lunes, 9 de julio de 2018

Siempre que llovió, paró

Siempre que llovió, paró


por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich, Dr. Claudio Comari

Ya no quedan esperanzas para el actual esquema económico.

Como se aprecia, tanto en sus declaraciones públicas como en sus expresiones privadas, el conjunto de los economistas converge en el mismo diagnóstico: al superponerse el déficit fiscal (que desencadenó la crisis de 1989) con el del sector externo (que originó la de 2001), se dan las condiciones de la supercrisis.

Con independencia de las afinidades político-ideológicas, o de si se privilegia analíticamente el factor fiscal o el externo, la fuerza de los hechos ha terminado de imponer, incluso ante "el mercado", la conclusión de que la situación es irresoluble.

El temprano fracaso de la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) es, tal vez, la última y más relevante certificación de la magnitud de los desbalances que no logran ser "abatidos", ni siquiera con el arma de mayor calibre. Es que, como lo habíamos anticipado, la posibilidad de éxito "queda severamente amenazada por la distancia existente entre los desequilibrios que constituyen el punto de partida y la convergencia esperada" (Demasiado tarde para lágrimas, BAE Negocios, 18/6/18).

Si bien el discurrir de la supercrisis podría seguirse desde el desarrollo del "minuto a minuto" de los mercados cambiarios y bursátiles, recientemente impactados con el crédito del FMI y la promoción a la categoría de "mercado emergente" de MSCI, no hay que perder de vista que su verdadera densidad es la que se expresa en el vertiginoso derrumbe de la producción y comercialización de bienes y servicios (FMI, MSCI: las siglas del nuevo "segundo semestre", BAE Negocios, 2/7/18).

De modo que son las circunstancias las que imponen, como imperativo ineludible, la reflexión sobre el nuevo modelo económico que deberá construirse en la Argentina como sucesor de la fracasada propuesta de la alianza Cambiemos, ya sea en un proceso de tractos sucesivos, a posteriori de la aplicación de un Programa Económico de Contingencia (PEC), o como su directa superación.

El sol del 25 viene asomando


Inexorablemente la sociedad argentina deberá elegir el camino por el cual seguiremos adelante y es este el marco en el que debatimos los planes económicos.

Oportunamente, fuimos desgranando el enfoque al que denominamos Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS).

Este implica, entre otras condiciones, que:

► las empresas obtengan adecuada rentabilidad,

► el mercado de trabajo tienda al pleno empleo, con salarios de alto poder adquisitivo, y

► los sistemas de seguridad social sean suficientemente vigorosos,

de modo que se aseguren los necesarios niveles de bienestar para el conjunto de la población.

Hemos señalado que una de las claves reside en la determinación de los vectores de competitividad de la Argentina (Cómo seguimos, BAE Negocios, 29/1/18), entre los que avizoramos, en primer término, las rentas extraordinarias originadas en:

► la producción de algunos alimentos y

► la exploración-explotación de los combustibles fósiles.

Ahora bien, para que el MoDEPyS, cumpla con los requisitos de ser permanente y sustentable, deberá orientarse, esta vez, a la producción.

Los anteriores ciclos de desarrollo económico que vivió nuestro país, se asentaron en la dinámica de la variable "consumo", de modo tal que, al acercarse a la frontera de producción comenzaron los llamados "cuellos de botella", hasta finalmente desembocar en una situación de insuficiencia en la generación de divisas para el normal funcionamiento de la economía, especialmente en las actividades demandantes de moneda dura, situación técnicamente conocida como de "restricción externa".

Las actuales condiciones del comercio mundial, como hemos señalado (El mundo actual facilita los modelos de desarrollo nacional, BAE Negocios, 4/9/17, y otros artículos) ofrecen una ventana de oportunidad para la puesta en valor de los vectores nacionales de desarrollo, que sería absurdo desaprovechar.

Poner el acento en la inversión, privilegiando la producción por sobre el consumo, con el adecuado set de precios relativos, implica la necesidad de profundas mejoras en las condiciones de competitividad de nuestra economía.

Tecnología vs. mano de obra


Entre los múltiples factores de incremento de la competitividad de las empresas, y más allá de las mejoras en los procesos y la optimización de la utilización de los recursos, las ganancias de productividad, en vastos sectores, requieren de la incorporación de nuevas tecnologías, lo que a menudo agudiza las tensiones entre el rol empresarial y el del movimiento obrero organizado, al contraponerse con los objetivos de pleno empleo. Es que la modernización del aparato productivo, en algún punto, implica la sustitución del trabajo humano.

Ello obliga a pensar un abordaje del problema que permita superar la contradicción, en apariencia, ineludible, entre mejorar la productividad y mantener el pleno empleo ya que, en la agregación de valor, cada vez es mayor el aporte de la tecnología, al tiempo que disminuye la participación del trabajo humano.

Para estas situaciones, un enfoque posible, sería el de que los asalariados también participen en la propiedad de la nueva tecnología mediante sus representaciones gremiales.

Tal esquema, desde el punto de vista de las empresas, significaría, entre otras implicancias posibles, la incorporación de un nuevo accionista. Desde el punto de vista del movimiento obrero organizado, sería una posibilidad de obtener beneficios para la compensación de la nueva situación entre los afectados.

Entre otras formas, las ganancias que correspondan al "accionista sindical", podrían ser utilizadas para subvencionar el reparto de las horas laborales entre todos los trabajadores, eludiendo así las desvinculaciones, o bien como fondo que permita asignar salarios para quienes sean desplazados del proceso de generación de valor agregado.

Estas reflexiones no tienen mayor aspiración que la de aportar al debate que empresarios y trabajadores (verdaderos arquitectos del MoDEPyS, a través de sus respectivas dirigencias gremiales), deberán enfrentar en el camino de su consolidación.

Porque al final del temporal... FEBO ASOMA.


Ver en el diario