lunes, 24 de septiembre de 2018

Responsabilidades compartidas

Responsabilidades compartidas


Por Lic. Guillermo Moreno*

Lic. Norberto Itzcovich*

Dr. Claudio Comari*

El 12 de junio (hace sólo 104 días) el oficialismo presentó al Fondo Monetario Internacional ( FMI) dos memorándums, uno de políticas económicas y financieras y otro correspondiente al entendimiento técnico. Allí se describían los condicionamientos con los cuales funcionaría la economía, tanto en el actual gobierno, como en el que lo sucederá.

El contrato resultante que formalizó la relación entre nuestro país y el FMI contempla una asistencia crediticia por 35.379 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), equivalentes a, aproximadamente u$s 50.000 millones. El primer desembolso (u$s 15.000 millones) se hizo efectivo a fines de aquel mes, en tanto que, posteriormente, el organismo iría asignando unos U$S 2.900 millones por trimestre a partir de setiembre, hasta junio de 2021, siempre que se dieran por cumplidos los compromisos asumidos.

Ahora bien, al persistir las inconsistencias macroeconómicas que determinaron la Supercrisis (desequilibrios fiscal y externo), aquello que señalamos oportunamente respecto de que el acuerdo era de su dudosa viabilidad, tanto por ser extemporáneo como por su incorrecta formulación aritmética, se demostró certero.

Esto es así ya que, ante el defecto de oferta de dólares que presenta la economía para el corriente año, el gobierno nacional decidió comenzar a utilizar la previsión de fondos, que, en esa moneda, correspondía para el 2019.

Naturalmente, en una típica situación de "vestir un santo desvistiendo otro", el conflicto se traslada al año entrante, con lo cual debió ir en búsqueda de la urgente reformulación del contrato, solicitando a las autoridades del organismo multilateral de crédito el adelantamiento de los desembolsos previstos para el bienio 2020/2021.

Si el FMI accediera a darle cabida a semejante pretensión, sin modificar el monto total del mutuo firmado, el auxilio al actual gobierno dejaría al que surja de las próximas elecciones presidenciales en una situación de extrema fragilidad.

Ello, habida cuenta de que, como reconoce el propio oficialismo, durante el período 2019/20 persistirán los déficits gemelos y previsiblemente los mercados internacionales de crédito continuarán cerrados.

Como resulta de la normativa vigente, las obligaciones del FMI son para con sus países miembro y no hacia un determinado gobierno, por lo que la búsqueda de un equilibrio intertemporal que incluya el nuevo período presidencial también le compete al prestamista de última instancia.

Sin anuencia para tirar la plata


La tensión entre el precio del dólar y el nivel de las tasas de interés, oportunamente señalado, se agudizó, a pesar de la irresponsable conducta gubernamental de desviar los fondos obtenidos hacia la contención de la suba del tipo de cambio.

Sostuvimos entonces: "No se cumplen los términos del acuerdo con el FMI y así se activa, no sólo la severa amenaza de default de los bonos soberanos sino la de un riesgo superior, el incumplimiento con el mismo FMI. En ese caso, las consecuencias serían nefastas, no sólo para el actual Gobierno, sino también respecto de sus sucesores".

En este aspecto, vale rescatar de la historia reciente que, en los diversos ciclos presidenciales de contingencia, que abarcaron desde el 23 de diciembre de 2001 hasta el 10 de diciembre de 2003 (gobiernos presididos por A. Rodríguez Saá, E. Duhalde y N. Kirchner), no sólo se honraron los compromisos preexistentes con los organismos multilaterales, sino que además se concertaron nuevas asistencias crediticias.

La Alianza Cambiemos dejará un país económicamente desquiciado, y tal como se desprende de las proyecciones oficiales presentadas en el mensaje de remisión del presupuesto 2019 al Congreso de la Nación, finalizará su gestión con déficits, tanto fiscal como de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

Obligación patriótica


Resulta evidente que el nuevo gobierno, para "administrar la cosa pública tendiendo al bien común", requerirá disponer de todas las herramientas económicas posibles, tanto en el orden local como internacional.

Así, mientras el oficialismo intenta corregir el déficit fiscal primario, le queda a la próxima administración hacerlo con el Déficit Fiscal Total (DFT)i v, con lo cual, lo firmado en junio pasado, al margen de su incorrección en el diseño, aportaría parte de los fondos necesarios para completar el actual período, así como para los 18 meses iniciales del siguiente.

Sin embargo, al solicitar acelerar los plazos de ingreso de los montos originalmente destinados al próximo gobierno, casi U$S 18.000 millones, se violenta el sentido común, ya que, si como mencionamos los mercados internacionales de crédito permanecen cerrados, ello lo obligaría a generar un brutal ajuste del DFT.

Para realizarlo existen sólo dos mecanismos: restringir "extraordinariamente" los gastos y/o incrementar "extraordinariamente" los ingresos.

Y, ante la grave situación económica y social que atraviesa nuestro país (sin negar que es posible que exista algún tipo de gasto sobredimensionado), es impensable que el ajuste necesario recaiga sobre los sectores de menores ingresos, y que estos sean los que realicen el esfuerzo de equilibrar, ex ante, la ecuación macroeconómica básica.

En consecuencia, un gobierno popular debe inexorablemente, vía la aplicación de impuestos, tasas y contribuciones sobre los sectores artificialmente más beneficiados, obtener los recursos que le permitan descartar la propuesta de default, honrando los compromisos asumidos.

En este marco, resulta imprescindible, para una sana convivencia democrática, que se busquen los mecanismos que faciliten una transición ordenada, al tiempo que deseche el falaz razonamiento oficial alrededor de la idea: "después de mí, el diluvio".

Para ello, las fuerzas políticas argentinas en conjunto, con la colaboración del FMI y demás instituciones multilaterales de crédito, deben avocarse, como ya hemos mencionado, a encontrar el equilibrio macroeconómico intertemporal, y así aportar las mejores soluciones a una Supercrisis que pone en peligro la continuidad de la patria como tal.

1 BAE Negocios, 18/6/18: “Demasiado tarde para lágrimas”.

2 BAE Negocios, 3/9/2018: “¿Dónde hay un dólar, viejo Gómez?”.

3 BAE Negocios, 23/7/18: “Subir la tasa de interés, un remedio peor que la enfermedad”.

4 DFT = Déficit de la Nación, que computa no sólo el déficit fiscal primario (ingresos operativos, gastos operativos), sino también el pago de los intereses de la deuda externa. Además, incluye el rojo de las provincias y los municipios, más el déficit cuasifiscal originado en el BCRA.

*MM y asociados


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