lunes, 27 de mayo de 2019

El día después de Cambiemos

El día después de Cambiemos


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

El inminente final del ciclo de la alianza Cambiemos impone la urgencia de definir los trazos principales del "día después".

El autodenominado "mejor equipo de los últimos 50 años" condujo a la economía argentina a una situación de crisis sistémica1, que resulta la más profunda de la historia, cuyas vías de superación estarán determinadas tanto por el calamitoso punto de partida, como por los horizontes que pretendan alcanzarse.

De allí la importancia del debate sobre la estructuración del aparato productivo que definirá el futuro del país, y nuestra insistencia en reflexionar sobre los caminos que nos llevarán a un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS), y los que no.

Adquiere entonces central relevancia el enfoque con que se aborden tres planos destacados para el modelo en cuestión:


  • si el sesgo se orientará hacia el consumo o a la producción;
  • si su inserción internacional se subordinará a las viejas lógicas emergentes de la hegemonía de la globalización o se adaptarán al nuevo escenario en el que los vínculos entre los países están determinados por las interacciones desde cada interés nacional; y
  • si su distribución del ingreso será regresiva o progresiva.

Claro que ello supone, primero, ponerle coto a esta situación, en que la economía se desliza imparable hacia el abismo sin fin generado por el gobierno nacional.

Ponerle un piso a la Supercrisis


Hemos explicado con antelación que de los diferentes diagnósticos derivan distintas propuestas, y señalado que una divergencia fundamental es la existente entre quienes caracterizan las actuales circunstancias como una crisis del orden estrictamente financiero y los que entendemos que su naturaleza es económica y su alcance enraíza en el conjunto del aparato productivo.

Para los primeros, sin discrepancias de fondo con la actual administración gubernamental, la recomposición de la economía nacional requiere de poco más que de un manejo astuto de las intervenciones del BCRA en el mercado de cambios y de ciertas habilidades en el de capitales. Para los segundos, implica drásticos virajes en todos los ámbitos de la economía.

Una vez pasado Cambiemos, resultará imperioso establecer un proceso que, vía extensiones de plazos y renovaciones, dé sustentabilidad a la gestión de la cuantiosa deuda en moneda dura irresponsablemente contraída por el gobierno que se va. Es claro que su cumplimiento demandará que el Tesoro cuente con los recursos para hacerlo, mediante el necesario superávit fiscal primario2.

Pero este, para ser social y económicamente viable, no puede fundarse en la contracción del gasto público (aun cuando pueda optimizarse) sino en la expansión de los recursos tributarios, por lo que deberán fijarse las nuevas bases imponibles que permitan alcanzarlo y los sectores que por su capacidad contributiva deben cargar con el mayor peso en la obtención de las nuevas metas.

En simultáneo, se requiere que, por la vía del superávit en la balanza de bienes y servicios, el sector privado genere los dólares que exige el normal funcionamiento económico, con un excedente suficiente para que la Tesorería pueda adquirir los necesarios para los servicios de deuda.

Un papel destacado, como punto de articulación, entre lo fiscal (en pesos) y el sector externo (en dólares), lo juegan los derechos de exportación, por los que el Estado participa de las rentas extraordinarias de la economía, en particular, de la agrícola.

Hemos marcado, en otras oportunidades, que la contribución tributaria de los gravámenes sobre las exportaciones de alimentos es secundaria respecto de la función primordial de desacoplar los precios internos de los internacionales, aunque debe destacarse que en esta etapa ambas preservan roles significativos.

Es que la escasez de dólares de origen financiero derivada de la permanencia del cierre de los mercados voluntarios de deuda y de los raquíticos aportes restantes del acuerdo Stand By con el FMI, determinará per se un nivel del tipo de cambio real más alto que los de los últimos años, generando condiciones iniciales de revitalización de la industria.

Claro que el reverdecer del consumo interno y de la producción industrial, en un marco de administración del comercio exterior, y con los precios de los alimentos en una relación justa y razonable con los ingresos populares, no será posible si no se resuelve la actual dolarización de las tarifas energéticas.

Pero, lo que resulta suficiente para ponerle finalmente un piso a la Supercrisis, no lo es para la puesta en marcha del MoDEPyS.

Reconstrucción y despegue


Restablecidos los equilibrios macroeconómicos, el desafío pasa a ser la búsqueda de la plena utilización y expansión de los factores de producción.

Cobra significativa importancia, en el debate que subyace implícito, la definición de cuáles serán los vectores de competitividad de nuestra economía y cómo operarán.

Nosotros hemos señalado como tales a las rentas extraordinarias, definidas como "aquellos beneficios redundantes, que se generan en el mercado, independientemente del trabajo humano, y se obtienen a partir de ejercer la exclusividad de la explotación de algún recurso natural", condiciones que, en Argentina, la cumplen algunas tierras y la energía fósil.

A diferencia de quienes aspiran a su apropiación por parte del Estado para que (sustituyendo al sector privado) sea quien organice la economía o se destinen al sostenimiento de una pobreza supuestamente estructural, algunos pensamos que dichas rentas deben ser distribuidas en la totalidad del entramado empresarial, con el objetivo de incrementar la rentabilidad por unidad vendida, garantizando su hegemonía en el mercado doméstico y facilitando su adecuada inserción en los flujos internacionales de comercio.

Subyacente, o al menos colateral, está la tensión entre las visiones de quienes privilegian como factor dinámico el estímulo de la Demanda y los que se lo otorgan al de la Oferta.

Desde nuestra visión, el aprovechamiento de los vectores de competitividad mencionados, mediante las políticas regulatorias pertinentes permite, en forma simultánea:


  • alcanzar precios justos y equitativos para los alimentos, recomponiendo el poder adquisitivo de los presupuestos familiares, estimulando así el crecimiento del consumo privado, por el lado de la Demanda, y
  • contar con precios de la energía (en todas sus formas) adecuados a los valores de los mercados de referencia internacionales, lo que redunda en la baja de los costos totales de las empresas que la utilizan como insumo, y en la recomposición de su rentabilidad, por el lado de la Oferta, orientando el sesgo hacia la producción a partir de incentivar la inversión.

Ello también potencia la capacidad exportadora de nuestras empresas. Pero mejorar sustantivamente su posición respecto al acceso de bienes y servicios provistos por competidores extranjeros implica, necesariamente, la administración del comercio exterior, estableciendo nuevas condiciones para el intercambio comercial internacional, haciendo uso de la ventaja de que, tales políticas, hoy no colisionan con el resto del mundo sino que se imponen como el mainstream de las relaciones entre las naciones.

Nada de ello será posible si no se alinean las relaciones internacionales con las transformaciones que se operan a nivel mundial, especialmente considerando la obsolescencia del Consenso de Washington y la necesidad del diseño de un nuevo ciclo de integración económica, adaptado a las necesidades de nuestro modelo de desarrollo.

Como hemos señalado en otras oportunidades, a la multiplicación de los bienes, corresponde el concepto de crecimiento, y a su reparto, el de distribución, conformando, en conjunto, el de desarrollo económico.

En los años por venir, la ampliación de la participación de los asalariados en la distribución del ingreso, también debe involucrar la instauración de mecanismos para que ellos sean beneficiarios del conjunto de las ganancias de productividad, incluso las que devienen de la incorporación de nuevas tecnologías.

Asegurar los necesarios niveles de bienestar para el conjunto de la población, será posible si:

las empresas obtienen adecuada rentabilidad,
el mercado de trabajo tiende al pleno empleo, con salarios de alto poder adquisitivo, y
los sistemas de seguridad social, en un sentido amplio, son suficientemente vigorosos.
Esto distingue un modelo de desarrollo de uno de simple crecimiento económico.

La realización individual y la colectiva


La hegemonía de la globalización aparejó el simultáneo predominio cultural e ideológico del inmediatismo y el individualismo, donde sólo importa el presente (ni el pasado ni el futuro) y la satisfacción de las apetencias personales.

Pensar un MoDEPyS implica pensar la Patria, un pueblo en un espacio con una historia y un destino común en el que se equilibran adecuadamente los diferentes yo con un nosotros y, lograr su permanencia y sustentabilidad, requiere que sea apropiado por parte de todos los protagonistas.

Ello sólo será posible mediante la promoción y el fortalecimiento de los lazos comunitarios, así como la articulación de la acción (entre sí y con las distintas instancias estatales), de las organizaciones intermedias representativas de todos los segmentos del quehacer nacional, como ya se han atrevido a promoverlo numerosos antecedentes de políticas en la Argentina.

No hay desarrollo económico sin construcción de comunidad, porque sabemos desde hace muchos años que nadie se realiza, si la comunidad no se realiza!!!

1 Hemos caracterizado a la coyuntura como Supercrisis, ya que Cambiemos consiguió generar, a un mismo tiempo, los desequilibrios macroeconómicos, fiscal y del sector externo, que provocaron el colapso de los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, respectivamente.

2 Superavit Fiscal Primario: cuando los ingresos superan a los gastos, antes del pago de intereses de deuda pública.

*M.M. y Asociados

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lunes, 20 de mayo de 2019

Entrevista en "Modo verano"

Situación internacional: conflictos de primer y segundo orden

Situación internacional: conflictos de primer y segundo orden


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Un elemento central en rededor del debate sobre el nuevo modelo de desarrollo económico lo constituye la determinación de una adecuada inserción internacional de nuestro país.

Discusión que es necesario abordar, ante el inexorable hecho de que la globalización naciente con la finalización de la guerra fría hoy se diluye, y en su lugar surge el Nuevo Orden Internacional (NOI).

El punto de inflexión entre ambos "sistemas de relaciones internacionales" fue el drástico cambio de enfoque que los Estados Unidos imprimieron a sus políticas, interna y externa, desde la asunción de Donald Trump, bajo la consigna "America first", cuya "condición de posibilidad" fue la "revolución energética estadounidense" (ut infra explicada) que funge como sustrato de tal viraje.

En ese marco, analizaremos la realidad internacional a partir de dos tipos de conflictos que Estados Unidos (única potencia que expresa de manera concurrente su hegemonía política, económica y militar) enfrenta con determinados espacios regionales y/o países:

los de "primer orden", de carácter económico, donde la disputa es con la Unión Europea ( UE), tal cual está diseñada actualmente (sin la inclusión del Reino Unido) y con la República Popular China (RPC).
el de "segundo orden", de carácter geopolítico, con la Federación Rusa (FR).
Comprender cabalmente los conflictos que atraviesan el NOI permitirá a la Argentina optimizar su inserción internacional y, en consecuencia, lograr mejores resultados para su modelo de desarrollo.

Conflictos de primer orden


En 2007 el entonces presidente norteamericano, George W. Bush, abogaba por reducir la dependencia energética que sufría su país.

Concomitantemente con ello, los avances tecnológicos le permitieron a EE.UU. incrementar la disponibilidad de petróleo y gas mediante la explotación de esquisto (shale), con una relevante disminución de su precio, y en consecuencia de los costos primos unitarios de los bienes manufacturados.

Esta caracterización tipifica lo que, desde 20171, venimos mencionando como revolución energética norteamericana2, denominación ratificada recientemente por el propio Donald Trump.

Ello permitió, por ejemplo, que sus compañías cuenten hoy con gas natural a menos de la mitad del valor del que sus pares pagan en la UE.

Justamente esa región, al igual que la RPC (que habían penetrado la zona de confort de Estados Unidos) deben abastecerse de combustible por proveedores que no están interesados en bajar significativamente los precios (FR), o atraviesan conflictos por los que no pueden aumentar y estabilizar los volúmenes de abastecimiento (Medio Oriente).

Asimismo, las decisiones del gobierno de Trump respecto a la administración del comercio exterior dificultan el acceso de la producción foránea a su mercado.

El mundo va encontrando, en los diversos modelos nacionales, un nuevo funcionamiento sistémico

La actual "guerra comercial" con China, así como las declaraciones de Trump a través de las redes sociales deben ser leídas en esa clave: "esto debe ser un gran negocio para los Estados Unidos o simplemente no tiene ningún sentido. Tenemos que hacer algo respecto del tremendo terreno que hemos perdido con China en materia de comercio desde la ridícula formación de la OMC".

Finalmente, el diferencial de recursos productivos permite avizorar el desenlace de los conflictos de primer orden, donde la UE3 y la RPC se replegarán y los Estados Unidos recuperarán y/o ampliarán el espacio que supieron obtener en la segunda posguerra.

Conflictos de segundo orden


La disputa de EE.UU. con la Federación Rusa puede considerarse un conflicto de segundo orden.

Entre ambos países hay un acuerdo que tiñe toda la relación, a partir de una condición objetiva: ninguna de las dos naciones desea que la UE ni la RPC reciba energía fósil con precios a la baja que les permitiera recuperar la capacidad competitiva.

Adicionalmente, existe un respeto mutuo en el ámbito militar, dada la cantidad y envergadura de las armas de destrucción masiva que ambos contendientes poseen.

Es bajo el paraguas de ese pacto tácito, que se establecen las disputas por la distribución de las zonas de influencia en el mundo como, por ejemplo:

el conflicto con Ucrania, focalizado en la península de Crimea, que se encuentra bajo soberanía rusa, así como en las regiones de Donetsk y Luhansk, en la zona este de aquel país europeo, que reclaman autonomía de Kiev, apoyadas por la FR;
la región comprendida entre Turquía y el Medio Oriente ampliado. En el caso de Siria, Estados Unidos no interfirió en el despliegue de tropas rusas, que terminó siendo definitivo para el desenlace de la guerra civil, en tanto los norteamericanos acaban de desplazar hacia el golfo pérsico (Irán) una flota encabezada por su portaviones USS Abraham Lincoln;
la República Bolivariana de Venezuela, donde la FR fijó presencia simbólica de carácter militar.
Estas fricciones en diferentes regiones del orbe constituyen las acciones previas a que cada uno, FR y EE.UU., consoliden sus respectivos espacios de influencia. Y, si bien podría producirse algún tipo de escaramuza, de ninguna manera se llegará a una confrontación generalizada, ya que lo que pondrían en juego (que podría llegar a ser, incluso, su propia existencia) es mucho mayor a lo que obtendrían en caso de una victoria.

El NOI y la defensa del interés nacional


Las menciones a los conflictos de primer y segundo orden, así como el emerger de los potentes liderazgos de Putin y Trump, más la imprescindible influencia de Su Santidad, el papa Francisco, contribuyen a explicar por qué el mundo va encontrando, en la diversidad de los modelos nacionales, un nuevo funcionamiento sistémico.

La República Argentina, en términos geopolíticos, y a partir de la nueva determinación de las Naciones Unidas4, debe diseñar su estrategia teniendo en cuenta su "completa extensión", es decir incluyendo la bicontinentalidad y la dimensión marítima. Además de los opulentos recursos de los casi 3.800.000 km2, que incluyen el territorio americano, las Islas del Atlántico Sur y una porción del continente Antártico, nuestra Patria se adeuda la protección y explotación de 6.600.000 km2 de extensión marítima (más allá de la usurpación de potencias extranjeras sobre legítimos espacios soberanos nacionales).

Por su parte, en materia económica, es imprescindible replantear la inserción de nuestro país diseñada por la alianza Cambiemos que, al pretender representar la modernidad, adhirió al viejo esquema caduco formalizado en el Consenso de Washington.

En ese contexto, tanto la jerarquizada relación con la RPC, que es el principal comprador de nuestra producción primaria y sus derivados, como con Brasil, socio mayoritario del MERCOSUR, deben ser sometidas a revisión.

Con China, porque además de desacelerarse su crecimiento, podría pasar a pertenecer al grupo de los países perdedores del NOI, como resultado de las disputas de primer orden.

En tanto, el nuevo ciclo de integración regional requiere redefinir la relación con Brasil, por la propia estructuración y el desacople que presenta el MERCOSUR respecto del NOI. En ese sentido, las políticas de su presidente, Jair Bolsonaro, se enfocan en recuperar para su país grados de libertad respecto del tratado sudamericano. Además, sus declaraciones y su voluntad de operar en el proceso electoral argentino resultan una inadmisible intromisión en nuestros asuntos internos, que no coadyuva a la relación bilateral.

Es imprescindible, en consecuencia, extender los horizontes del intercambio comercial para que la producción argentina llegue, cada vez más, al norte del continente, incorporando a todas las naciones hispanoparlantes de América del Sur, en un conjunto compensado de economías complementarias, alrededor del eje Caracas-Bogotá-Lima-Buenos Aires.

En este marco, las nuevas reglas de la producción y el comercio mundial abren importantes perspectivas para la toma de decisiones autónomas, respecto de las posibilidades de un crecimiento armónico de todos los sectores de actividad, tanto primarios como manufactureros y de servicios, privilegiando ante todo el Interés Nacional.

1 “Lo que ocupa a Trump, a Macri ni le preocupa”, BAE Negocios 22-11-17.

2 Esta provocó, como lo hicieran la revolución industrial (finales del siglo XVIII) y la de los procesos productivos (inicios del siglo XX) una brusca caída de los costos primos. “El America first y el Nuevo Orden Internacional”, BAE Negocios 28-1-19.

3 Algunas potencias europeas, como Italia, con gobiernos de corte “nacionalista”, parecen estar interpretando mal el NOI, al optar por sumarse a la Nueva Ruta de la Seda, propiciada por RPC.

4 La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) —un grupo de expertos internacionales que funciona en las Naciones Unidas— adoptó por consenso las recomendaciones de la presentación argentina realizada en 2009, sobre el límite exterior de su plataforma continental.

*MM y Asociados

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lunes, 13 de mayo de 2019

Entrevista en "Wake up team"

Con Cambiemos, siempre... mañana será peor

Con Cambiemos, siempre... mañana será peor


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari, Mg. Oscar Carreras

La economía se desliza imparable por el abismo generado por el gobierno nacional, sin piso y, por lo tanto, sin final a la vista.

Asimismo, la gestión gubernamental se ha reducido a las decisiones del Banco Central de la República Argentina ( BCRA), y los anuncios insustanciales como los de "precios esenciales" y el "acuerdo de los 10 puntos".

La alianza Cambiemos ha desarrollado su administración bajo la condición del cumplimiento estricto de dos premisas:

la de la "huir hacia adelante", como en los ejemplos de "los brotes verdes", "la desinflación", "la lluvia de inversiones", "el segundo semestre", "lo peor ya pasó" y el "boom exportador", entre otras célebres zonceras, y
la de transformar lo que está mal en algo aún peor, como en los frecuentes cambios de rumbo que impone a sus iniciativas económicas.
En las últimas semanas, el Gobierno ratificó sus rutinas.

Con la urgencia del caso, volvió a subir (a niveles récord) las tasas de interés de los pasivos remunerados del BCRA y consiguió, en apariencia1, la venia del Fondo Monetario Internacional ( FMI) para la utilización de las reservas en moneda extranjera permitiendo la dolarización de las carteras de inversión que están en pesos, en su última e insólita aventura.

Así, por una parte, se profundiza la recesión mientras que, por la otra, se dilapidan (nuevamente) los escasos fondos disponibles para enfrentar los vencimientos de deuda soberana en moneda dura, acercando la posibilidad de su default.

Veremos por qué así se agravan los fundamentos de la Supercrisis en curso y se aceleran, en lugar de extenderse, los plazos de su resolución disruptiva.

La práctica supera a la teoría; la realidad se impone a la voluntad


No faltan quienes festejan el entierro de las "zonas de no intervención cambiaria". Algunos, los menos, motivados en la coincidencia de diagnóstico con la alianza gobernante y otros, los más, por conveniencias inmediatas.

Entre los primeros, prima la incomprensión de la naturaleza del proceso en curso, confundiendo el origen del problema, pensando que es financiero y no económico.

En el mundo empresarial, si la operación permanente del negocio -los ingresos totales (IT) menos los gastos totales (GT)- es perdidosa, la índole del brete es económica y su derivación inevitable será la quiebra2. En cambio, ellas tienen dificultades financieras cuando, pese a tener IT superiores a sus GT, los plazos de vencimiento de las obligaciones se cumplen antes del de los IT, y no cuentan con capital de trabajo (propio o prestado) para sostenerlo en el tiempo.

Como sabemos por nuestro ejercicio profesional, las malas decisiones financieras pueden hacer colapsar a una compañía, pero las buenas no alcanzan para solucionar los problemas cuando su carácter es económico.

La utilización del "poder de fuego" de las reservas del BCRA, no sólo deja sin resolver el supuesto "problema financiero" de la Argentina, sino que profundiza su estructuralidad económica, dada por la configuración deficitaria de las cuentas públicas y el defecto de divisas para la atención del sector externo.

La profundización del "torniquete monetario", sumado a la espiralización de la tasa de interés (que se difunde hacia toda la economía y agrava el crowding out -desplazamiento-del sector público sobre el privado), no hacen más que agudizar la recesión.

Así se amplifica el Déficit Fiscal Total, por:

el cuasifiscal, que genera el BCRA con las exorbitantes tasas de interés que debe pagar, y
el del Tesoro Nacional, por la diferencia entre sus ingresos (al caer la recaudación por el derrumbe de la actividad) y sus gastos.
El otro vector de la Supercrisis, el déficit del sector externo, también se engrosa bajo el nuevo enfoque del BCRA, al compás de la revaluación del peso y la pérdida de competitividad del tipo de cambio que impactará en la Balanza Comercial limitando, aún más, la capacidad exportadora de nuestras empresas y facilitará el acceso de bienes y servicios provistos por competidores extranjeros, y que también se expresará en el resto de los componentes de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

En cuanto al segundo grupo de celebrantes, también selecto, son quienes tendrán la oportunidad de realizar las ganancias prometidas por el carry trade, a partir de minimizar los costos a los que se dolarizan las carteras.

El seguro drenaje de las reservas en moneda extranjera, magnifica los desafíos que deberá enfrentar el gobierno que suceda a la efímera pesadilla que significó el de Cambiemos.

¿Hay reservas de libre disponibilidad?



Como se deduce de todo lo antedicho, los problemas que la Argentina atraviesa son de orden económico, y las medidas adoptadas, no alcanzan siquiera para resolver los de naturaleza financiera ya que, en realidad, sólo se dilapidarán las reservas internacionales que, en rigor, hoy existen según el criterio de caja, pero resultan negativas bajo el de devengado.

Es que, a diferencia de la deuda contraída en los mercados voluntarios de préstamo, que está sujeta (en condiciones ideales) a renovación indefinida, la que se tomó con el FMI: no3.

Asimismo, es dable resaltar que no se ajusta al criterio del "buen hombre de negocios" (en este caso, de "buen administrador"), utilizarla para fines distintos del que motivara su otorgamiento.

De modo que, en el cálculo de las reservas, es incorrecto considerar como si fueran de libre disponibilidad los fondos provenientes del acuerdo Stand By.

No sólo corresponde deducir de las reservas internacionales informadas por el BCRA (en el orden de los U$S 70.000 millones), las transferencias realizadas por el FMI (circa U$S 39.000 millones), sino también los aproximadamente U$S 20.000 millones que representan los acuerdos Swap con China y los empréstitos del Banco de Pagos Internacionales (BPI-Basilea), así como unos U$S 15.000 millones de encajes de depósitos del público en moneda extranjera.

Pero además es necesario considerar que, en un límite que es imposible traspasar, el funcionamiento económico de nuestro país requiere una cobertura en dólares en efectivo de U$S 6.000 millones, equivalente de (al menos) un mes y medio de importaciones.

Queda claro que si a las cifras informadas por el BCRA se le sustrae la sumatoria de todos estos ítems, el resultado es negativo en unos U$S 10.000 millones.

Responsables


La negligente conducta de los funcionarios gubernamentales no los exime de la responsabilidad de haber conducido a la Argentina a la crisis sistémica más profunda de su historia. Como caracterizáramos un año atrás, el país " se enfrenta a un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales del 89 con los del sector externo de 2001, por lo que ambos fenómenos se potencian mutuamente generando las condiciones de Supercrisis".

En aquellos momentos de disrupción, los comunes denominadores fueron tanto su origen económico, como su posterior encausamiento hacia la solución desde lo político.

El gobierno de Raúl Alfonsín culminó con el adelantamiento del traspaso del mandato a su sucesor, Carlos Menem. La legitimidad obtenida por éste en las elecciones presidenciales posibilitó mantener el ordenamiento institucional, poniendo coto a la caótica situación, aun cuando las condiciones económicas permanecían lejos de estabilizarse.

También jugó un papel fundamental el vector institucional en la contención de la crisis del estallido del 2001, ya que, si bien no se había elegido el sucesor de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde acababa de obtener una resonante victoria en las elecciones para Senador Nacional en la provincia de Buenos Aires, lo que lo consagró como un primus inter pares al interior de la dirigencia justicialista, fungiendo como determinante para su designación por la Asamblea Legislativa para cumplimentar el mandato presidencial.

Para el conjunto de las fuerzas políticas, queda la responsabilidad de proporcionar una alternativa capaz de ponerle un límite al derrumbe de la economía y devolver a sus cauces normales de funcionamiento al aparato productivo.

Sobre los hombros de esta dirigencia se encaraman las esperanzas de que nuestra Patria eluda la anomia a la que la empuja la alianza Cambiemos.

1- En rigor, se desconoce el contenido y los alcances de lo acordado al respecto, no precisados en los comunicados oficiales de las partes. El rol del FMI, en este escenario, amerita una consideración extra. Es que, si resulta cierto que, contradiciendo su estatuto (e incluso sus más recientes posicionamientos), ha autorizado el uso de los fondos girados en préstamo para el financiamiento de la formación de activos externos, también violenta el espíritu de su creación, comprometiendo su misión y su futuro.

2-Siempre que los ingresos totales sean inferiores a los costos/gastos totales, aun cuando que se cobre lo facturado antes de abonar las salidas devengadas y se genere una situación ficticia de liquidez (producto del manejo financiero, en una especie de esquema Ponzi), el resultado será el quebranto. 3-Si bien se pueden prolongar los plazos de pagos.

*MM y Asociados

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lunes, 6 de mayo de 2019

¡Debacle! Hasta en la balanza comercial

¡Debacle! Hasta en la balanza comercial


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Norberto Itzcovich

El desempeño de la Balanza Comercial (BC) suele analizarse a partir de su saldo, deficitario o superavitario, y de cuál es la dinámica para su concreción. En este último aspecto, la dirección y la velocidad de la tasa de variación, tanto de las importaciones (Im) como de las exportaciones (Ex) constituyen elementos relevantes.

Esto es así ya que, por un lado, las decisiones empresariales sobre el quantum de las Im resultan un proxy sobre el nivel de producción y la dinámica comercial que presentará la actividad económica en el futuro inmediato.

En tanto, desde la perspectiva de las Ex (luego de la discusión sobre la calidad, cantidad y precio, que constituyen el orden de negociación en una operación comercial), lo que subyace es la competitividad de nuestros productos vis a vis la de los del resto del mundo.

En este contexto, lo que actualmente ocurre es que el saldo positivo conseguido en los primeros tres meses del año (u$s 2.016 millones) es resultado del desplome de las importaciones, mientras las exportaciones, queda claro, presentan un comportamiento bien alejado de las previsiones oficiales, que auguraban un supuesto boom generado por la cosecha récord y el nivel del tipo de cambio.

En consecuencia, al poner bajo la lupa el análisis del comercio exterior argentino, lo que se observa no es más que otra de las aristas de la Supercrisis, que venimos señalando desde "¡Ay Patria mía!" (BAE Negocios, 7-5-18).

No se importa porque no se va a producir ni a consumir


El nivel de Im de marzo de 2019 preanuncia un pésimo desempeño de la actividad económica en el segundo trimestre del año, manteniéndose nuestra previsión acerca de que el PIB argentino se encuentra en el entorno de los u$s 400.000 millones.

La abrupta caída de las compras de Bienes de capital (-46,1%) y de las Piezas y accesorios para bienes de capital (-36,6%), siempre comparando con igual mes del año anterior, provoca el deterioro que se está produciendo en nuestro aparato productivo, que no alcanza ni siquiera a reponer el capital amortizado1.

Complementariamente, en el marco del actual esquema económico, la disminución de las importaciones de Bienes de consumo (-32,6%) y de Vehículos automotores (-58,2%) es una muestra inequívoca del desplome del consumo interno, que muchos otros indicadores, oficiales y privados, ratifican.

En consecuencia, nuestra afirmación acerca de que "las importaciones de diciembre pasado sólo son compatibles con un PIB, en el primer trimestre de 2019, casi 10% inferior al del final de 2018"2, puede perfectamente trasladarse a los meses subsiguientes, cobrando cada vez mayor vigencia, a medida que se van conociendo nuevos datos del desempeño de la actividad económica y la BC3.

Retenciones a las exportaciones industriales ¡Ridículo!



En marzo de 2018 se evaluaban las consecuencias de la sequía sobre el comercio exterior argentino. Un año después, ya sin el impacto negativo del factor climático, y aún con una apreciación del dólar del 127%, el valor de las Ex fue 5% inferior.

El oficialismo esperaba con ansias un incremento sustancial de las ventas externas, y con él, la llegada de los dólares de la cosecha. Sin embargo, lo que ocurre, contrariamente a lo que expresan algunas voces, no es un diferimiento en la liquidación de las divisas del sector agropecuario, sino, directamente, una decisión de lentificar la comercialización, a la espera de una coyuntura más favorable4.

Este panorama se ve empeorado por la descabellada disposición oficial de, simultáneamente, gravar con derechos y eliminar reintegros, a las exportaciones industriales.

Durante 2019 el promedio mensual de las Ex apenas supera los u$s 4.700 millones. Paradójicamente, en la gestión del gobierno que se jacta de "reinsertar a la Argentina en el mundo", las ventas externas están muy lejos de su potencial, considerando, por ejemplo, que hace algunos años atrás el promedio mensual era 46% superior al actual.

Queda claro que, en un contexto de extrema volatilidad e incertidumbre, la devaluación no es condición suficiente para mejorar las ventas externas de nuestro país.

Enfrentemos la realidad


La Argentina se encuentra ante un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales del 89, con los del sector externo de 20015.

Ambos fenómenos se potencian mutuamente generando las condiciones de una Supercrisis6 que, al transcurrir las últimas semanas del gobierno de Cambiemos, moldea una calamitosa performance en el aparato productivo nacional, en el que la vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que se extiende a las grandes, donde abundan los procesos preventivos de crisis, concursos, así como balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

La permanente modificación de las políticas monetaria y cambiaria, así como la reciente solicitud al FMI (y su irresponsable autorización) de poder intervenir dilapidando reservas en el mercado cambiario, son nuevas y severas muestras de la nebulosa en la que se encuentra la actual administración.

Ante esta situación, ya casi no queda, en el ámbito nacional e internacional, quien sostenga que el oficialismo puede revertir el rumbo al abismo que le imprimió a la economía.

Así, se va extendiendo la prédica, que vienen vertiendo diversos sectores políticos, en relación con el llamado a un gobierno de unidad nacional que reemplace el actual esquema económico y le ponga piso a la Supercrisis, para permitir luego implementar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).

1-Usualmente se acepta que un nivel de inversión del 15% del PIB es el mínimo necesario para reponer el capital amortizado. Sin embargo, hacia finales de 2018 esa cifra alcanzaba, según guarismos oficiales (medida a valores corrientes) sólo el 14,4% del PIB.

2- “Resultados rojos, perspectivas negras”, BAE Negocios, (11-2-19).

3- Esta situación desmiente categóricamente el inefable discurso oficial acerca de que el piso de la crisis ya se ha dejado atrás.

4- Si se tiene en cuenta que la producción, en toneladas, de soja y maíz fue 48% y 35%, respectivamente, superior a la de la anterior cosecha, claramente no se observa un correlato en el comportamiento de las exportaciones de los rubros Productos primarios ni en las Manufacturas de origen agropecuario, que en marzo sólo crecieron 0,9% y 3,6%, medidas en cantidades, y cayeron 0,7% y 8,9% si se toma en cuenta el valor (precio por cantidad).

5- Respecto de las cuentas externas, cabe aclarar que la mencionada mejora en el saldo de la BC no alcanza a compensar los déficits generados en el resto de los ítems de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

6- “Llegó la Supercrisis, evitemos la Hipercrisis”, (BAE Negocios, 14-5-18).

*MM y Asociados
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jueves, 2 de mayo de 2019

La economía por Moreno. 02 de Mayo de 2019

La denuncia de Guillermo Moreno y Pablo Challú al BCRA por Administracion Fraudulenta

La misma se realizo en el Juzgado Federal Numero 5 de Comodoro Py.

FORMULA DENUNCIA

Sr. Juez Federal:

Mario Guillermo Moreno y Pablo Challú, ambos por derecho propio y con la asistencia letrada del Dr. Luciano Ortíz Almonacid (CPACF T 72 Fº505 ), constituyendo domicilio en su estudio de la calle Lavalle 1537 8C y electrónico a los efectos de este trámite en 20231262335, me presento a formular la presente denuncia contra Guido Sandleris y el resto de los integrantes del Directorio del Banco Central de la República Argentina y de su Comité de Política Monetaria (entre ellos, Gustavo Cañonero, Verónica Rappoport, Enrique Szewach y Mauro Alessandro), por el delito de administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública, según las previsiones de los artículos 173, inciso 7, y 174, inciso 5, que lo reprime hasta con 6 años de prisión.

A propósito de ello, se destaca que dichos funcionarios vienen incumpliendo seriamente los deberes a los que, están obligados por la Carta Orgánica, y que las directrices de política que aprueban no han logrado estabilizar la economía ni los precios mientras que han sumido al país en una seria recesión. Al mismo tiempo no han logrado administrar sabiamente las reservas internacionales ni los préstamos del FMI tal como se desprenden de la caída continua en unas y el uso indebido de los otros. Según las propias manifestaciones del presidente de la entidad, sólo se persigue el objetivo de bajar la tasa de inflación, sin tener en cuenta la necesidad de contemplar los otros objetivos a los que está obligado por la Carta Orgánica.
El argumento de que primero se debe estabilizar para luego reactivar no corresponde aquí ya que la Carta Orgánica no contempla esa precedencia y no se puede alegar que el legislador desconocía la argumentación, suficientemente conocida por todos. Y el directorio está incumpliendo el más elemental de los deberes de los funcionarios públicos que es cumplir con la legislación que los enmarca.
Respecto de las tasas de interés en pesos y la política cambiaria, se destaca que los denunciados han seguido una política de altísimas tasas de interés en pesos, materializada en las denominadas “leliqs”, y en el consecuente aumento de las tasas de interés para los depósitos a plazo fijo en el sistema financiero que la propia autoridad monetaria incentiva. Estas altísimas tasas de interés no pueden ser justificadas y dan lugar a situaciones de confiscación y usura en el sector privado. la misma Ministra de Acción Social reconoció tal situación al anunciar los créditos a los jubilados y referirse a la tasa de interés a cobrar al afirmar que al rondar el 50% anual se evitaba la usura que se daba en el mercado.
Esta política de tasa de interés es sólo compatible con la flotación cambiaria y excluye cualquier tipo de intervención del BCRA en el mercado cambiario, ya que, de lo contrario, se estarían convirtiendo las altísimas tasas de interés en pesos en tasas de interés en dólares con extraordinarias e injustificadas ganancias para los tenedores de la deuda del banco, pero con graves perjuicios patrimoniales para el BCRA, la tesorería y la economía en general. Cualquier intento de estabilizar el dólar cae dentro de esta consideración.
Sin embargo, es esa política de intervención a la que apuntan continuamente las autoridades del BCRA y que han confirmado claramente con las últimas medidas adoptadas. Estas autoridades actúan tratando de imponer un seguro de cambio implícito a las colocaciones financieras convirtiendo un instrumento nominado en moneda nacional de altísimo rendimiento y, por lo tanto, sujeto al riesgo inflacionario y cambiario, en otro que, en la práctica, deviene dolarizado y libre de esos riesgos que es lo único que justificaría tamañas tasas de interés. Se incurre aquí, entonces, en conductas lesivas que deben ser sancionadas.
Además, la conducción del BCRA ha adquirido discrecionalidad en la intervención cambiaria, es decir, intervendrá a su arbitrio. Esta política necesariamente estará sujeta a la duda: ante la extraordinaria magnitud de su deuda remunerada no habrá manera de demostrar que su trato con los acreedores es transparente y ecuánime, lo que será un nuevo motivo de litigiosidad cuya responsabilidad será de exclusiva resorte de los que diseñaron esta política.
Véase el comunicado del 29 de abril último (el que se encuentra aún disponible en http://www.bcra.gob.ar/Noticias/Comunicado-290419.asp) en el que se hace saber que “el Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha decidido introducir modificaciones al régimen monetario cambiario vigente”; que “dado el aumento de la volatilidad cambiaria observado en los últimos días, el COPOM considera que el BCRA debe reforzar el sesgo contractivo de la política monetaria interviniendo en el mercado cambiario para reducir más agresivamente la cantidad de pesos y de esta manera contribuir al adecuado funcionamiento de dicho mercado”; que “estas intervenciones tendrán lugar tanto dentro de lo que se había definido hasta ahora como Zona de No Intervención (ZNI), como fuera de la misma”; y que “en concreto, el COPOM adopta las siguientes medidas que modifican el esquema vigente a partir del día de la fecha”:
“En primer lugar, el BCRA podrá realizar ventas de dólares aún si el tipo de cambio se ubicara por debajo de $ 51,448, cuyo monto y frecuencia dependerán de la dinámica del mercado”.
“En segundo lugar, si el tipo de cambio se ubicara por encima de $ 51,448, el BCRA incrementará de USD 150 a USD 250 millones el monto de la venta diaria estipulada hasta ahora. Asimismo, podrá determinar la realización de intervenciones adicionales para contrarrestar episodios de excesiva volatilidad si lo considerase necesario”.
“En todos los casos, el monto de pesos resultante de estas ventas será descontado de la meta de base monetaria. De esta manera, las medidas aquí anunciadas posibilitan la absorción de liquidez de pesos cuando el tipo de cambio se ubique por debajo de $ 51,448 e intensifican dicha absorción cuando el precio del dólar se ubique por encima. Finalmente, el COPOM confirma su decisión de no comprar divisas hasta junio de 2019 si el tipo de cambio se encontrara por debajo de $ 39,755”.
“Las resoluciones mencionadas en este comunicado fueron adoptadas con la aprobación unánime de los miembros del COPOM. El mismo está integrado por el presidente, Guido Sandleris, el vicepresidente, Gustavo Cañonero, la vicepresidenta segunda, Verónica Rappoport, Enrique Szewach, director designado por el Directorio de este Banco Central, y Mauro Alessandro, subgerente general de Investigaciones Económicas”.

Y respecto del uso de las reservas generadas por los préstamos del FMI, se destaca que las autoridades del BCRA en la consecución de su objetivo de pagar en dólares lo que deben pagar en pesos, han insistido y presionado al FMI para que les permita utilizar los fondos recibidos para satisfacer la demanda de flujos financieros lo que fue acordado por alguna autoridad del Fondo pero con reticencia.

Pero estos fondos deben estar disponibles y así fueron aceptados para honrar los vencimientos de la deuda que ellos mismos generaron y no para financiar la salida de capitales financieros.
Esta política deja al país al borde del default y del vaciamiento de las reservas internacionales que respaldan nuestro comercio exterior y los pagos de la deuda externa simplemente para posibilitar extraordinarias ganancias financieras.
Al tiempo de ratificar esta presentación se concretarán las precisiones técnicas propias de la especialidad, pero ya se pide el secuestro en el Banco Central de las actas de Directorio y de las de ese Comité de Política Monetaria y de toda la documentación respaldatoria de la operación en cuestión, en los términos del artículo 231 del C.P.P.N.
Tenga presente cuanto ha quedado expuesto y provea de conformidad.

Será Justicia

Mario Guillermo Moreno Pablo Challú Dr. Luciano Ortíz Almonacid