lunes, 22 de abril de 2019

Complejo sojero: fuente de divisas

Complejo sojero: fuente de divisas


Por Lic. Guillermo Moreno, Dr. Claudio Comari, Lic. Norberto Itzcovich

Algunas de las directrices del capitalismo moderno, en el marco del Nuevo Orden Internacional (NOI), tienden a la protección y el fortalecimiento de los mercados internos (a partir de mejorar el poder adquisitivo de los ingresos populares - IP1), los cuales se constituyen en los elementos iniciales de las condiciones endógenas de desarrollo.

Este razonamiento se da de bruces con la tendencia de ciertos actores económicos a pensar que la disminución proporcional de los sueldos y salarios permite incrementar su tasa de ganancia.

La forma adecuada de encontrar una resolución a esa falsa dicotomía es la apropiación, por parte del conjunto de la sociedad, de las rentas extraordinarias2.

Para maximizar el aprovechamiento de esos vectores de competitividad, se deben utilizar las políticas regulatorias pertinentes.

Habiéndonos explayado abundantemente sobre la relevancia de la provisión de energía a precios competitivos3 para nuestras industrias, y más recientemente sobre dos de las producciones emblemáticas, las de carne vacuna4 y leche5, encararemos a continuación el análisis de otro sector relevante para la actividad económica nacional: el complejo sojero.



Revolvamos la ensalada


Hacia finales de la década del ´80 se consolidó en nuestro país el método de siembra directa, que generó un cambio en el paradigma de la agricultura a partir del cual la soja cobró fundamental relevancia.

El quantum de la producción argentina necesita inexorablemente del mercado internacional ya que, por ejemplo, si la cosecha 2018/19 se ubicara entre 52 y 54 millones de toneladas, y se comercializara sólo en el mercado interno, la resultante sería un consumo teórico de aproximadamente 3 kg de soja por día, por habitante6.

En relación con el comercio exterior, una estimación propia realizada para el año 2019, arroja como resultado que las exportaciones de soja y sus derivados alcanzarán los U$S18.000 millones, por lo que ingresarán al fisco casi U$S5.000 millones en concepto de derechos de exportación (18% de tasa más la imposición de 4 pesos por dólar exportado, calculada al tipo de cambio actual).

Para realizar este ejercicio consideramos idéntica proporción de producto y subproductos que en 20187, y tomamos en consideración los precios internacionales de mediados de abril de 2019.

Ello significa que el estado se apropiará de un 27,4% del monto obtenido por las ventas al exterior del complejo sojero.

El aceite: un acuerdo entre privados que debe funcionar


A diferencia de los casos referidos de la carne vacuna y la leche, la imposición de retenciones a la exportación sí tiene sobre esta oleaginosa un interés recaudatorio, además de evitar, dada su alta productividad, la generación de un monocultivo y las consecuencias económicas y sociales que ello acarrearía.

Parte de esa recaudación podría volver al propio sector, mejorando algunas de las características que tenía el Fondo Federal, conocido como fondo sojero.

En el caso específico del aceite8 resulta relevante que las necesidades del mercado interno, tanto en precio como en cantidad, se vean completamente satisfechas.

En este marco, debe ser el propio sector privado (productores y comercializadores) quien se ocupe de proporcionar los cupos necesario para que ello ocurra, administrando los recursos en beneficio de la comunidad, sin que sea necesaria la intervención del estado, dado que, en ese esquema que podría denominarse como "win-win", todos los eslabones, incluidos los consumidores, obtienen lo suyo en proporciones razonables.

Esta tarea puede desarrollarse, por ejemplo, a través de un fideicomiso, como el que tuvo lugar de manera eficiente hasta el año 2016, donde el fiduciario, elegido por el propio sector, lleva adelante su gestión con la prudencia y diligencia propias del buen hombre de negocios.

Ahora bien, para ofertar al conjunto de los consumidores algunos alimentos indispensables a precios razonables, se necesita un contexto macroeconómico consistente, en el que es indispensable lograr y mantener los superávits gemelos (fiscal y externo) a fin de conseguir un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) orientado a la producción.

1-Los Ingresos Populares (IP), incluyen los sueldos y salarios, jubilaciones, pensiones y asignaciones.

2- "Cómo seguimos", BAE Negocios 29-01-18.

3- "Una Argentina de pleno empleo es posible y necesaria", BAE Negocios 19-2-18.

4- "El precio de los alimentos en una economía orientada a la producción", BAE Negocios 4-3-19.

5- "El precio de los alimentos en una economía orientada a la producción, la cuestión láctea", BAE Negocios 25-3-19.

6-Los derivados de la soja incluyen la harina, el aceite y el biodiesel. Respecto de este último, debe tenerse en cuenta que comenzó a tomar relevancia cuando el precio internacional del petróleo se encontraba en plena alza, lo que a su vez produjo el incremento del precio de la soja hasta niveles que rondaban los 600 dólares por tn (año 2008). Luego, en forma concomitante con el desarrollo de la revolución energética en EE.UU., y la consecuente baja del precio de los combustibles fósiles en aquel mercado, fue perdiendo las ventajas competitivas iniciales, aunque, naturalmente, debieron seguir contemplándose los desarrollos ya implementados por esta industria.

7-Otra decisión desacertada del gobierno fue no diferenciar el grado de elaboración de productos al interior del complejo sojero al implementar las retenciones. Ello pone un techo a sus ventas externas, al favorecer las del poroto en detrimento de las de productos más elaborados.

8-El aceite mezcla que se comercializa en el mercado doméstico está compuesto en un 95% por soja.

*MM y Asociados

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