lunes, 23 de diciembre de 2019

A confesión de parte...

A confesión de parte...


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Sergio Carbonetto

Pocas semanas atrás, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de una universidad privada, conmocionó la opinión pública al informar que, de acuerdo con sus mediciones, la pobreza urbana en la Argentina alcanzaba al 40,8% de la población y la indigencia, el 6,5%.

Se trata cifras espeluznantes.

A pesar de que el fenómeno de privaciones materiales tuvo un exponencial crecimiento durante el gobierno pasado, las magnitudes estimadas son en extremo llamativas cuando se las compara con las de otros países de la región.

Las últimas mediciones oficiales de pobreza por ingresos en las áreas urbanas de Paraguay(1) arrojan una incidencia del 17,8%; las de Uruguay alcanzan el 8,6% para 2018(2), mientras que Chile informa(3) una ratio de 8,6% para 2017 en el país. En cuanto a la indigencia, las cifras son, respectivamente, de 1,6%; 0,1% y 2,3%.

Esputar contra el viento

En el origen, a comienzos de la década, la medición de ODSA se presentó como sustitutiva de la oficial de pobreza que realizaba el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC); una iniciativa que formaba parte de una ofensiva contra el gobierno de aquellos años, en la que se unificaban intereses de diversos grupos, corporaciones pseudo académicas y la oposición política, entre otros.

Al respecto, resulta revelador un gráfico presentado en la comunicación de ODSA ut supra señalada(4), que resulta particularmente ilustrativo de la falacia sucedida (cuyo facsímil acompaña a esta nota), ya que muestra la proximidad de las estimaciones del instituto privado con las del oficial.

Dentro del área marcada con un óvalo rojo, pueden verse dos cálculos de la incidencia de la pobreza realizados por ODSA: uno, con la nueva metodología definida por el INDEC durante la gestión de Cambiemos (línea azul), y otro, para los mismos períodos, según sus propias pautas (línea roja).

Ello, a priori, sería una prueba de la confiabilidad(5) del indicador. Pero, analizado en profundidad, es justamente lo contrario.

Es que:


  • entre 1993 y 2014 el INDEC usó una metodología (con la que se calcularon series desde 1988 hasta 2013) basada en la ENGHo 1985/86(6) y,
  • a partir de 2016, se usó otra, basada en la ENGHo 2004/05.

El "pequeño detalle" es que los niveles son incomparables, según lo informado por el propio INDEC.

El ente público, para estimar el efecto de los cambios en los procedimientos de cálculo de la pobreza, realizó un estudio comparativo para los dos semestres del año 2006, concluyendo que la diferencia entre la nueva modalidad y la anterior es de aproximadamente 13 puntos porcentuales.

En el documento de presentación de la nueva metodología, el organismo oficial lo explicitó así(7):

"El impacto de considerar el cambio que experimentaron los hábitos de consumo de la población entre 1985/86 y 2004/05 explica que la proporción de personas pobres durante 2006 sea, en promedio, 11,6 p.p. más elevada respecto de la medición basada en la ENGHo 1985/86."

Sobre los cómputos de las canastas regionales, "la incidencia del cambio metodológico (...) arroja un promedio de 1,2 p.p. para el año 2006."

Finalmente, la definición y forma de valorización de la Línea de Indigencia implica un aumento adicional "promedio de 1,8 p.p. para el año 2006."

De modo que, según el mismo informe, la pobreza calculada con el viejo método era de 31,4% en el primer semestre de 2006 y 26,9% en el segundo, mientras que, al estimarla con el nuevo, pasa a ser de 43,8% (+12,4 p.p.) y de 40% (+13,1 p.p.) para los mismos períodos.

Queda meridianamente aclarado que, si las estimaciones de ODSA son similares a las obtenidas por el nuevo método de INDEC, necesariamente son incomparables con las del anterior. Es decir que, durante todo el ciclo del gobierno justicialista, la pretendida "verdadera medición de la pobreza" estuvo afectada por una grosera sobrestimación.

Para ponerse colorado

Contextualizando los estudios de la pobreza con el conjunto de variables económicas directa o indirectamente asociadas, subyace a los resultados provistos por ODSA una extraña y novedosa teoría económica.

Si los guarismos del INDEC para el 2° semestre de 2006 alcanzaban el 26,9% y los de ODSA el 30% al final de 2015, quiere decir que hubo más de 3 p.p. de crecimiento de la pobreza, a pesar de que:


  • la desocupación pasó del rango del 10% a marcas inferiores al 6%;
  • con la moratoria para jubilaciones y la ampliación de pensiones no contributivas, unos 3,5 millones de personas pasaron a tener ingresos, y
  • por la Asignación Universal por Hijo (y otras), millones de familias comenzaron a recibir transferencias monetarias mensualmente.

Esta descomunal ampliación del universo de perceptores de ingresos, con una distribución cada vez más igualitaria (según la evolución del Coeficiente de Gini), con ajustes de sueldos, salarios, jubilaciones, pensiones y transferencias siempre mayores a los sucedidos sobre los precios de consumo (al margen de quién los midiera), habrían tenido como efecto, según ODSA, un incremento de la pobreza en ese período.

Así se habría llegado en 2015, a niveles sólo alcanzados a posteriori de la hiperinflación de Alfonsín (25,9% fue la medición de mayo de 1989, para pasar la barrera de los 30 p.p. recién en octubre de ese año) y durante la crisis de la convertibilidad en 2001 (en mayo, alcanzó el 32,7%).

¿Cómo lo explicarán?

Y, acerca de las mediciones de ODSA sobre lo acontecido en el gobierno de Cambiemos, nos preguntamos, casi como curiosidad, cómo se justificaría:


  • que se logró bajar un 16% la pobreza (de 30,3% a 25,6%) entre 2015 y 2017, luego de haber devaluado el 60%, disminuido los derechos de exportación para productos alimenticios (llevando los precios domésticos a paridad internacional) e, incrementando las tarifas de los servicios públicos en proporciones descomunales; y
  • que si durante los dos últimos gobiernos peronistas la pobreza creció más del 11% (del 26,9% al 30%), el desastre en la gestión económica de Cambiemos ¿sólo lo hizo variar un 36%, desde el 30% al 40,8%?

A sabiendas de que hemos actuado como los magos que revelan cómo se hacen los trucos, nos despedimos como Martín Fierro:

"Mas naides se crea ofendido
pues a ninguno incomodo,
y si canto de este modo
por encontrarlo oportuno
NO ES PARA MAL DE NINGUNO
SINO PARA BIEN DE TODOS."

https://www.dgeec.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/POBREZA-MONETARIA%20-2018/Pobreza%20Monetaria_Boletin.pdf

http://www.ine.gub.uy/documents/10181/30913/Indigencia+y+pobreza+2018/f605ab36-693d-4975-a919-fe8d5646f409

3 http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/casenmultidimensional/casen/docs/Resultados_ pobreza_Casen_2017.pdf

4 Avance del informe “Deudas sociales y desigualdades estructurales en la Argentina (2010-2019). Aportes para una agenda sustentable de desarrollo humano integral”. ODSA-UCA. Difundido 5/12/19.

5 El concepto de “confiabilidad” de un indicador, refiere a que siempre mida la misma dimensión del fenómeno bajo estudio, de modo que los cambios en las estimaciones se deriven de las modificaciones ocurridas en el objeto observado y no del procedimiento de observación.

6 ENGHo: Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares, operativo periódico del INDEC. Entre otras informaciones relevantes, permite conocer los hábitos de consumo de los hogares particulares, derivando de allí los componentes y cantidades de las canastas que se utilizan para calcular la incidencia de pobreza y de indigencia. En 1993 el Lic. J.J. Llach, como Secretario de Programación Económica y en el marco del “Comité Ejecutivo Para el Estudio de la Pobreza”, determinó la metodología oficial de medición de pobreza por insuficiencia de ingresos, a partir de leves modificaciones aplicadas a las del proyecto “Investigación sobre la Pobreza en Argentina” en 1988, durante el gobierno de Alfonsín. Esta metodología, referenciada en la ENGHo 1985/86 fue aplicada sin cambios en las estadísticas oficiales de pobreza, por los gobiernos sucesivos. Recién en 2016, bajo la gestión Cambiemos, el INDEC presentó las nuevas formas de cálculo, con parámetros definidos a partir de la ENGHo 2004/05.

7 INDEC (2016). “La medición de la pobreza y la indigencia en la Argentina. 1a edición. (Metodología 22)”. INDEC. Buenos Aires. Págs.18 y 19.

*MM y Asociados


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