lunes, 6 de mayo de 2019

¡Debacle! Hasta en la balanza comercial

¡Debacle! Hasta en la balanza comercial


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Norberto Itzcovich

El desempeño de la Balanza Comercial (BC) suele analizarse a partir de su saldo, deficitario o superavitario, y de cuál es la dinámica para su concreción. En este último aspecto, la dirección y la velocidad de la tasa de variación, tanto de las importaciones (Im) como de las exportaciones (Ex) constituyen elementos relevantes.

Esto es así ya que, por un lado, las decisiones empresariales sobre el quantum de las Im resultan un proxy sobre el nivel de producción y la dinámica comercial que presentará la actividad económica en el futuro inmediato.

En tanto, desde la perspectiva de las Ex (luego de la discusión sobre la calidad, cantidad y precio, que constituyen el orden de negociación en una operación comercial), lo que subyace es la competitividad de nuestros productos vis a vis la de los del resto del mundo.

En este contexto, lo que actualmente ocurre es que el saldo positivo conseguido en los primeros tres meses del año (u$s 2.016 millones) es resultado del desplome de las importaciones, mientras las exportaciones, queda claro, presentan un comportamiento bien alejado de las previsiones oficiales, que auguraban un supuesto boom generado por la cosecha récord y el nivel del tipo de cambio.

En consecuencia, al poner bajo la lupa el análisis del comercio exterior argentino, lo que se observa no es más que otra de las aristas de la Supercrisis, que venimos señalando desde "¡Ay Patria mía!" (BAE Negocios, 7-5-18).

No se importa porque no se va a producir ni a consumir


El nivel de Im de marzo de 2019 preanuncia un pésimo desempeño de la actividad económica en el segundo trimestre del año, manteniéndose nuestra previsión acerca de que el PIB argentino se encuentra en el entorno de los u$s 400.000 millones.

La abrupta caída de las compras de Bienes de capital (-46,1%) y de las Piezas y accesorios para bienes de capital (-36,6%), siempre comparando con igual mes del año anterior, provoca el deterioro que se está produciendo en nuestro aparato productivo, que no alcanza ni siquiera a reponer el capital amortizado1.

Complementariamente, en el marco del actual esquema económico, la disminución de las importaciones de Bienes de consumo (-32,6%) y de Vehículos automotores (-58,2%) es una muestra inequívoca del desplome del consumo interno, que muchos otros indicadores, oficiales y privados, ratifican.

En consecuencia, nuestra afirmación acerca de que "las importaciones de diciembre pasado sólo son compatibles con un PIB, en el primer trimestre de 2019, casi 10% inferior al del final de 2018"2, puede perfectamente trasladarse a los meses subsiguientes, cobrando cada vez mayor vigencia, a medida que se van conociendo nuevos datos del desempeño de la actividad económica y la BC3.

Retenciones a las exportaciones industriales ¡Ridículo!



En marzo de 2018 se evaluaban las consecuencias de la sequía sobre el comercio exterior argentino. Un año después, ya sin el impacto negativo del factor climático, y aún con una apreciación del dólar del 127%, el valor de las Ex fue 5% inferior.

El oficialismo esperaba con ansias un incremento sustancial de las ventas externas, y con él, la llegada de los dólares de la cosecha. Sin embargo, lo que ocurre, contrariamente a lo que expresan algunas voces, no es un diferimiento en la liquidación de las divisas del sector agropecuario, sino, directamente, una decisión de lentificar la comercialización, a la espera de una coyuntura más favorable4.

Este panorama se ve empeorado por la descabellada disposición oficial de, simultáneamente, gravar con derechos y eliminar reintegros, a las exportaciones industriales.

Durante 2019 el promedio mensual de las Ex apenas supera los u$s 4.700 millones. Paradójicamente, en la gestión del gobierno que se jacta de "reinsertar a la Argentina en el mundo", las ventas externas están muy lejos de su potencial, considerando, por ejemplo, que hace algunos años atrás el promedio mensual era 46% superior al actual.

Queda claro que, en un contexto de extrema volatilidad e incertidumbre, la devaluación no es condición suficiente para mejorar las ventas externas de nuestro país.

Enfrentemos la realidad


La Argentina se encuentra ante un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales del 89, con los del sector externo de 20015.

Ambos fenómenos se potencian mutuamente generando las condiciones de una Supercrisis6 que, al transcurrir las últimas semanas del gobierno de Cambiemos, moldea una calamitosa performance en el aparato productivo nacional, en el que la vulnerabilidad no es privativa de las compañías pequeñas y medianas, sino que se extiende a las grandes, donde abundan los procesos preventivos de crisis, concursos, así como balances que exhiben cuantiosos quebrantos.

La permanente modificación de las políticas monetaria y cambiaria, así como la reciente solicitud al FMI (y su irresponsable autorización) de poder intervenir dilapidando reservas en el mercado cambiario, son nuevas y severas muestras de la nebulosa en la que se encuentra la actual administración.

Ante esta situación, ya casi no queda, en el ámbito nacional e internacional, quien sostenga que el oficialismo puede revertir el rumbo al abismo que le imprimió a la economía.

Así, se va extendiendo la prédica, que vienen vertiendo diversos sectores políticos, en relación con el llamado a un gobierno de unidad nacional que reemplace el actual esquema económico y le ponga piso a la Supercrisis, para permitir luego implementar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).

1-Usualmente se acepta que un nivel de inversión del 15% del PIB es el mínimo necesario para reponer el capital amortizado. Sin embargo, hacia finales de 2018 esa cifra alcanzaba, según guarismos oficiales (medida a valores corrientes) sólo el 14,4% del PIB.

2- “Resultados rojos, perspectivas negras”, BAE Negocios, (11-2-19).

3- Esta situación desmiente categóricamente el inefable discurso oficial acerca de que el piso de la crisis ya se ha dejado atrás.

4- Si se tiene en cuenta que la producción, en toneladas, de soja y maíz fue 48% y 35%, respectivamente, superior a la de la anterior cosecha, claramente no se observa un correlato en el comportamiento de las exportaciones de los rubros Productos primarios ni en las Manufacturas de origen agropecuario, que en marzo sólo crecieron 0,9% y 3,6%, medidas en cantidades, y cayeron 0,7% y 8,9% si se toma en cuenta el valor (precio por cantidad).

5- Respecto de las cuentas externas, cabe aclarar que la mencionada mejora en el saldo de la BC no alcanza a compensar los déficits generados en el resto de los ítems de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

6- “Llegó la Supercrisis, evitemos la Hipercrisis”, (BAE Negocios, 14-5-18).

*MM y Asociados
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