lunes, 13 de agosto de 2018

Te ganarás el pan

Te ganarás el pan


Por Lic. Guillermo Moreno* Lic. Norberto Itzcovich* Dr. Claudio Comari*




En los días que corren no es fácil ganarse el pan con el "sudor de tu frente". La pelea por los puestos de trabajo es el motivo que da formato a la III Guerra Mundial en cuotas de la que habla el papa Francisco, y nuestra Patria no queda exenta de tal confrontación.

Los argentinos pagamos con puestos de trabajo la incomprensión del oficialismo del mundo actual por una parte, y el insensato, por su inconsistencia, esquema macroeconómico desplegado, por el otro. Tristemente, el oficialismo no está a la altura de ejercer el "generalato" que transitoriamente le otorgó el voto popular.

Así lo ratifica el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEySS) que, recientemente, dio a conocer su informe mensual "Reporte del Trabajo Registrado"i, presentando las novedades del pasado mes de mayo, en el que se verifica una pérdida de más de 27.000 inscriptos respecto a abril, y se consolida la tendencia negativa que caracteriza a 2018.

Es que, desde diciembre de 2017, la pérdida de inscriptos contabilizada por el MTEySS para los primeros cinco meses del año supera los 127.000, de los cuales más del 83% de las bajas se registran entre asalariados: 56.000 pertenecen a los del sector privado y otras 50.000 a los del sector público.

Pero más allá de este alarmante señalamiento sobre la coyuntura, un examen más minucioso del reporte de la cartera laboral nos permite distinguir, en términos de la dinámica cuantitativa y cualitativa del empleo, tres ciclos durante el gobierno de Cambiemos:

► uno contractivo, desde su asunción hasta mediados de 2016;

► uno expansivo que, de la mano del aumento del gasto público y del endeudamiento de los particulares, se extiende hasta las postrimerías del año pasado, y

► una nueva fase destructiva, que tiende a profundizarse con el transcurrir de la Supercrisis.

Registrando el trabajo registrado


En los primeros seis meses del actual gobierno, la tendencia observada en el trabajo registrado fue netamente contractiva, con una pérdida cercana a 112.000 inscripciones, necesaria consecuencia de la asfixia al mercado interno determinada por el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos populares ante el drástico encarecimiento de los alimentos con el que el oficialismo inauguró su administración.

Luego, a partir mayo de 2016 y hasta fines del año pasado, la tendencia se revierte, hasta alcanzar un saldo positivo de 327.000 nuevos registros desde la cantidad observada al momento de la asunción.

Coincidió esa dinámica con la fuerte expansión del gasto público, que fue espiralizando el déficit fiscal, y cuyo financiamiento en dólares sobreofertó al mercado de divisas, provocando la apreciación de la moneda doméstica, deteriorando así la competitividad de nuestras empresas en los mercados internacionales. En consecuencia, a la señalada ausencia de mercado interno se le adicionó la del externo, imposibilitando la inversión del sector privado, que además ha debido competir por el crédito disponible con el Estado, que pagaba (y paga) tasas de interés astronómicas.

Ante esa situación, la alianza gobernante, pese a sus previas diatribas contra el empleo público, tomó la decisión de sustituir a los particulares en la generación de puestos de trabajo, al tiempo que, mediante la expansión del sistema de asignaciones familiares, promovió la mejora en la registración laboral.

Ese ciclo expansivo del trabajo registrado, como ya hemos expresado en artículos anteriores y se verá en mayor detalle al continuar, se explica por la conjunción de las inscripciones de puestos de trabajo preexistentes, con la creación de nuevas posiciones. En este último grupo, los mayores aportes son los que provienen de los puestos de trabajo creados por los planes sociales (que se identifican como independientes monotributo social) y del empleo público.

Agotada esa fase, durante el desarrollo del presente año la dinámica destructiva volvió a convertirse en tendencia. Con ello, el saldo de la actual administración, desde su asunción hasta mayo, es de 213.000 nuevas inscripciones, poco más de la cuarta parte del total de puestos de trabajos necesarios para cubrir el crecimiento vegetativo de la población económicamente activa.

Acercando la lupa


En el gráfico, se puede observar en las líneas cuáles son las categorías de trabajo registrado que exhibieron tendencias predominantemente crecientes a lo largo del período.

Como se observa, sobresale la de independientes monotributo por la magnitud de su contribución. Sin embargo, este es un caso en el que la mayor parte de las nuevas registraciones no corresponden a la creación de puestos de trabajo, sino que son explicadas por la inscripción de posiciones preexistentes declaradas a partir de estímulos fiscales. Es que, a partir de abril de 2016, el Gobierno Nacional decidió que esta clase de independientes monotributistas podrían acceder al sistema de asignaciones familiares, del que estaban excluidos hasta ese momento, decisión que tuvo un fuerte y sostenido impacto, alentando la registración de posiciones antes desempeñadas en el ámbito informal de la economía.

Los trabajadores inscriptos como independientes monotributo social muestran un sistemático crecimiento que, como ya señalamos, se corresponde con la expansión de los planes sociales, tendencia que podría estar revirtiéndose desde el segundo trimestre de este año.

También se observa un persistente incremento, aunque de inferiores órdenes de magnitud, entre los asalariados de casas particulares, cuya dinámica también podría estar influida por mejoras en la registración de trabajadores.

Pero las restantes categorías, graficadas con barras, han mostrado una dinámica oscilante a lo largo del gobierno de la alianza Cambiemos.

La categoría más típica de registración para trabajadores por cuenta propia, profesionales y pequeños empresarios, es la de independientes autónomos, que fue la que mostró las menores variaciones entre noviembre de 2015 y mayo de 2018, finalizando con una pérdida de alrededor de 12.000 posiciones.

También es negativo el saldo entre los asalariados del sector privado, con una pérdida de 28.000 inscriptos respecto de noviembre de 2015. A lo largo del período, se observan importantes oscilaciones, en las que el límite inferior se alcanza hacia mediados de 2016 (-131.000). Son muy pocos meses en los que la cantidad de registros superan el nivel de inicio de la serie. El segundo trimestre del corriente año, muestra el comienzo de una nueva tendencia decreciente.

Contrariamente, entre los asalariados del sector público se verifica un saldo positivo de 37.000 registros. En el gráfico se pueden observar los procesos de disminución que estacionalmente ocurren en los primeros meses de cada año en ese segmento del mercado de trabajo doméstico (que se asocia con finalizaciones de contratos y jubilaciones), y los posteriores ascensos que no sólo recuperan las pérdidas, sino que tienden a superar los picos precedentes.

Tanto en los saldos de cada categoría durante el período, como en las dinámicas observadas en su transcurso, se evidencia una extrema sensibilidad del mercado de trabajo a las decisiones gubernamentales.

La acción estatal explica 219.000 nuevas inscripciones si sumamos:

► las determinadas por el estímulo a la inscripción de independientes monotributistas (123 mil),

► el crecimiento de los planes sociales (60 mil), y

► del empleo público propiamente dicho (37 mil).

Al tiempo, las dos categorías típicas del sector privado en el entramado productivo, asalariados e independientes autónomos, presentan saldos negativos, y acumulan una pérdida de 40.000 posiciones entre la asunción de Cambiemos y mayo de 2018.

El gráfico que antecede también muestra la sensibilidad del empleo en las empresas ante la política pública, atento a que los períodos de ascenso se vinculan estrechamente a los de expansión del gasto fiscal, especialmente en el dirigido a la obra pública.

Finalmente, en la producción de servicios no orientados al mercado, los hogares como empleadores mostraron el desempeño positivo (+34 mil) previamente señalado.

A cuatro meses vista


Como lo explicitamos reiteradamente, la economía argentina ha pasado a desempeñarse en un escenario de Supercrisis, por lo que, sin considerar el impacto de probables hechos disruptivos, el empleo, al igual que los ingresos populares y el mercado doméstico, seguirá contrayéndose.

Es previsible que los trabajadores que debieran incorporarse al empleo en lo que resta del año por el crecimiento vegetativo de la población, no logren hacerlo, al tiempo que continúe el proceso destructivo tanto en el sector privado (registrado y no registrado), como en el público.

De modo que, por no haber conseguido trabajo o haber perdido el que tenían, rondarían las 800.000 personas las que se sumarán al contingente de los desempleados, por lo que el año terminaría con un crecimiento cercano al 50% en la tasa de desocupación.

Esta es la triste verdad a la que, más temprano que tarde, deberemos ponerle remedio.

Informe elaborado sobre la base de registros administrativos de los sistemas de la seguridad social (AFIP). Contabiliza personas registradas. A fin de evitar duplicaciones, cada inscripto es considerado sólo en la categoría principal. BAE Negocios: “Llegó la supercrisis, evitemos la hipercrisis” (12/5/18); “La supercrisis se materializó” (21/5/18); y otros.

*M.M. y Asociados


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