2019) deberíamos tener cuatro trimestres consecutivos de crecimiento", entre otras.

Pero el rol de la consultoría económica es brindar las herramientas necesarias para que las decisiones empresariales queden despojadas de todo elemento de ficción.

Es por esto que, luego de desentrañar el verdadero comportamiento de los tipos de interés, nos adentramos en el análisis de la matriz decisional, oportunamente presentada1, a fin de facilitar la evaluación de los riesgos, al elegir el camino a seguir en los negocios en los próximos meses.

¿Bajan las tasas de interés? Sí, pero


De un examen minucioso de la hoja de balance del Banco Central de la República Argentina ( BCRA), surge con claridad que el mes de enero cerró con una deuda financiera superior, en mil millones de dólares, a la de septiembre de 2018, alcanzando una proporción de una vez y media sus pasivos totales sobre las reservas internacionales (netas de depósitos en dólares de las entidades financieras en el BCRA).

Ello es así, porque las tasas promedio de los pasivos financieros remunerados tuvieron una leve baja en términos nominales ya que, durante el primer mes del año, la autoridad monetaria fue reduciendo la tasa nominal anual (TNA) sobre las Leliq de 59% a 51%2 pero, simultáneamente, terminó el mes con una TNA de Pases en valores del 69% (habiendo partido del 74% a principios de enero), una reducción mucho menos significativa.

Así, al calcular la tasa efectiva anual (TEA)3 con el mix de portafolio (entre Leliq y Pases), resulta que el interés anual que pagó la autoridad monetaria sobre estos pasivos se mantuvo en valores superiores al 74% e incluso, entre los días 22 y 29 de enero, subió en lugar de bajar 4.

Y, aunque para los que apuestan al carry trade sencillamente se trata de una "gallina de los huevos de oro" (si logran realizar la ganancia en dólares esperada), para el sector privado doméstico la TEA promedio en los préstamos comerciales y personales de las entidades bancarias permanecen inalteradas, con costos anuales que superan el 100%5.

La decisión empresaria: "ser o no ser"


En nuestro artículo "Primero hay que saber diagnosticar, después planificar y, al fin, gestionar los resultados" -segunda parte- (BAE Negocios 31-12-18), presentamos un esquema, simplificando los escenarios que el estado del arte de la economía considera probables, y las posibles estrategias a seguir por las empresas. Claro está que esta última dimensión es la única susceptible de control (ya que el entorno pertenece al espacio de "lo dado"), por lo que cada quien deberá resolver los riesgos implicados de la intersección que entre ambos resulte.

Para facilitar la comprensión de nuestro planteo, resumimos en un tabulado, al que llamamos Matriz de Riesgos 2019 (MR19), los resultados que cada compañía podría obtener, según la adecuación de sus acciones al funcionamiento económico que se plasme en la realidad.S i se asume la predicción oficial, el escenario más optimista bajo el que se prevé una leve mejoría, las empresas que decidan su "plan de negocios" en virtud de esta "mesa de arena", serán proclives, entre otras providencias, a:


  • endeudarse en dólares,
  • ofrecer crédito comercial a mediano y largo plazo, y
  • aumentar sus stocks,
asumiendo riesgos severos o muy severos si la hipótesis no se verifica.

Los primeros datos de actividad económica relativos a enero de 2019 muestran la continuidad de la pendiente descendente. Fuentes privadas informaron que, interanualmente, los patentamientos de automotores bajaron 50,4%, la construcción más del 20%, y la industria y el comercio continúan con su profunda caída.

Atento al desempeño observado hasta la fecha y al desplome de las importaciones como anticipo de la actividad futura ("Resultados rojos, perspectivas negras", BAE Negocios, 11-2-19), se puede dar por sentado que la probabilidad de ocurrencia de este contexto es nula.

En los casos que esperan el entorno moderadamente pesimista (continuidad del actual escenario económico agónico), la preocupación central será la de la mantención del funcionamiento de las compañías. Ello no conllevaría mayores riesgos que la pérdida de oportunidades de negocios si se registrara un cambio drástico en las condiciones generales.

Sin embargo, no son pocos los especialistas que otorgan pocas chances a la verificación de ese tipo de entorno. Ejemplo de ello es la propuesta de dolarización que sostiene un grupo de economistas, cuyo implícito diagnóstico es el de la insustentabilidad del presente esquema.

Finalmente, también está la posibilidad de prepararse para la opción de disrupción económica con solución institucional, que se presenta como la más severa en términos políticos, pero a la vez resulta la que ofrece mayores oportunidades comerciales.

Es que, paradójicamente, del escenario disruptivo emergerá un rotundo viraje para la economía nacional, en un proceso de sentido contrapuesto al transitado hasta ahora, que permitirá restituir los equilibrios macro, dinamizar los mercados, y proteger al entramado social, en forma simultánea.

En ese marco, aprestar la empresa para tenerla en "aptitud", en términos formales y en capacidad productiva, resultará decisivo para aprovechar las ventajas que ofrezca la nueva coyuntura.

El espíritu emprendedor será el que marque la diferencia dado que, con un mercado interno floreciente y mejores condiciones externas en términos de competitividad, llegará la hora de aprovechar las buenas decisiones tomadas, capitalizando las empresas.

1 “Primero hay que saber diagnosticar, después planificar y, al fin, gestionar los resultados (primera parte)”, BAE Negocios, 24/12/18.

2 Cabe consignar que al 12 de febrero la tasa nominal anual de Leliq llegó a 44%, en tanto la de pases activos se ubicó, en esa misma fecha, en 61%.

3 La diferencia entre la tasa nominal y la efectiva, es que la primera se calcula sobre el capital invertido originalmente (interés simple), en tanto la segunda acumula y capitaliza los intereses, es decir va calculando la tasa sobre el capital más los intereses ganados (interés compuesto).

4 Valores obtenidos de un trabajo realizado por nuestro colaborador Lic. Oscar Carreras (Máster de la Universidad de Chicago), en base a información oficial del BCRA

5 En los servicios de préstamos de entidades no bancarias e informales, los costos financieros varían en un amplio rango, siempre superando el 100% anual, hasta incluso alcanzar el nivel 440% en los casos de los microcréditos personales a sola firma.

*MM y Asociados

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lunes, 11 de febrero de 2019

Resultados rojos, perspectivas negras

Resultados rojos, perspectivas negras


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Así como las estadísticas sobre recaudación tributaria pueden brindarnos un panorama del comportamiento que tuvo la actividad económica en el pasado reciente, el análisis del nivel que alcanzan las importaciones resulta un buen proxy para vislumbrar lo que acontecerá, en el primer trimestre del año, en el mercado de bienes y servicios1.

Generalmente, el desempeño de la balanza comercial suele analizarse a partir de su saldo. Y, naturalmente, el superávit comercial resulta necesario para la economía argentina. Ahora bien, lo que actualmente ocurre es que este se consigue por un desplome de las importaciones, por lo que no es más que otra de las aristas de la Supercrisis, que venimos señalando desde "¡Ay Patria mía!" (BAE, 7-5-18).

En este marco es que analizaremos las perspectivas de la economía real, teniendo en cuenta el comportamiento de ambas variables.

Recaudación: pésimas noticias


En nuestro artículo "2019. Un escenario lábil" (BAE, 21-1-19) calculamos la caída de la recaudación en términos reales2. Para ello realizamos un ejercicio que consistió en:

indexar la recaudación de diciembre de 2017 mediante un conjunto representativo de indicadores, obteniendo un valor teórico de los ingresos tributarios que debieran haberse alcanzado en diciembre de 2018, para mantener el mismo "poder de compra" que el año anterior;
comparar ese valor teórico con lo efectivamente obtenido y, finalmente,
estimar la magnitud de la pérdida de ingresos reales acaecida.
Repitiendo dicha metodología para enero de 2019, una conclusión relevante es que, en el primer mes del año, hubo una pérdida interanual de recaudación del 11,8%.

Adicionalmente, hubo un ingreso extra de aproximadamente $8.000 millones -originado en la modificación del régimen de retenciones- sin el cual, la baja hubiera alcanzado el orden del 13,7%.

Se necesita un cambio que oriente la economía a un modelo de desarrollo permanente y sustentable

Este porcentaje, razonablemente, se puede asimilar a la caída promedio de la actividad económica en el sector privado.

Así, tal como habíamos anticipado, la disminución de la recaudación supera en velocidad a la del gasto público, por lo que el objetivo oficial, acordado con el Fondo Monetario Internacional, planteado para el año en curso, acerca de alcanzar el equilibrio entre ingresos y gastos operativos3, se vuelve incumplible.

¿Por qué importa cuánto se importa?


Las decisiones empresarias sobre cuánto importar se ajustan, principalmente, al nivel de producción y dinámica comercial previstos para el futuro, resultando un "correcto orientador" del porvenir inmediato del conjunto de la actividad económica.

Por lo tanto, si quisiéramos estimar el nivel del Producto Interno Bruto (PIB) que el mercado asigna al primer trimestre de 2019, podríamos utilizar el dato sobre importaciones de diciembre de 2018.

Para realizar este ejercicio efectuamos el siguiente procedimiento:

actualizamos, con el índice de precios del comercio exterior publicado por el INDEC, las importaciones de los meses de diciembre de una serie histórica reciente,
seleccionamos el mes de mayor equivalencia, que es el de diciembre de 2007, cuyas importaciones ajustadas (U$S 3.801 millones) muestran un nivel similar a las del último mes de 2018 (U$S 3.913 millones),
inferimos que, si el nivel de importaciones de ambos diciembres se asemeja, el del PIB en los meses inmediatos subsiguientes también lo hacen, y
actualizamos, para realizar la comparación antedicha, el PIB del primer trimestre de 2008 con el índice de precios al consumidor de los EE. UU.
Así, concluimos que las importaciones de diciembre pasado sólo son compatibles con un PIB, en el primer trimestre de 2019, casi 10% inferior4 al del final de 20185.

Ya estamos en el precipicio


Lamentablemente, la actual coyuntura nos vuelve a dar la razón. Tal como afirmamos en "Llegó la Supercrisis, evitemos la Hipercrisis" (BAE, 14-5-18), la Argentina se enfrenta a un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales del 89 con los del sector externo de 20016, por lo que ambos fenómenos se potencian mutuamente generando las condiciones de una Supercrisis.

Al respecto, en todo el abanico ideológico de la profesión existe ya un consenso acerca de la inviabilidad del actual esquema oficialista, y en muchos casos se ha perdido el pudor de expresarlo abiertamente.

Así, un consultor, insospechado de oponerse políticamente al gobierno actual, sostuvo hace pocos días en diversos medios de prensa: "Lo cierto es que mas de dos tercios de las empresas que operan en nuestro país se han lanzado a cerrar sus puertas, a desprenderse de los negocios, a reducir la estructura para evitar mayor exposición al riesgo de una quiebra, y de pérdidas irremediables fuera de control. En las pequeñas compañías se tienen cifras verdaderamente inigualables de cierres de sucursales, de oficinas y hasta de centros de producción. En las medianas y grandes, con mayor respaldo, se están afrontando retiros voluntarios, procedimientos de crisis y de reestructuración productivos".

En simultáneo, economistas liberales están planteando (aunque no constituya una alternativa técnicamente viable), la dolarización de nuestra economía como esquema de salida.

En sí, lo relevante, es que ninguno de los colegas encuentra que este gobierno pueda virar el barco y llevar la economía a un puerto que no se llame "desastre".

Como sostuvimos recientemente7, "el costo de la pax cambiaria de las recientes semanas es la destrucción, con prisa y sin pausa, de la base material de la Nación y su trabajo incorporado".

Este esquema sólo será revertido ante un cambio profundo que oriente la economía hacia un modelo de desarrollo permanente y sustentable.

Por lo tanto, sólo el encuentro armonioso entre la política y la economía permitirá el tránsito adecuado desde este presente oprobioso, hacia un futuro venturoso.

*MM y Asociados

1 Ello, debido a que el adecuado funcionamiento del aparato productivo nacional requiere de la adquisición en el extranjero de un conjunto de bienes de capital e insumos.

2 El concepto “real” alude a la capacidad de compra de la recaudación en términos de bienes y servicios.

3 Uno de los objetivos planteados en el acuerdo Stand by entre el gobierno nacional y el FMI es el de alcanzar un déficit fiscal primario igual a cero en 2019.

4 El PIB de 2018 fue proyectado, dado que aún no se ha publicado oficialmente. Cabe consignar que un elemento determinante en esa estimación es el tipo de cambio que se utiliza en su conversión de pesos a dólares. Así, mientras a los fines estadísticos es usual utilizar el valor del dólar promedio, en el mundo de los negocios es el del final del año el que cobra relevancia.

5 Está claro que la drástica reducción de las compras externas observada al final del año pasado no está motivada por la vigencia de ninguna medida gubernamental que restringa las importaciones, ni tampoco obedece a un súbito proceso de sustitución de importaciones.

6 Si bien, producto de la devaluación, el resultado de la balanza comercial mejoró hacia el final de 2018, la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos (la totalidad del sector externo) sigue siendo ampliamente deficitaria.

7 “La pax cambiaria y la destrucción de la base material de la Nación”, BAE Negocios, 17-12-18.

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Entrevista en "Pasaron cosas"

lunes, 4 de febrero de 2019

La energía: vector de competitividad para el desarrollo argentino

La energía: vector de competitividad para el desarrollo argentino


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

En nuestra entrega de la semana pasada1 examinamos la revolución energética estadounidense (en sus orígenes, resultados e implicancias futuras) como el sustrato material del "América first" y, por extensión, del Nuevo Orden Internacional.

Como señalábamos allí, la transnacionalización de la producción de las compañías estadounidenses para ganar competitividad -vía el usufructo de los bajos salarios pagados fuera de sus fronteras-, está siendo revertida como resultado de la disponibilidad a bajo costo de los insumos energéticos.

Ello explica en gran medida:

el proceso expansivo que experimenta la economía norteamericana, con prácticamente pleno empleo y salarios al alza, y
el flujo inversor (que incluye la repatriación de importantes factorías) que garantiza su perdurabilidad en el tiempo.
Es en este marco que, cualquier diseño de un modelo de desarrollo económico para la Argentina que sea permanente y sustentable, necesita de la utilización de la energía como "vector de competitividad" en la producción de bienes y servicios.

Los insumos estratégicos y los factores de producción


A la luz de lo antedicho, y antes de entrar de lleno en el examen de nuestras condiciones nacionales, es conveniente vincular las problemáticas de la disponibilidad de insumos energéticos y de la administración del comercio exterior como catalizador de una correcta inserción internacional de nuestra economía.

Retomamos para ello los conceptos vertidos un año atrás ("Administración del comercio exterior: un imperativo del ahora", BAE Negocios, 5/2/18), cuando decíamos: "partiendo de la base de que, mayoritariamente, las relaciones entre los agentes económicos de los diferentes países no son colaborativas sino competitivas, el análisis2 de la relación entre:

el abastecimiento de un insumo estratégico y,
la utilización del resto de los factores de producción,
explica el porqué de la necesidad de las regulaciones sobre la comercialización de algunos bienes.
La cotización del barril de petróleo, que pasó de oscilar en la franja de los U$S30 a la de alrededor de U$S68 entre enero de 2016 y el mismo mes de 2018, en virtud de las decisiones de control de la producción de los países de la OPEP, provee un adecuado y certero ejemplo, que además nos alienta a seguir reflexionando sobre la cuestión de los "vectores de competitividad" de nuestra economía.

Tenemos entonces un aumento en el precio del insumo energético, sin que hubiera variaciones en la función de productividad real (utilización de factores) de los países consumidores.

Si el criterio de asignación de dicho bien entre países es por la "igualación de precios", quienes puedan convalidar el nuevo valor (países con diferencial positivo de productividad) pueden adquirir el recurso (con transferencia de ingresos inter factores), mientras que quienes no lo puedan hacer (por su menor productividad) deberán ajustar a la baja sus compras, afectando el volumen de su producción.

Mirado desde el punto de vista del interés nacional, es decir del cuidado de los hombres de negocios y de los trabajadores del país, surge con claridad que, para el segundo grupo, esta situación afectará tanto la rentabilidad de las empresas como la masa salarial; si los salarios son inflexibles a la baja (como tiende a ocurrir) ello repercutirá en desocupación, mientras que si son flexibles, podrá mantenerse el nivel de ocupación a costa de una baja en la capacidad de consumo. En ambas situaciones, los efectos se derraman sobre el conjunto de la actividad económica.

A resultas del cambio de situación, mejora la posición, en términos relativos e incluso absolutos, del conjunto de naciones que mantienen su producción sin afectar la utilización de sus factores, o que la aumentan gracias a la ventaja obtenida frente a sus competidores.

No es necesario poner nombres a los países ganadores ni a los perdedores, sino identificar que sólo obtienen beneficios quienes producen el insumo estratégico3, al obtener mayor ingreso por igual cantidad vendida, y quienes pueden absorber el nuevo costo sin deteriorar la utilización de la totalidad de los factores. Resultan perdidosos quienes, ante el nuevo valor del insumo, tienen empresas que no pueden afrontar los nuevos costos y su traslado a precios, y entonces o bien disminuyen la cantidad de bienes ofrecidos o, si la función de producción no lo permite, desaparecen del mercado.

Esto nos ayuda a comprender las implicancias de las regulaciones del comercio exterior en el desarrollo de la economía."

Energía nacional


El abastecimiento de hidrocarburos en nuestro país experimenta una brutal disociación respecto de sus potencialidades. Concurren allí la insuficiencia en la producción de petróleo y gas natural con una política de precios energéticos que no sólo tiende a ampliar la brecha competitiva con los EE.UU., sino que además agobia a los presupuestos familiares.

Según el ex ministerio de Energía y Minería, desde el año 2000, la producción de petróleo ha bajado sistemática y dramáticamente, de 39,2 millones de toneladas equivalentes de petróleo (TEP) hasta 24,8 millones en 2017.

En cuanto a la producción de gas natural, los últimos datos publicados indican similares niveles de los de principios de siglo, en promedio 12% inferior a lo alcanzado en el período 2003-2008.

La reciente incorporación de las explotaciones no tradicionales de hidrocarburos (yacimientos de esquisto) no es suficiente para revertir la situación.

Es que la actual política energética, continuidad de la que fuera puesta en marcha en 2012, se basa en la utilización de subsidios estatales para incentivar el incremento de la producción.

Dichos estímulos, en el caso del gas natural, cubren la diferencia entre el precio -teóricamente definido- de U$S7,5 y el efectivamente observado en el mercado.

Aquel monto teórico, se estipuló bajo el criterio de que fuera inferior al de paridad de importación4, según la previsión de que, en un sendero de tiempo definido, el mercado iría reemplazando con precio pleno el aporte estatal. Ello obligó al aparato productivo a hacer sus costos a mediano plazo con precios de ese hidrocarburo al alza, en abierta contradicción con lo que venía sucediendo en los EE.UU.5.

De manera que la diagramación de la política energética prescindió de los parámetros de costos internos de exploración y explotación, y simplemente se alineó con las referencias de los precios internacionales.

Por ello es que, durante el año pasado, se garantizó a los productores6, por cada millón de BTU, ese valor dolarizado, que más que duplicó los montos pagados por las industrias en los EE.UU.

Allí se originan las altas tarifas energéticas que hoy asfixian a empresas y familias, pese a la vigencia de los ingentes subsidios requeridos para alcanzar el "precio sostén" prometido a los productores. Y, aun así, las compañías locales pagan, en promedio, un 35% más que sus competidores norteamericanos ya que, según la autoridad energética, en nuestro país el valor promedio por el gas natural para las industrias alcanzó los U$S4,11 durante 2018.

Dado este conjunto de circunstancias, y siendo la energía el insumo más difundido, este esquema se erige como un obstáculo insuperable para cualquier intento de mejora sustantiva en la competitividad internacional de nuestras manufacturas.

Se trata, sin embargo, de un impedimento removible, atento a las potencialidades que ofrecen los yacimientos hidrocarburíferos convencionales (continentales y off shore) y no convencionales de la Argentina.

Si ponemos en marcha una política energética que vincule los precios de comercialización con sus costos de exploración y explotación, el ciclo virtuoso que hoy observamos en los Estados Unidos podría reeditarse en nuestra Patria.

1-“El ‘America first’ y el Nuevo Orden Internacional”, BAE, 28/1/19.

2-Ejercicio que se realiza sobre un modelo económico simplificado.

3-Asociado al ejemplo, pero en el otro extremo, la revolución energética de los EE.UU., con la explotación de Shale Gas y Shale Oil, genera las mismas consecuencias.

4-El precio de adquisición más los costos requeridos para su llegada a los mercados relevantes.

5-Ello explica por qué el grupo controlante de la empresa venezolana SIDOR (y de las principales acerías argentinas), utilizó los fondos obtenidos como indemnización por su estatización, para instalar su nueva planta en los EE.UU., competitiva de la que ya tiene en nuestro país.

6-Resolución 46-e/2017 del (ex) Ministerio de energía y minería. Estableció los siguientes precios mínimos (en dólares por millón de BTU) en cada año calendario: 7,50 para 2018; 7,00 en 2019; 6,50 en 2020 y 6,00 para el 2021. Al cierre de esta nota, el Gobierno Nacional estipulaba que el límite máximo de los volúmenes subsidiados sería aquellos previstos en el programa original.

*MM y Asociados

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Entrevista en "La mañana de Radio Rivadavia"