Inconsistencia de la política monetaria
Lic. Guillermo MorenoLic. Pablo Challú
Especial BAE Negocios
La actual política monetaria del Banco Central de la República Argentina (BCRA), ha sido descripta por sus actuales autoridades, de una manera bien simple, todo su accionar se reduce a controlar el proceso inflacionario.
Sin embargo, esta simplicidad y las explicaciones que conllevan, son notoriamente insuficientes a la hora de juzgar la capacidad que tiene para alcanzar su objetivo.
La inconsistencia de la política económica se manifi esta crudamente en la política monetaria
El BCRA con su accionar influye en bastas variables macroeconómicas de importancia, como el nivel y la composición de los agregados monetarios y del crédito al sector privado y al público, el ingreso nacional, el nivel general de precios, y el tipo de cambio, entre otras.
Entre los instrumentos que dispone para ejercitar esta influencia se destacan las operaciones de mercado abierto, la política de redescuentos y adelantos transitorios y la de efectivos mínimos, y la administración de las reservas internacionales.
Actualmente la autoridad monetaria utiliza las operaciones de mercado abierto como instrumento principal para lograr disminuir gradualmente los agregados monetarios y, con ello, intentar reducir progresivamente la tasa de inflación hasta llevarla a un dígito anual en tres o cuatro años.
Se sostiene que, una vez lograda la estabilidad monetaria y la de precios, podrán lograrse el resto de los objetivos de la política económica, en particular, el del desarrollo económico.
Debe quedar claro que a partir de las "ventas" de sus propias obligaciones (absorción o estabilización de recursos monetarios) o de las "compras" (expansión monetaria), el BCRA fija, al mismo tiempo, la tasa de interés de esas obligaciones y, con ello, el piso de las tasas de interés en esa moneda, para el resto de la economía.
Para que esta política descriptiva sea efectiva, debe compensar las fuerzas expansivas que le pueden provocar otros componentes de su balance, en particular, el financiamiento al sector público y el que deviene de las compras de reservas.
Cuanto más financiamiento al Tesoro Nacional o más compra de reservas se vea obligado a efectuar, deberá proceder a realizar más ventas de sus propias obligaciones (entre otras, las denominadas actualmente Lebac) y a convalidar una más alta tasa de interés para que ellas puedan efectuarse.
Cuál es el grado de coherencia interna de esta política?
Muy bajo. Porque esta política de elevadas tasas de interés, unida a la medida adoptada de liberar plenamente el movimiento de capitales especulativos, promocionan la entrada de capitales de corto plazo con lo que, o el BCRA compra esas divisas para terminar absorbiendo la emisión monetaria generada, incurriendo por lo tanto en, un círculo vicioso, o deja que la moneda nacional se aprecie, afectando de esa manera negativamente la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos, lo que acelera, a su vez, la necesidad de fondos adicionales del exterior con la repetición ad eternum del círculo vicioso ya descripto.
Esto explica los vaivenes en la intervención del regulador en el mercado cambiario. Por un lado había anunciado que no intervendría en el mismo adoptando un régimen de flotación libre, pero en la práctica bajo ciertos extremos, interviene comprando reservas para evitar una excesiva apreciación del peso o las vende, para no convalidar una devaluación que pudiera afectar el nivel general de precios.
Ahora bien, simultáneamente a que el BCRA intenta llevar a cabo esta política restrictiva, se expande el gasto público espiralizándose el déficit fiscal.
Como la autoridad bancaria limita la monetización del mismo, la Tesorería debe recurrir al endeudamiento externo, con lo que vuelve a poner en contradicción a la política monetaria, ya que, o esta permite la continua apreciación del peso, o compra esas divisas emitiendo moneda para luego absorberlas con el sistema ut-supra señalado.
En general, como hemos visto, hace una mezcla de ambas.
En este marco, a su vez, la política de ingresos discurre en sus propios cauces. Los reajustes de tarifas, y los consecuentes incrementos de costos generalizados, que impactan en las expectativas de inflación por encima de la pauta definida por el propio BCRA, lo obliga a extremar la dureza de su política.
Los resultados están a la vista, y se manifiestan en un importante deterioro de los "fundamentals" de la economía.
En este sentido el stock de Lebac superó, al 31 de agosto del corriente año, el $ 1 billón, ubicándose por encima de un 20% de la Base Monetaria (BM), que alcanzó los aproximadamente $ 838.000 millones.
Los intereses devengados sobre este stock de Lebac, implica mensualmente incrementar la BM, por este solo concepto en aproximadamente un 3%.
Naturalmente, esto implica emitir más letras para que el inversionista aumente su tenencia, ya que es imposible que se moneticen los intereses mencionados.
Si sumamos el stock de Lebac y BM, las reservas de libre disponibilidad se ubican en el entorno del 20% de ese total.
Este conjunto de sinrazones, podría estar determinando que los inversores más calificados del sistema, estén tomando crédito en pesos, no para invertir en la economía real, sino para posicionarse en dólares, apostando a una violenta modificación del tipo de cambio, en un futuro no tal lejano.
Finalmente, es dable resaltar que las obligaciones que se derivan de la deuda externa contraída, deben honrarse en dólares, pero hete aquí que estamos asistiendo a un déficit de balanza comercial que alimenta un déficit histórico proyectado para todo el 2017 de más de u$s 24.000 millones de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
En síntesis, como queda demostrado, la inconsistencia de la actual política económica también se manifiesta crudamente en la política monetaria, y sobre ella tienen que cabalgar los empresarios para mantener, hoy más que nunca, el virtuoso concepto de "empresa en marcha".
Ánimo amigos!!, que siempre que llovió, paró.
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