lunes, 24 de junio de 2019

Sin piso para la supercrisis (Tercera parte)

Sin piso para la supercrisis (Tercera parte)


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

En nuestros últimos artículos, hemos venido examinando los fallos fatales de los principales razonamientos económicos del oficialismo, que llevan a que, una vez más, los ilusorios pronósticos de recuperación económica se vean frustrados por la realidad.

Hemos mostrado ("Sin piso para la Supercrisis", BAE Negocios, 10/6/19) que la primera de las conjeturas oficiales1, relacionada con el resultado de la Balanza Comercial (BC), carece totalmente de consistencia. El saldo positivo de la BC no se alcanzó por la revitalización de las exportaciones, sino que se basa en la caída de las importaciones, por lo que sólo es sostenible en tanto la depresión continúe, dado que mayores niveles de actividad implican el inmediato retorno a los resultados deficitarios2.

También vimos la semana pasada, que mejorar las cuentas fiscales continúa siendo una quimera, ya que no es factible alcanzar el saldo neutro entre los ingresos y gastos corrientes (resultado fiscal primario), por la velocidad de la caída de la recaudación tributaria, que supera a la del recorte de las erogaciones, además de que los elevados servicios de deuda imposibilitan cerrar el déficit financiero.

A ello hay que sumar los efectos de la acción del BCRA, que constantemente asume deuda nueva (sólo en Leliq se aproxima a $1,2 billones), devengando servicios inusitadamente altos, a lo que hay que agregar que, con tipo de cambio constante, la tasa de interés en pesos se traslada linealmente como tasa en dólares, lo que potencialmente duplicaría en un año el capital invertido en un carry trade.

Este descalabro de las cuentas públicas, con un déficit fiscal total (DFT3) que ronda el 12% del Producto Interno Bruto ( PIB), parece un autoatentado de las autoridades contra su propia conjetura.

En estas condiciones, cuando para el sector privado el crédito resulta inaccesible, tanto por las prohibitivas tasas de interés como por el volumen de ahorro absorbido por el sector público, el efecto sobre la actividad económica es asfixiante y la reactivación, imposible.

La tercera de las apuestas cambiemitas, es la de la mejora en el consumo privado, por el incremento en el poder adquisitivo de los ingresos populares que se produciría al disminuir los índices de inflación.

A diferencia del conocido mentalista que decía "puede fallar", esta tercera conjetura "necesariamente fallará".

El reparto de la torta, cuando es más pequeña


Los comportamientos de las dos principales variables (ingresos e inflación) que constituyen los puntos de partida de la presunción oficial son de dudoso ajuste a la realidad imperante.

Por una parte, pese a la contracción de los saldos monetarios reales que ejecuta el BCRA desde setiembre del año pasado y la severa profundización de la recesión inducida, dicha política no tuvo efectos sustantivos en la reducción de la inflación, que ronda, en el acumulado de los últimos 12 meses el 60% en la variación de los precios al consumidor y se acerca al 70% en la de precios mayoristas. No hay a la vista descenso, significativo, de la dinámica inflacionaria.

La otra cara de la conjetura, la mejora en el poder adquisitivo de los sueldos y salarios, (Remuneración al Trabajo Asalariado -RTA-), y el resto de los ingresos populares (jubilaciones, pensiones y asignaciones), también es errónea, en tanto los porcentajes de crecimiento de esas retribuciones se encuentran por debajo de los de los precios de bienes y servicios a consumir. Como se sabe, "los salarios suben por la escalera, los precios por el ascensor".

De modo que no es esperable una secuencia en la que, al revertirse tal dinámica, se traslade al consumo y éste estimule la producción y la inversión.

Es que, en un contexto de contracción del PIB, no es posible aumentar la participación de la RTA sin que sea en desmedro del Excedente de Explotación Bruto (EEB), es decir de la porción del Valor Agregado Bruto, que a posteriori de netear amortizaciones, corresponde como retribución a los dueños del capital como Excedente de Explotación Neto.

El persistente incremento, en proporción, de los costos fijos sobre cada unidad vendida (producto de la depresión) imposibilita que se incremente el salario por encima de los precios, ya que ello sólo aceleraría los quebrantos empresariales dada la baja de la productividad de la mano de obra, por razones no atribuibles a ésta, sino como efecto de las brutales condiciones imperantes.

No es razonable en este marco otorgar, aunque sean mínimas, probabilidades de ocurrencia a un cambio en la distribución funcional ingreso a favor de la RTA.

Como ya afirmamos, la falta de ventas y las exorbitantes tasas de interés vienen disminuyendo la rentabilidad de las compañías, casi sin excepción, a punto tal que las principales noticias de cada día (para quienes entendemos la economía desde la producción), son las que dan cuenta de cuál es el establecimiento que cerró o suspendió a su personal y cuáles las compañías que han entrado en procesos preventivos de crisis o solicitado la quiebra.

En este marco, con sus colaterales de destrucción de empleo y actualizaciones de ingresos por debajo de la inflación, la masa salarial no puede crecer y, por el contrario, tiende a disminuir.

Entre lo certero y lo posible


A diferencia del mencionado mentalista, que a pesar de la meticulosidad y rigor de su trabajo reconocía que podría haber factores no controlables que afectaran los resultados de las pruebas, el plantel económico gubernamental va improvisando, ensayando "a tontas y a locas" soluciones a los problemas (de magnitud creciente) que él mismo genera, sin tener en cuenta su complejidad y, por lo mismo, obteniendo resultados notoriamente distantes de los esperados.

Ello explica los frecuentes virajes, que siempre son presentados como "el único camino", en las decisiones económicas del gobierno, al igual que el devastador panorama que atraviesa el aparato productivo nacional.

Los pronósticos oficiales, por enésima vez, fallarán, constituyendo el único horizonte de certezas.

Las verdaderas esperanzas para nuestro aparato productivo se encuentran en el orden de lo posible y dependen, íntegramente, de las representaciones institucionales (políticas y sectoriales), en tanto sean capaces de producir un rotundo viraje, que abra paso a un proceso de sentido opuesto al transitado hasta ahora, y así restituir los equilibrios macroeconómicos, dinamizar los mercados, y proteger al entramado social, en forma simultánea.

1 “En esta nueva ola de optimismo infundado, (el oficialismo) plantea casi desesperadamente que a partir del segundo cuatrimestre la economía revertirá su tendencia, debido a:


  • el saldo positivo de la Balanza Comercial (BC) que disminuye el déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, y que a través de la oferta de dólares que genera en el mercado cambiario contribuye a su aparente estabilidad;
  • la búsqueda del equilibrio entre los ingresos y gastos operativos (déficit primario cero), que coadyuvaría a la disminución del Déficit Fiscal Total lo cual, vía la baja del riesgo país y la subsecuente disminución de la tasa de interés nominal, facilitaría el proceso de inversión privada, y
  • la mejora en el consumo privado producto del incremento en el poder adquisitivo de los ingresos populares, que se produciría por la disminución en los índices de inflación.”


2 Si las cantidades importadas fueran iguales a las de un año atrás, pero a los precios del período actual (que son inferiores) el resultado de la Balanza Comercial, para los primeros cuatro meses de 2019, hubiera sido deficitario en más de US$2.900 millones, una diferencia de aproximadamente US$6.100 millones respecto los US$3.200 millones de superávit oficialmente observado.

3 El DFT incluye los déficits de Nación, provincias, municipios y el cuasi fiscal generado por los pasivos netos remunerados del BCRA.

*MM y Asociados

Ver en el diario

lunes, 17 de junio de 2019

Sin piso para la supercrisis (Segunda parte)

Sin piso para la supercrisis (Segunda parte)


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Como mencionamos en nuestra anterior entrega, en sucesivos artículos nos propusimos refutar tres conjeturas (ya que ni siquiera revisten el carácter de hipótesis) que, con necedad y cinismo, repite en las últimas semanas el gobierno a través de sus voceros oficiales y oficiosos, y que permitirían recuperar la economía.

Ellas son:


  • el saldo positivo de la Balanza Comercial (BC) que disminuye el déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, y que a través de la oferta de dólares que genera en el mercado cambiario contribuye a su transitoria estabilidad;
  • la búsqueda del equilibrio entre los ingresos y gastos operativos (déficit primario igual a cero), que coadyuvaría a la disminución del Déficit Fiscal Total (DFT) lo cual, vía la baja del riesgo país 1 y la subsecuente disminución de la tasa de interés nominal, facilitaría el proceso de inversión privada; y
  • la mejora en el consumo privado producto del incremento en el poder adquisitivo de los ingresos populares, que se produciría por la disminución en los índices de inflación.

Quedando dilucidado el primero de los ítems en "Sin piso para la Supercrisis" (BAE, 10-6-19) y dejando el tercero para nuestra próxima publicación, nos ocuparemos ahora del segundo.

Al respecto, el DFT está conformado por el déficit primario (la diferencia entre ingresos y gastos operativos), el financiero2, que resulta de adicionar al anterior los servicios de la deuda, y el cuasi fiscal que viene dado por los intereses que el BCRA paga por los pasivos financieros remunerados, descontados los ingresos que obtiene por los depósitos de las reservas en efectivo en el exterior (monto que es irrelevante) y por los pases ofrecidos en el mercado.

A continuación, nos ocuparemos de los dos componentes del DFT que en el corto y mediano plazo están sujetos a decisiones de política económica: el primario y el cuasi fiscal.

El gasto baja por la escalera, la recaudación por el ascensor


El sentido del subtítulo, paráfrasis de la conocida sentencia "los precios suben por el ascensor, los salarios por la escalera", se refiere a que el oficialismo propone equilibrar el déficit fiscal primario mediante la reducción del gasto público. Ello, en el marco de una economía sin tipo de cambio competitivo ni administración de comercio exterior, con un tremendo entorno recesivo como el actual, resulta de imposible cumplimiento.

Para demostrarlo, retomamos el ejercicio que realizamos en nuestro artículo "2019. Un escenario lábil" (BAE, 21-1-19), donde calculamos la caída de la recaudación en términos reales3, con la siguiente metodología:

indexamos la recaudación de diciembre de 2017 mediante un conjunto representativo de indicadores, obteniendo un valor teórico de los ingresos tributarios que debieran haberse alcanzado en diciembre de 2018, para mantener el mismo "poder de compra" que el año anterior;
comparamos ese valor teórico con lo efectivamente obtenido y, finalmente,
estimamos la magnitud de la pérdida de ingresos reales acaecida.
Repitiendo dicha metodología para mayo de 2019, una conclusión relevante es que, en el quinto mes del año, hubo una pérdida interanual de recaudación de 9,3%.

Adicionalmente, si no se hubieran registrado modificaciones del régimen de retenciones, la baja hubiera alcanzado el orden del 14,3%.

Al respecto, cabe mencionar que, si bien a la firma del acuerdo Stand By con el FMI había diversas opiniones que consideraban plausible obtener ese equilibrio, hoy existe un consenso acerca de que el objetivo es inalcanzable en las actuales circunstancias.

Así, mientras las voces más optimistas lo ubican entre el 1% y el 1,5% del PIB, la brutal caída de la recaudación por el desplome de la actividad económica, así como el incremento del gasto, producto de la recomposición de las jubilaciones que deberá aplicarse en septiembre y diciembre (que incorporará el fuerte impacto inflacionario del primer semestre del año), entre otros, hacen prever que ese porcentaje se mantenga, o incluso supere, el 2,7% del año pasado.

Como viene quedando palmariamente demostrado en los últimos meses, la caída de la recaudación se produce a mayor velocidad que la del gasto público, con lo cual la disminución del Déficit Fiscal Primario se transforma en una quimera.

Altísima tasa en pesos, exorbitante en dólares


Con respecto al déficit cuasi fiscal, cabe consignar que desde hace prácticamente un año las tasas de interés que la entidad monetaria rectora paga por sus pasivos remunerados4 (principalmente, primero Lebac y ahora Leliq) son extraordinariamente altas.

Ello se debe a la necesidad oficial de mantener el tipo de cambio controlado, secando la plaza, e imposibilitando bajar las tasas de interés. Como afirmábamos hace un año atrás, ("Subir la tasa de interés: un remedio peor que la enfermedad"-BAE Negocios, 23-7-18): " fiel a su impronta de la improvisación como "modus operandi", y con su característica incapacidad de caminar mientras masca chicle, el gobierno ha concentrado todos sus esfuerzos en la contención de la tendencia ascendente del tipo de cambio, elevando la tasa de interés, y en consecuencia el costo del crédito, a niveles inauditos".

Actualmente, la tasa de interés nominal anual que ofrece el BCRA para las operaciones con Leliq se encuentra en el entorno del 70%, expresando una tasa efectiva anual superior al 100%. En este marco, los servicios de la deuda devengados a partir de los pasivos remunerados alcanzan el 6% del PIB.

Si se tiene en cuenta que ello ocurre, en los últimos 40 días, con un tipo de cambio "estabilizado", la exorbitante tasa de interés en pesos se transforma en una más que ridícula en dólares5.

El riesgo país o el país en riesgo


Por lo expuesto, queda claro que no existen posibilidades de que el DFT baje.

En tanto, la única alternativa de que lo haga la tasa de interés doméstica, para que las empresas del sector privado puedan encontrar un ritmo razonable de inversiones y producción, es que disminuya violentamente el indicador de riesgo país6.

Ello sólo será posible estableciendo un proceso que, vía extensiones de plazos y renovaciones, dé sustentabilidad a la gestión de la deuda en divisas.

A su vez, demandará que el Tesoro cuente con los recursos necesarios, mediante el superávit fiscal primario que, para ser social y económicamente viable, no debe fundarse en la contracción del gasto público (aun cuando pueda optimizarse) sino en la expansión de los recursos tributarios.

En consecuencia, deberán fijarse de manera precisa las nuevas políticas que permitan alcanzarlo, donde cumplirán un papel destacado los derechos de exportación, principalmente sobre lo producido en la zona núcleo de nuestro país.

Es obvio que un nivel adecuado de tasa de interés real es condición necesaria pero no suficiente para alimentar el proceso de inversión. Se necesita que la demanda doméstica, vía recuperación del poder adquisitivo de las familias, así como la externa, a partir de generar adecuadas condiciones de competitividad7 sistémica, hagan lo suyo.

En definitiva, la manera de conseguir recursos para equilibrar el factor fiscal, propiciando adecuadas condiciones de inversión, y garantizando el repago de los compromisos externos, forma parte del debate necesario sobre el nuevo Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable que los argentinos debemos darnos, ante el inminente y esperado final del calamitoso contexto generado por el gobierno nacional.

1 El superávit primario garantizaría honrar los compromisos externos, y por lo tanto la disminución del riesgo país y de la prima de seguro contra default.

2 El déficit financiero, que está constituido principalmente por los intereses de la deuda denominada en dólares y representa un quantum relativamente fijo, al ser medido en términos de PIB depende del tipo de cambio. Si el precio del dólar se incrementa, el PIB en dólares disminuye y la ratio deuda/ PIB crece.

3 El concepto “real” alude a la capacidad de compra de la recaudación en términos de bienes y servicios.

4 Al inicio de la gestión de cambiemos las letras “estrella” del BCRA eran las Lebac (letras del banco central), y posteriormente fueron las Leliq (letras de liquidez).

5 Si se colocan 100 pesos, en un año se obtendrán $200. Al inicio, ese monto equivale a U$S 2,17, a un tipo de cambio de 46 pesos por dólar. Si este no se modifica, al cabo de ese plazo se podría comprar el doble de dólares.

6 Es un indicador elaborado por el JP Morgan que mide la diferencia de rendimiento entre los bonos del Tesoro de Estados Unidos y los del resto de los países. Este cálculo lo realiza por intermedio de su índice EMBI (Indicador de Bonos de Mercados Emergentes).

7 La profundización de esta temática se encuentra en “Sin piso para la Supercrisis”, BAE Negocios 10-6-19.

*M.M. y Asociados

Ver en el diario

lunes, 10 de junio de 2019

Sin piso para la supercrisis

Sin piso para la supercrisis


Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Cuando, como ahora, los tiempos del proceso político se van acelerando, surgen distintas opiniones sobre el camino que puede y debe seguir el devenir económico.

En este sentido, quienes pretendan modificar el statu quo tienen que, imprescindiblemente, realizar un diagnóstico preciso, sometiendo al debate público las vías de acción para ponerle piso a la actual Supercrisis1, y de esta manera poder comenzar, a posteriori, la necesaria implementación de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).

Lo contrario, podría suponer que "cambiarle el collar al perro" será condición suficiente para llevar la economía, hoy a la deriva, a buen puerto.

Este accionar, nos vemos en la obligación de advertirlo, podría desembocar en un desenlace aún peor, y arrastrarnos a una Hipercrisis2.

Por estas razones resulta de suma relevancia discutir, en todos los ámbitos posibles, en torno de estas cuestiones.

Falsando las "hipótesis" del gobierno


Después de que el indicador oficial de actividad económica de marzo pasado dio por tierra con el falaz argumento, reiterado hasta el cansancio (y el ridículo), acerca de que "lo peor de la crisis ya pasó", ahora, en plena campaña electoral, el oficialismo vuelve a las andadas.

En esta nueva ola de optimismo infundado, plantea casi desesperadamente que a partir del segundo cuatrimestre la economía revertirá su tendencia, debido a:

el saldo positivo de la Balanza Comercial (BC) que disminuye el déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, y que a través de la oferta de dólares que genera en el mercado cambiario contribuye a su aparente estabilidad;
la mejora en el consumo privado producto del incremento en el poder adquisitivo de los ingresos populares, que se produciría por la disminución en los índices de inflación; y
la búsqueda del equilibrio entre los ingresos y gastos operativos (déficit primario cero), que coadyuvaría a la disminución del Déficit Fiscal Total3 lo cual, vía la baja del riesgo país4 y la subsecuente disminución de la tasa de interés nominal, facilitaría el proceso de inversión privada.
Simplemente realizando un somero análisis del impacto del comportamiento de la BC y sus componentes en el conjunto de la economía, queda en evidencia lo errado de la conjetura gubernamental (basada en razonamientos incompletos y sesgados), que no alcanza siquiera la estatura de hipótesis.

En posteriores entregas, examinaremos los dos restantes ítems, y sus falacias de origen.

La balanza no pesa



Las decisiones empresariales sobre cuánto importar se ajustan, principalmente, al nivel de producción y dinámica comercial previstos para el futuro, resultando un "correcto orientador" del porvenir inmediato del conjunto de la actividad económica.

Afirmábamos en "Resultados rojos, perspectivas negras" (BAE Negocios, 11-2-19) que "El superávit comercial resulta necesario para la economía argentina, pero lo que actualmente ocurre es que este se consigue por un desplome de las importaciones".

En este marco, podemos mencionar que, en valor5, las compras argentinas al exterior, comparando el primer cuatrimestre de 2019 con igual período del año anterior, cayeron casi 29%, destacándose especialmente las del rubro bienes de capital, que lo hicieron un 40,7%.

Queda evidenciado, aunque resulte reiterativo mencionarlo, que el saldo de la BC es reflejo de la inédita contracción de las importaciones, y no del incremento de las exportaciones, las cuales disminuyeron 1,2%.

Así, estamos en presencia de un nuevo y grosero error de análisis de la alianza gobernante pues, tal como viene ocurriendo desde el inicio mismo de su gobierno, invierte las causalidades de los fenómenos económicos. El saldo comercial se explica por la caída brutal de la economía, y no por el dinamismo de la demanda externa que se expresaría en un impulso de las exportaciones y subsecuentemente en la recuperación de la actividad.

Para demostrarlo, realizamos un ejercicio estimando un hipotético saldo comercial, bajo el supuesto de que la economía no se deterioró entre 2018 y 2019.

Como puede visualizarse en el cuadro, recalculamos las cantidades importadas un año atrás a los precios del período actual, y obtuvimos el nuevo resultado de la BC para los primeros cuatro meses de 2019, que habría sido negativo en más de U$S 2.900 millones (una diferencia de aproximadamente U$S 6.100 millones respecto del oficialmente observado).

El ejercicio deja en evidencia la falsedad de la primera de las suposiciones planteadas por el gobierno. En el actual contexto de insuficiente "competitividad sistémica" no hay posibilidad de que se expanda el producto sin resentir el saldo de la BC.

La única forma de lograrlo es, con un nuevo modelo de desarrollo, conseguir una equilibrada complementación entre un tipo de cambio competitivo y la utilización de herramientas de administración de comercio exterior.

El mundo que terminó, el global, basado en una de las epistemes de la economía, exaltaba la libre circulación de bienes y servicios, pero el Nuevo Orden Internacional (NOI), con otros paradigmas, facilita la interrupción de dichos flujos, priorizando la defensa del empleo y la preservación de los mercados locales.

A diferencia de lo que ocurría hasta hace pocos años, todos los países del mundo están poniendo en valor estas herramientas.

En síntesis: tipo de cambio competitivo con una adecuada utilización de la administración del comercio exterior es lo que permitirá al próximo gobierno, entre otros elementos, insertar correctamente a nuestro país en el NOI, y a partir de allí garantizar el Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable.

1-Caracterizamos como Supercrisis a la situación generada por el actual gobierno donde convergen los desequilibrios fiscales del ’89 con los del sector externo de 2001.

2-Si a la Supercrisis se le adicionara el agravante de un proceso anómico producto del deterioro de los emergentes políticos, se configura la posibilidad de una Hipercrisis.

3-Incluye el del gobierno nacional, más los de las provincias y municipios, así como el cuasi fiscal producto de los pasivos remunerados del BCRA.

4-El superávit primario garantizaría honrar los compromisos externos, y por lo tanto la disminución del riesgo país y de la prima de seguro contra default. 5-Cuando se menciona el “valor”, se hace referencia al resultado de multiplicar el precio unitario por las cantidades importadas (p*q).

*MM y Asociados

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lunes, 3 de junio de 2019

De Argentina al mundo: la armonía es superior al conflicto

De Argentina al mundo: la armonía es superior al conflicto


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

Los resultados de las elecciones para el parlamento europeo marcaron, en países relevantes como Italia, Francia y Reino Unido, por ejemplo, un nuevo retroceso de las fuerzas políticas que predominaron desde la caída del muro de Berlín, durante el apogeo de la Eurozona.

Las formaciones liberales y socialdemócratas que lideraron "la globalización" en el viejo continente, retroceden a medida que la disconformidad y las frustraciones se adueñan de los ánimos de contingentes cada vez más masivos de residentes europeos, que buscan su representación en fuerzas no tradicionales, antieuropeístas y, en su mayoría, portadoras de discursos xenófobos.

El tránsito, lejano a lo lineal, hacia el Nuevo Orden Internacional (NOI) en curso, apareja, como lo hemos tratado en anteriores oportunidades, la revalorización de los vectores nacionales de desarrollo, cuyo virtuosismo se opaca frente a la peligrosidad de ciertos contenidos ideológicos y sus potenciales derivaciones.

Sin dudas, es un tiempo en el que los nacionalismos reverdecen a consecuencia del fracaso de la globalización y tenderán a prevalecer. Pero, en este heterogéneo campo se registra una contraposición entre aquellos que proponen la "construcción de muros" (algunos países de Europa, los EE.UU. y recientemente Brasil1) y los que aspiran a "tender puentes" (nacionalismos inclusivos).

En nuestra última columna, tratamos la problemática de las tensiones entre los intereses individuales y los colectivos, y la noción de comunidad como condición de permanencia y sustentabilidad para un Modelo de Desarrollo Económico en nuestra Patria. Pero, es innegable que este debate importa dimensiones que trascienden las fronteras, ya que también involucra los principios y valores (PyV) que sostienen la arquitectura social y orientan la acción de los pueblos como sujetos colectivos.

Fue probado como falaz que el egoísmo individual sea el motor del mejoramiento colectivo

La prevalencia de la violencia o de la paz, entre naciones, grupos y personas, en gran medida depende de cuáles de estas orientaciones ideológicas se impongan.

La cuestión doméstica


Decíamos que la supremacía de la globalización aparejó el simultáneo predominio cultural y filosófico del inmediatismo y el individualismo, donde sólo importa el presente (ni el pasado ni el futuro) y la satisfacción de las apetencias personales.

Nuestro entorno no fue ajeno a ese proceso, que se impuso como lógica dominante y dejó profundas marcas que aún perduran.

Anidan entonces en el seno de la sociedad argentina las contradicciones emergentes entre los PyV insolidarios e individualistas que impregnan la conciencia de influyentes franjas de la población y aquellos supraindividuales en los que se identifican las mayorías populares y que orientan nuestras difundidas y tradicionales prácticas colectivas.

Como continuidad histórica de antinomias precedentes (civilización o barbarie, entre otras), tal confrontación de PyV forma parte de la irresuelta pugna entre los proyectos políticos populares inclusivos y los de las minorías privilegiadas.

Meses atrás, en un análisis comparativo de los procesos argentino y brasileño2, decíamos que "el peronismo no pudo terminar con el orden oligárquico conservador, y este último, aunque sí fue capaz de interrumpir el desarrollo del modelo del nacionalismo popular criollo, no pudo ofrecer un esquema económico idóneo para la incorporación de otros actores en una alianza de carácter permanente, ni desarticular los altos niveles de organización social alcanzados, especialmente por el movimiento obrero.

De manera que quedan en pie dos contendientes de peso, que al mismo tiempo no logran la entidad suficiente para imponer su hegemonía, dando lugar al proceso pendular que vivimos los argentinos desde hace prácticamente 80 años."

Principios y valores para un modelo nacional


Si, como resulta deseable, al inminente final del ciclo de la alianza Cambiemos, le sucede un modelo económico de sentido antitético, su verdadera profundidad y persistencia dependerá de la encarnadura que tome entre sus protagonistas.

Vale la pena entonces pensar cuáles serán las mecánicas que permitirán su enraizamiento social, tanto como los principios y valores que determinan la acción individual y colectiva de los ciudadanos y sus representaciones.

Al igual que filosofía y método se retroalimentan hasta alcanzar un todo indivisible, lo propio sucede en la interacción el pueblo y el Estado.

Los conceptos "nación" y "pueblo" como "todos" superiores a sus partes, a las que, a la vez, le otorgan significado, lejos de ser unívocos, pueden ser inconciliables, dependiendo de los valores orientadores que los sustentan, tal como hoy se expresa entre los renacidos nacionalismos excluyentes, que se contraponen a los que emergen de la propia tradición del pueblo argentino entre otros jóvenes y mestizos de la Hispanoamérica.

La Patria, concebida como un pueblo en un espacio con una historia y un destino común, en la que todos los hombres y mujeres que quieran habitar en territorio argentino son incluidos, se da de bruces con las concepciones restrictivas de nación que se fortalecen en otros lares y ubican como enemigos del propio bienestar a minorías o extranjeros.

La persistencia de actitudes y discursos discriminatorios (por razones de orígenes étnicos o lugar de nacimiento, económicas, de religión, de edad o de género, etc.), no es compatible (tampoco tolerable3) con las mejores tradiciones de nuestro pueblo ni, mucho menos, con un futuro venturoso.

Asimismo, ya ha sido suficientemente probado como falaz el razonamiento de que el egoísmo individual es el motor del mejoramiento colectivo. Por el contrario, para que cada quien pueda dar lo mejor de sí, el conjunto social debe fungir como garante del bienestar de cada uno de sus integrantes, especialmente de los más desfavorecidos, por lo que, en un modelo de desarrollo exitoso, también debe prevalecer la solidaridad, entre otros PyV, por sobre la competencia y la indolencia.

Esto también se vincula con los modos de relación que se impulsan y privilegian para la resolución de las ineludibles tensiones de intereses que todo individuo, grupo o nación experimenta en la interacción con sus pares. Diversos serán los resultados que se obtengan, si los desenlaces son producto de procesos (más o menos) armónicos (síntesis superadoras para los contendientes) o de la confrontación lisa y llana (imposición del más fuerte).

Equilibrar adecuadamente los diferentes yo con un nosotros, no es sino la búsqueda de la expresión de cada una de nuestras individualidades en entidades de orden superior (Pueblo y Nación) que no las anule y que, por el contrario, las potencie y les otorgue la trascendencia de los objetivos perdurables en el tiempo.

Por ello es que, reiteramos, forma parte de las obligaciones del Estado la promoción y el fortalecimiento de los lazos comunitarios, al igual que la articulación de la acción (entre sí y con las distintas instancias estatales), de las organizaciones intermedias representativas de todos los segmentos del quehacer nacional.

La comunidad como principio, y su realización como valor, debe ser el continente y el destino de la práctica social, erigiéndose en la clave de la consolidación del Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).

Un modelo nacional, pero para todos los pueblos del mundo


Ningún modelo de desarrollo tendrá viabilidad si no se ajusta a las reglas que rigen al NOI, que tanto se erige como una ventana de oportunidad para nuestro aparato productivo, como en una potencial amenaza para la humanidad toda.

A nivel internacional, como en la canción infantil, cada cual atiende su juego; la batalla de la hora se libra por la protección del trabajo y del empleo en cada una de las naciones, a partir de la defensa de la producción y los mercados domésticos.

Los conjuntos de PyV que operen como sustrato de cada uno de los actores que interactúan en esa contienda (que el papa Francisco caracteriza como la III Guerra Mundial en cuotas), serán determinantes de la direccionalidad que adquieran sus vías de resolución.

Los argentinos tenemos la oportunidad de darnos un modelo social y económico exitoso, capaz de incluir a todos, potenciando las individualidades, velando por los más débiles, donde la armonía prevalezca sobre el conflicto.

Si lo logramos, haremos una monumental contribución a la humanidad al mostrar lo que se puede lograr organizando la comunidad, ya que, en palabras de San Agustín, no hay contagio más intenso que el del ejemplo.

1 En este marco, resultan especialmente preocupantes las declaraciones del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil y titular la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, respecto de impulsar la construcción de armas nucleares en el vecino país.

2 “Sobre las representaciones y lo representado: los casos de Brasil y de Argentina” (BAE Negocios, 5/11/18).

3 Ejemplo extremo y reciente fue la brutal agresión con combustible y fuego que sufrieran dos personas indigentes en los límites de la Capital Federal.

* MM y Asociados

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