lunes, 11 de marzo de 2019

Una nueva versión de "lo peor ya pasó"

Una nueva versión de "lo peor ya pasó"


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

A pesar de que la economía cayó 7% interanual en diciembre y 2,6% en el año1, los funcionarios del Ministerio de Hacienda sostienen, no sin un alto grado de cinismo, que "el piso de la recesión habría sido en noviembre".

En esta nueva versión de "lo peor ya pasó", el oficialismo vuelve a plantear, casi desesperadamente, que a partir del segundo trimestre la economía mejorará, debido al impacto positivo que podrían tener en el PIB:

el incremento de las exportaciones, y la subsecuente tranquilidad que brindaría el saldo positivo de la balanza comercial, y
la disminución del déficit fiscal total, a partir de la búsqueda del equilibrio entre los ingresos y gastos operativos2.
Ahora bien, con respecto al primero de los señalamientos, afirmábamos en "Resultados rojos, perspectivas negras" (BAE Negocios, 11-2-19): "el desempeño de la balanza comercial suele analizarse a partir de su saldo. Naturalmente, el superávit comercial resulta necesario para la economía argentina, pero lo que actualmente ocurre es que este se consigue por un desplome de las importaciones".

Y en lo referente al ámbito fiscal, como viene quedando palmariamente demostrado en los últimos meses, y ratificado por los datos de febrero, la caída de la recaudación se produce a mayor velocidad que la del gasto público, con lo cual la disminución del déficit se transforma en una quimera.

Como nos hemos explayado en reiteradas ocasiones sobre este último tema, en los párrafos subsiguiente desarrollaremos analíticamente aspectos relacionados a uno de los componentes del sector externo: la balanza comercial.

Exportaciones: una desagradable ¿sorpresa?


El último dato oficial publicado, referente al mes de enero, muestra una caída del valor (precio por cantidad) de las ventas externas argentinas de 4,7% con respecto a igual mes del año anterior.

Al analizar dicho comportamiento según su rubro, se observa que mientras se incrementaron las exportaciones de Productos Primarios (PP, 12,6%) y de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA, 6,5%), las de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) cayeron 24,3%, y las de Combustibles y Energía (CyE), a pesar de los anuncios oficiales, lo hicieron en un 27,4%.

Así, el efecto alcista sobre las exportaciones de la "cosecha salvadora", que el oficialismo anhela como un vaso de agua en el desierto, resulta más que compensado por la marcada baja del resto de los rubros.

Cambiemos consiguió generar desequilibrios macroeconómicos, fiscal y del sector externo


Ello es causado, entre otros motivos, por la combinación de la descabellada medida de gravar con retenciones a las exportaciones industriales, en simultáneo con la reducción, en el caso que los hubiera, de los reintegros por las ventas al exterior.

Queda claro entonces que, al igual que ocurrió con otras tantas predicciones oficiales, el de las exportaciones tampoco será el ítem de la demanda global que detenga la caída del PIB, ni equilibre las cuentas del sector externo.

¿Y de impo como andamos?


Como explicábamos hace algunas semanas en el artículo citado, el análisis del nivel que alcanzan las importaciones resulta un buen proxy para vislumbrar lo que acontecerá, en los meses inmediatos posteriores, en el mercado de bienes y servicios.

Ello es así porque las decisiones empresarias sobre el quantum de compras externas se ajustan, principalmente, al nivel de producción y la dinámica comercial previstos para el futuro, resultando un "correcto orientador" del porvenir inmediato del conjunto de la actividad económica.

Y, en ese sentido, su desempeño durante el mes de enero augura el desplome de la economía, al caer 26,5% en valor, producto casi exclusivamente de la disminución de las cantidades, ya que los precios prácticamente no se modificaron.


En este comportamiento de las compras externas3 resalta el desempeño de las de bienes de capital, cuyas cantidades disminuyeron 36,6%.

En consecuencia, nuestra afirmación acerca de que "las importaciones de diciembre pasado sólo son compatibles con un PIB, en el primer trimestre de 2019, casi 10% inferior al del final de 2018", puede perfectamente trasladarse a los meses subsiguientes, cobrando cada vez mayor vigencia a medida que se van conociendo nuevos datos del desempeño de la actividad económica y la balanza comercial.

La única verdad


Al transcurrir el último año del gobierno de Cambiemos, el aparato productivo nacional exhibe una performance calamitosa, en la que la vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que afecta a todos los negocios, ya que abundan entre las grandes empresas, los procesos preventivos de crisis, concursos y balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

Como muestra, basta mencionar el caso de una destacada empresa molinera (cuya magnitud de oferta en el mercado de harinas alcanza el 40%, con lo cual corre riesgo el normal abasto a la población) que se encuentra con severos inconvenientes para refinanciar un pasivo que, según el mercado, alcanza los 60 mil millones de pesos.

La situación de las familias no es diferente. Los ingresos han perdido poder adquisitivo en forma sostenida, al tiempo que el panorama del empleo es de cotidiano declive.

En este contexto, el déficit fiscal total permanece en el orden del 11% del PIB, tanto por la caída estrepitosa de la recaudación tributaria, como por el crecimiento geométrico del déficit cuasi fiscal, producto de los pasivos remunerados del BCRA.

Por otro lado, como explicamos ut supra, a pesar de la mejora del saldo de la balanza comercial, el déficit del sector externo se encuentra en el entorno del 6% del PIB, ya que el ítem de los bienes ni se aproxima a compensar el rojo del resto de los componentes de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

De esta manera, continúan en plena vigencia las condiciones de la Supercrisis, ya que Cambiemos consiguió generar, a un mismo tiempo, los desequilibrios macroeconómicos, fiscal y del sector externo, que provocaron el colapso de los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, respectivamente.

La ruinosa situación de la economía nacional es el inevitable resultado de la sucesión de experimentos erróneos implementados por el oficialismo que no sólo no resolvió los problemas prexistentes, sino que los profundizó hasta extenuar a los agentes económicos, poniendo en peligro la propia base material de la nación: las empresas y sus trabajadores.

Sin embargo, ante el inminente desenlace, no sólo es hora de mantener el espíritu de iniciativa en alto frente a las crueles inclemencias del contexto generado por el gobierno nacional, sino de dar espacio a la preparación del nuevo futuro que, más temprano que tarde, vamos a protagonizar.

1-Cabe aclarar que este último dato refiere al estimador de actividad económica ( EMAE), por lo que, cuando se publique el PIB, elaborado con mayor cantidad y más detallada información, los resultados deberían coincidir con la baja de 3,2%, prevista oportunamente por MMyAsociados. Asimismo, los primeros datos oficiales de actividad, correspondientes a enero del corriente año (industria manufacturera y construcción), al igual que las informaciones sectoriales surgidas durante febrero y marzo (parada de automotrices y resultados negativos y dificultades financieras de las principales empresas alimenticias, entre otros), confirman la tendencia expresada.

2-Es dable resaltar que una de las metas acordadas con el FMI es que tienda a cero el déficit fiscal primario, soslayando el abultado resultado financiero, y cuasi fiscal, negativos.

3-Está claro que la drástica reducción de las compras externas que se viene observando no está motivada por la vigencia de ninguna medida gubernamental que restringa las importaciones, ni tampoco obedece a un súbito proceso de sustitución de importaciones.

*MM y Asociados

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